Si uno le echa un ojo a los carteles promocionales que Netflix ha distribuido de la serie Alma, el thriller sobrenatural creado por el asturiano Sergio G. Sánchez, entenderá que los personajes más importantes son interpretados por la catalana Mireia Oriol y la madrileña Claudia Roset. La una da vida al personaje cuyo nombre es el título de esta intrigante ficción, y la otra, al de Deva. Y a ambas les hemos podido hacer unas cuantas preguntas sobre esta experiencia televisiva.
“Es un proyectazo”, asegura la actriz principal. “Desde el primer momento, cuando recibí el guion, [me percaté de que] no había leído nunca algo así. Todo, el universo [que construye], la forma en que estaba escrito, la definición de los personajes, a los que veías sin saber quién los iba a interpretar y ya podías intuir muy bien qué había tras ellos... Para mí ha sido un regalo poder formar parte de esto, tanto a nivel personal como profesional”.
Claudia Roset, por su parte, “no se lo pensó ni un segundo”. Porque “lo que sabían al principio ya apuntaba buenísimas maneras. Que una separata esté tan bien escrita y tan completa, [es] algo difícil de conseguir”. Y, “luego, ir descubriendo todo lo que había” y, “cuando lees [que está ambientada en] Asturias, [vas] de cabeza. Pero, además, te das cuenta de que es un universo enorme, hermoso y complicado. Un regalo para todos”.
Las actrices principales de ‘Alma’ y la confianza
“Era mucho y con mucha profundidad”, dice Mireia Oriol respecto a lo que le exigía su papel de Alma. “Quería controlarlo todo, saber perfectamente [cada detalle], con muchas realidades que yo tampoco había vivido, y tenía que investigar un montón y ser muy específica. Porque, al final, me requería controlar muy bien mi cuerpo, mi voz (...). Al principio, dudaba mucho de mí misma. Decía: «Yo no soy capaz de hacer esto». Y el aprendizaje hace que seas capaz y que lo hagas”.
“En el rodaje, yo tenía mucho miedo”, admite Claudia Roset. “Cada día, me ponía una piedra enorme. Estás intentándolo y tienes estos mecanismos, [cosa] que pasa mucho. Y, ya de por sí, el personaje era complicado y también tiene muchos pesos. Así que, en cierto momento, hubo una mezcla de cosas mías y cosas de ella [Deva]. Pero, gracias a mis compañeros, al equipo y a Sergio [G. Sánchez], poquito a poco, aprendí a soltar ese miedo, a disfrutar y a confiar”.
Podemos suponer que los directores ayudaron mucho. Según Mireia Oriol, “[Sergio G. Sánchez y Kike Maíllo] forman un combo genial, muy guay”. Y, para ella, el uno “es la sensibilidad y la intuición”, y el otro, “la visceralidad, la acción”. Así, “se siento muy orgullosa de esta serie y de todo lo que han creado, y que llegue a todo el mundo [a través de Netflix] le parece increíble”. Pero Alma “da para reflexionar mucho, cuestiona cosas y las pone encima de la mesa desde distintas perspectivas”.
Los referentes femeninos de Mireia Oriol y Claudia Roset en su profesión
“Se tocan temas que son muy universales, muy íntimos y que te pueden llegar muy adentro”, comenta Claudia Roset. “Y hay una combinación entre estas grandes verdades dentro de un universo ficticio que pueden llamar [la atención] de muchas personas”. Y “da un poco de vértigo [pensar que van a ver tu trabajo en todo el mundo]”. Sin embargo, ambas intérpretes saben que “su profesión es una incertidumbre constante”. “Mi padre siempre me lo dice”, comenta Mireia Oriol. “Él, que es funcionario”.
