En el más reciente capítulo de She-Hulk: abogada Hulka, de Disney+, Jennifer Walters (Tatiana Maslany) acude a la boda de una vieja conocida. El personaje tiene toda la intención de deslumbrar con su espléndido alter ego de piel verde, pero termina por vivir otra experiencia desagradable. El menosprecio a su versión humana, unos cuantos chistes sobre su apariencia y, al final, una escena en que la heroína muestra sus poderes. Todo, en medio de una atmósfera trivial cargada de cierto comentario sociopolítico.
Hasta ahora, la serie se ha limitado al mismo formato semana tras semana. Eso mientras incluye con cierta frecuencia la insinuación de que, antes o después, habrá un conflicto mayor. Por supuesto, también dejó claro que llegará el esperado cameo de Daredevil interpretado por Charlie Cox. Pero, más allá de eso, la producción es una colección de lugares comunes sobre el sexismo y una supuesta visión feminista endeble. Tan poco creíble y efectiva como para convertir a la serie en una incógnita.
¿Hacia dónde se dirige su argumento? ¿Tiene verdadero sentido una producción de nueve episodios que, en realidad, no es otra cosa que una comedia? Podría decirse que Marvel intenta cambiar su registro a un tono más ligero y rendir homenaje al icónico cómic en que se basa la serie. No obstante, en general, She-Hulk: abogada Hulka tiene verdaderos problemas para ensamblar todas sus piezas en un planteamiento sólido.
She-Hulk: abogada Hulka, una enorme incógnita
En medio de la fase cuatro de la saga —irregular y objeto de duras críticas— la producción parece un punto particularmente bajo para Marvel. Incluso su apartado técnico es un elemento en medio del debate sobre la capacidad del estudio para abarcar un proyecto así de ambicioso. La compañía, que aumentó al triple su contenido en streaming y duplicó sus estrenos en cine, parece tener verdaderos problemas para sostener su estándar de calidad a semejante ritmo de novedades.
Antes de su estreno, los primeros avances de la serie mostraron los deficientes efectos digitales de la producción. Algo que, a pesar de las promesas del estudio, no ha mejorado del todo una vez estrenada la serie.
Buena parte de las críticas alrededor de She-Hulk: abogada Hulka tienen relación con la combinación de un guion sin profundidad y un pobre apartado visual. Entre ambas cosas, la serie se encuentra en una incómoda zona de grises en la que se cuestiona, incluso, su mera cualidad como parte de una saga mayor.
¿Hacia dónde apunta un guion que utiliza su aparente trasfondo feminista y desenfadado como escenario para presentar una faceta nueva de Marvel? A pesar de sus buenas intenciones, la ejecución de la serie es atropellada, la mayoría de las veces insustancial y, en el mejor de los casos, simple.
Una producción sin norte ni sentido real
La historia, que incluye todo tipo de guiños a la saga a la que pertenece y su impacto en sucesos inmediatos, no profundiza en lo que promete. Hasta ahora, su principal propósito es divertir y enfoca buena parte de su premisa en el humor. Lo cual podría ser una novedad si la narración no careciera de los elementos para sobrellevar sus momentos más desordenados.
El gran problema de She-Hulk: abogada Hulka reside en su carencia de objetivos claros. El estudio parece haber llevado su necesidad de innovar a un terreno intrascendente. Sus cuatro primeros episodios mostraron lo que parecía una revisión al Universo Cinematográfico de Marvel desde la vida corriente.
También, algunas pinceladas sobre un peligro al acecho para su personaje principal. Sin embargo, los siguientes capítulos fueron incapaces de desarrollar los diversos arcos argumentales a los que se fue metiendo. Para el sexto, y con apenas tres por delante para el final de temporada, la serie continúa moviéndose en espacios brumosos.
¿Quién es Jen Walters? La pregunta que deja sin responder She-Hulk: abogada Hulka
Sin apuntalar la personalidad de su personaje principal, o la de su poderoso alter ego, la serie insiste en chistes trillados sobre ser una mujer contemporánea. Jennifer Walters es el estereotipo de la soltera en los treinta de la televisión norteamericana. No hay la menor innovación en las situaciones vergonzosas, y a menudo humillantes, que debe soportar. Mucho menos con el giro argumental de que debe lidiar con un alter ego que le supera en fama y reconocimiento.
La producción, que rinde un disimulado homenaje a Ally McBeal y series semejante de la década de los noventa, no logra un equilibrio. Hay algo anticuado y poco relevante en su forma de plantear el dilema de ser una mujer con poder en un ambiente misógino. Eso, a pesar de tener algunos momentos de interés que indican que la serie podría tomar esa dirección. Sus alusiones a la masculinidad tóxica en redes sociales, el ataque a la inclusión y las burlas de fanáticos descontentos son ingeniosas.
Pero la serie las desvirtúa para, de nuevo, caer en situaciones tan intrascendentes como mal planteadas. Hasta ahora, esta mujer, que debe lidiar con una versión suya de dos metros de alto y piel verde, está obsesionada con su vida amorosa. Tanto como para que su quinto capítulo sea una revisión a todas las razones de por qué Jennifer debe sentirse humillada.
A la vez, hay bromas sobre su apariencia, forma de vestir y su talento como abogada. Algunas de las cuales no son otra cosa que la recombinación de todos los clichés de las heroínas de las comedias románticas. Solo que, esta vez, en la figura de una futura superheroína.
Al final, la serie rinde homenaje a su origen humorístico, pero nada más. A pesar de sus pequeñas insinuaciones de que podría ser una producción más profunda. Una combinación confusa que la producción no supera y termina por convertirla en un proyecto menor. Peor aún, a la icónica Jennifer Walters en un personaje bidimensional que no supera la frontera de ser una burla sin humor.
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¿Es She -Hulk: abogada Hulka el primer fiasco real de Marvel?
¿Qué ha mostrado hasta ahora la serie además de sus cameos? ¿De la ruptura de la cuarta pared? ¿De la posible presentación de un personaje icónico? She-Hulk: abogada Hulka tiene críticas tibias y escaso impacto en la opinión especializada. Y, lo que resulta más preocupante, no atraviesa la línea para formar parte de ese gran universo que busca expandirse a través de su tono novedoso.
¿Se trata de un intento fallido para analizar a un personaje fuera de lo común? Marvel, a menudo criticado por la forma en que muestra a sus personajes femeninos, tenía la oportunidad perfecta para sostener a una heroína insólita. Una abogada apasionada, independiente, poderosa y llena de buen humor. Pero, en contraste, la Jennifer televisiva está más preocupada por su vida amorosa —eclipsada por She -Hulk— que por cualquier otra cosa.
Puede parecer gracioso. Sin embargo, ¿es suficiente para una serie que se anunció como un experimento novedoso? Lo preocupante es que la misma pregunta podría plantearse sobre la fase cuatro de Marvel, de la que la serie es, quizás, el punto más bajo.