El cine —la sala de cine— se ha convertido en un espacio conflictivo para las propias películas. Solo las grandes historias de estudio, las franquicias, parecen llegar a un umbral de rentabilidad que les permita acercarse a lo que antes pasar por taquilla suponía para que una cinta fuera o no rentable.

El auge del consumo vía plataforma obligado por la pandemia ha cambiado las ventanas de cine de forma que seguramente nunca vuelvan a darse antes, afectando, como comentamos aquí, especialmente a las cintas de presupuesto medio.

El resultado, al menos por ahora, es un mercado en las salas todavía bajista, con cintas como Thor: Love and Thunder, que también denotan que el público se ha habituado a ciertos trucos actuales. 

Una taquilla que no se recupera

A pesar de recaudar casi 760 millones de dólares, la tercera cinta del dios nórdico cayó de su primera a su segunda semana en más de 60% en taquilla. Una bajada que puede ser interpretada como que acudieron al cine los primeros días los fans más acérrimos, pero que, después, el público sabe que no quedaría mucho para su estreno en Disney Plus, algo que ha sucedido.

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Todo ello se traduce también en que a pesar de éxitos que parecen recordar tiempos pre-pandemia como Top Gun: Maverick, la taquilla general, sigue a fechas de mitad de septiembre un 40% por debajo de lo que era en 2019.

A pesar de todo el pesimismo sobre el streaming que hay tras los últimos resultados de Netflix, algo que se ha trasladado a sus acciones, es innegable que su situación sigue siendo ganadora. La gente pasa más tiempo viendo historias en streaming que antes de la pandemia. Según Nielsen, el streaming representa ahora cerca del 32% del total de los visionados de televisión a nivel global. Esto supone un aumento de cerca del 26% hace un año.

No parece en definitiva que todavía hayamos regresado a la normalidad. O quizá, es que estamos ante una nueva normalidad donde no solo los espectadores son conscientes del nuevo juego de ventanas, sino también con una separación en las opiniones entre críticos y espectadores que nunca había estado tan separada.

Con una crítica cada vez más desapegada de los fans

Dos películas de este año nos sirven para ilustrar esto. Uncharted quizá no fuera una gran película, pero los espectadores corrieron a verla al cine y la crítica la destrozó. 

Con Jurassic World Dominion pasó parecido. Lucas Shaw, analista de Bloomberg, recopiló recientemente la diferencia de puntuación de los últimos años en las películas más taquilleras. El resultado: de media la diferencia es de 5 puntos, pero este año se había ido a 20.

¿Qué ha pasado? El público ha dado a las 10 películas más importantes una puntuación media más de 19 puntos superior a la de los críticos, con diferencia la mayor diferencia de este siglo. 

El público y la crítica suelen dar puntuaciones similares a los mayores éxitos de taquilla del año. Pero eso ha cambiado en los últimos años.

Solo hubo un año en el que las películas más taquilleras del año gustaron más a los críticos que al público: fue en 2005, donde los críticos dieron mayor puntuación a más de la mitad de las películas estrenadas en 2005, encabezadas por King KongLa guerra de los mundos y Charlie y la fábrica de chocolate. Llama la atención lo diferentes que son las 10 mejores películas del año de entonces en comparación con las de ahora. Solo hay una película de cómic (Batman Begins) y dos secuelas (Harry Potter y Star Wars). 

Diez años después se da otro año raro. En 2015 los críticos pensaron que todos los éxitos de taquilla eran buenos. Las nuevas entregas de Star Wars y Mission: Imposible recibieron buenas críticas, al igual que The Martian. La única película que obtuvo una puntuación de los críticos por debajo de 60 es Minions. También fue la única película que obtuvo una puntuación del público por debajo de 60.

La franquiciación de los éxitos de cine de los últimos años y que estas hayan sido las primeras en atreverse a pisar las salas, teniendo en su mano más facilidades para atraer al público, parece la causa más evidente de esta disonancia. También, esa aparente dicotomía que aún parece existir y seguramente seguirá existiendo entre el streaming y la gran pantalla. Seguimos viviendo tiempos muy convulsos para el cine. El tiempo dirá qué se queda de todo esto y que no.

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