“Pero nos va mucho la marcha”, tercia riendo Claudia Roset. La cual por otra parte, nos ha hablado de sus actrices favoritas. “Una a la que descubrí en My Mad Fat Diary [2013-2015] y me gustó mucho es Jodie Comer”, nos cuenta. “Es una mujer que me encanta, me tiene completamente fascinada. En comedia o en drama. Mola un montón, porque parece que te va a dar un beso o te va a matar”. Sin embargo, entre las españolas, se queda con Adriana Ugarte.
“Y hay otros referentes que me gustan [también] mucho y que puedes ver y tocar, como es mi profesora, Cristina Alcázar [conocida por Cuéntame cómo pasó], y creo que me pesa más que [cualquier otra] en pantalla”, asegura. “Alguien más cercano es más valioso para mí porque es más real”. Y, si su camarada del parche en la serie de Netflix debe escoger, no parece dudar demasiado. “Voy a decir un fenómeno: Meryl Streep”, declara. “Y me encanta Verónica Echegui siempre que la veo”.
‘Alma’ y los prejuicios contra el cine español
“Las plataformas han permitido esa globalización [de los contenidos audiovisuales nacionales]”, comenta Mireia Oriol. “Para España y para muchos otros países, Estados Unidos ha sido la referencia. Pero el prisma está girando ahora más hacia Europa, por ejemplo. Y España empieza a tener sus propios referentes importantes también, y se hacen unas obras con mucha marca propia”. Y, para Claudia Roset, “[los prejuicios contra el cine español se basan en cosas] que no son reales”.
“Hay joyas pero, muchas veces, lo que ocurre es que, hasta que no son valoradas fuera, no nos permitimos continuar explorando porque falta la confianza”, continúa. “Hay grandes ideas, materiales muy buenos y estupendos actores. Simplemente, hace falta un pequeño salto de riesgo y de confianza y tirar para adelante. Motivarse. Como en Alma, en la que había tantas ganas y tanta ilusión que se nota desde el arranque y la inercia de los demás. Y te lo comías todo”.
Por otro lado, que esta intriga se desarrolle en Asturias supuso, como ya se ha dicho, un plus para el elenco. “Para mí, fue un factor muy importante”, insiste Clauda Roset. “Cuando me llegó el casting, lo primero que leí fue: «Asturias». Yo no la conocía, y te envuelve en una atmósfera mágica que te hace la mitad del trabajo, en unas localizaciones especialmente elegidas, sitios muy escondidos. Esto hizo que me empapase y viviese muchas cosas como si fuesen auténticas”.
El ritual de ir al cine y las plataformas de ‘streaming’
Mireia Oriol, que se ha enamorado de Luarca y a la que ya pudimos entrevistar por la película El pacto (2018), no sigue mucho el género de esta última ni de Alma. “No he consumido mucho thriller, la verdad”, reconoce. “Aunque estoy enganchada a Stranger Things [desde 2016], y me he vuelto inmune a los sustos. Así que igual podría ver ahora terror sola, y eso antes era impensable”. Un hecho que tal vez se vincule con que “los hábitos” de los espectadores “han cambiado muchísimo”.
“A mí me encanta ir al cine; es como todo un evento”, explica. “Sin embargo, pienso que las plataformas han dado también un montón de accesibilidad, e ir al cine es muy caro. Yo quiero ir cada día y no puedo. Ojalá pudiera ir más”. Y Claudia Roset “entiende el miedo y la polémica [con las plataformas de streaming frente a las salas comerciales] porque es un ritual el paseo al cine, el momento de comentar al salir… Echamos de menos estar ahí. [Pero] es una época distinta”, y
“Por muchas series [y películas] que haya en plataformas, nunca se va a perder ese amor que se tiene [por ir al cine]”, apunta. “Y, al final, es una manera de que todo el mundo pueda tener un acceso mucho más fácil a cosas que antes eran un privilegio. [Así que este asunto] tiene una doble cara. Pero creo que nunca se va a perder el ritual porque lo tenemos muy dentro todos. Ojalá que no porque, de lo contrario, yo me encadeno [en el cine]. Es algo que no puede desaparecer”.