No está claro qué es lo que hace que un director, ajeno a Hollywood, se encamine hacia películas con repartos internacionales y el cine estadounidense. Hacia la visibilidad más allá de su país de origen, en definitiva. Pero ese parece el caso del barcelonés Kike Maíllo (n. 1975). Quizá que se desenvuelva bien en ejercicios genéricos como el drama de ciencia ficción Eva (2011) o el neo-noir de Toro (2016) le convierten en confiable para un salto así. Sin olvidar que también ha hecho sus pinitos en series de televisión como Arroz pasado (Juanjo Sáez, 2009-2012) o El Continental (Frank Ariza, 2018).

Su más reciente estreno es Cosmética del enemigo (2020), un thriller psicológico que adapta la novela homónima de la belga Amélie Nothomb (2001) y está protagonizado por el polaco Tomasz Kot (Cold War) y la sudafricana Athena Strates (Genius). Y en el futuro veremos sus episodios de la serie española Alma (Sergio G. Sánchez, desde 2021) en Netflix y su primer largometraje en la otra orilla, Love Is a Gun (2022), con la americana Chloë Grace Moretz (La invención de Hugo) y el británico Jack O’Connell (This Is England), que se encuentra ahora mismo en preproducción.

cosmética del enemigo kike maíllo entrevista
Treehouse

El privilegio de Tomasz Kot en 'Cosmética del enemigo'

Pero centrémonos en lo último que tiene para nosotros, Cosmética del enemigo, sobre la que le hemos hecho una entrevista. “Alguien nos había recomendado, tanto a mi productor, Toni Carrizosa [La llamada], como a mí, leer la novela”, nos expone a través del teléfono. “Yo conocía otras de Amélie Nothomb, y la verdad es que quedamos impactados por la potencia de lo conceptual y lo reducido de los elementos. Y el brío y la altura de los diálogos. Y por esa cosa de hablar de temas bastante filosóficos pero con la coartada del misterio, del thriller, del suspense. Todo eso fue lo esencial”.

Como que los dos actores principales para dar vida al arquitecto Jeremiasz Angust y a la inquietante Texel Textor no podían ser cualesquiera. Porque, con un duelo actoral así, no podían permitírselo. “En el caso de Tomasz Kot, estuvo siempre en nuestros anhelos”, confiesa el cineasta catalán. “Habíamos visto justo Cold War y nos había encantado. Nosotros sabíamos que teníamos un proyecto, para lo que son las miras internacionales, bastante pequeño. Conque necesitábamos aliarnos con alguien que sintiera que para él era tan importante la película como para nosotros, que no fuera una película más que ruedo y ya está”.

“Y por el hecho de que él, tras Cold War, empezara a sonar en Estados Unidos y a tener agente americano”, continúa Kike Malíllo, “de que Coppola lo estaba tanteando para su próximo proyecto y de que le habían ofrecido ser uno de los malos de 007, estaría a punto de dar el salto. Y creo que le vino genial saltar al inglés por primera vez con un proyecto más familiar, en el que el éxito no estaba entre nuestros objetivos. No pretendíamos ni romper taquillas, sino hacer una película lo mejor posible”. Y remata con suma franqueza: “Pero, cuando llamas a alguien así, no sabes si el casting lo haces tú o lo hace él”.

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Festival de Sitges

De Athena Strates a Dominique Pinon

Por otro lado, en lo que se refiere a Athena Strates, “una semidesconocida, la directora de casting, Mireia Juárez, la había visto en una serie”, que sería Genius: Picasso o Deutschland 86 (Kenneth Biller, Anna Winger y Jörg Winger, 2018). “Y le pidió que les hiciera unas pruebas. Y lo que les envió fue la hostia. Un poco lo que se ve en la peli, esa capacidad para representar diez caras distintas de una misma mujer, que al final es lo que requería la película”. Ambos estuvieron ensayando durante las cuatro semanas previas al rodaje, “uno de los momentos más fascinantes” para Kike Maíllo.

“Cuando estamos escribiendo las pelis o las estamos pensando, hacemos de todos los personajes, pasamos por todos ellos”, nos explica. “Pero ver de pronto que alguien se responsabiliza de eso tan delimitado que es el carácter de una persona, y desde dónde hablaría esta, hace que la piezas se vuelvan mucho más especiales porque empiezan a crecer desde la raíz: yo defiendo lo mío, tú defiendes lo tuyo y, con esa confrontación, vamos a hacer que el drama de la escena llegue a otro sitio. Y, normalmente, es un sitio mejor”. Además, para Tomasz Kot, era imprescindible que se sintiese cómodo con su propio trabajo en Cosmética del enemigo.

“Tenemos a un actor para el que era su primera vez en inglés, y era muy importante que se sintiese lo suficientemente confiado con el tema. Para no estar pensando en la pronunciación sino en la interpretación”, dice Kike Maíllo. En cuanto a Dominique Pinon (Amélie) como agente de Jeremiasz Angust, explica: “Estábamos buscando a un actor que iba a tener poca presencia en la película pero que fuera bastante contundente. Y nos ofrecieron a Dominique Pinon. «¿Y es posible que venga a hacer esta peli?». Porque, a nosotros, que nos encanta el fantástico y el cine de los noventa, nos parecía la hostia poder contar con él”.

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Treehouse

Entre 'Terminator' y 'El piano'

Para la película de un cineasta que sabe cuáles son sus influencias. “Creo que la órbita de los autores que arrancaron en los setenta y ochenta, con sus más y sus menos, me gusta: Coppola, Scorsese, Spielberg, De Palma... Y, como me gusta De Palma, también le tengo mucho afecto a Hitchcock”, reconoce Kike Maíllo. “Hay un cine americano muy concreto del que seguramente soy deudor”. Y, en lo que respecta a la elección de nuevos proyectos fílmicos, “normalmente tiene que ver con algo que no haya hecho y, después, con la psicología de lo que se está contando”. Más en específico, si coincide con sus intereses sobre personajes.

“Desde el segundo cero, en el que pensamos qué vamos a hacer o qué hay encima de la mesa, lo que trato es de que, mientras va creciendo la película, más o menos vaya hablando de mis temas para no perderlos de vista”, nos aclara Kike Maíllo: “personajes que no se sienten del todo dentro de la sociedad en la que les ha tocado vivir, que tienen una inoperancia o un pecado muy acusados y un gran talento también”. Y “le gustan los musicales, el romance y el thriller. Así que es normal que, pensando así, le salga lo que le sale. Si te gusta Terminator [James Cameron, 1984] y El piano [Jane Campion, 1993], no hay problema conmigo”.

“Aspiro solo a hacer películas que puedan estar en Sitges”, bromea. “Toro es verdad que abrió Málaga; si no, habría estado en Sitges. A mí, el fantástico y sus aledaños me encantan. Así que prometo dar mucho la murga para estar en Sitges. Y, en 2020, además, fue muy sui géneris porque nos encontrábamos como nos encontrábamos [con el coronavirus]. Y, justo cuando se estrenaba allí Cosmética del enemigo, aquel sábado de octubre, nos dimos cuenta de que no la íbamos a ver más en cines. Entonces, al verla en una de las mejores localizaciones del mundo, el Auditorio Meliá de Sitges, dices: «Es una buena despedida»”.

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