Los actores no muy famosos que consiguen meter la cabeza en un proyecto de los que abarrotan los cines, como Tenoch Huerta, llaman mucho la atención. Principalmente, porque su existencia y su trayectoria interpretativa pueden cambiar. Y es que este artista nacido en 1981 en Ecatepec de Morelos, una de las localidades mexicanas más pobres de México, dará vida a Namor en Black Panther: Wakanda Forever (2022).
Lleva en mundo del cine unos dieciséis años, y ha intervenido en obras con relieve. Pero ha hecho falta un papel en el Universo Cinematográfico de Marvel, y además como villano, para que sea mundialmente conocido. Otras franquicias o series de televisión podrían haberle brindado la misma oportunidad, por supuesto. Pero le han caído en suerte estas aventuras superheroicas para lograrlo.
Si se echa la vista atrás, uno se percata de que el primer rol relevante de Tenoch Huerta fue el de Adán en Déficit, ópera prima de Gael García Bernal (2007) por la que le nominaron a la Cámara de Oro en el Festival de Cannes. Poco después, interpretó a Mario en La zona, del uruguayo Rodrigo Plá, que obtuvo un premio en los Ariel, los mayores galardones de su país, equivalentes a los Goya en España o los Oscar en Estados Unidos.
Codeándose con Cary Joji Fukunaga y Mel Gibson
No obstante, la primera vez que la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas le consideró para algún reconocimiento fue por su encarnación del Araña en Nesio, de Alan Coton (2008). Finalmente, no pudo llevarse el premio. Y el mismo año hizo de David para Solo quiero caminar, secuela con once nominaciones y un premio en los Goya, donde triunfó la primera película, Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, también de Agustín Díaz Yanes (1995).
Y en los Ariel, igualmente, optó a un par de galardones. Como los que le otorgaron, sin ir más lejos, en el Festival de Sundance a Sin nombre, el filme del estadounidense Cary Joji Fukunaga (2009) para el que Tenoch Huerta se transformó en Lil’ Mago. Después, entre otras obras nominadas por la Academia de México, se metió en la piel del Diablo en El Narco o El infierno, largometraje de Luis Estrada (2010) que arrasó en nueve categorías de los Ariel y aspiraba a un Goya.
Sin embargo, tuvo que llegar el personaje de Lupe, que le ofreció el cineasta Everardo Gout en Días de gracia (2011), para que su país le laurease con el premio al mejor actor principal de entre los ocho que consiguió la película. Más tarde, también pudo codearse con Mel Gibson gracias al Carlos de Vacaciones en el infierno, el filme de Adrián Grunberg (2012) para el que Hollywood le abrió sus puertas.
Tenoch Huerta: de ‘Narcos: México’ a ‘Black Panther: Wakanda Forever’
Con Sombra de Güeros, la película de Alonso Ruizpalacios que se llevó la mayor recompensa de la Academia mexicana, volvieron a nominarle. Estuvo con Benicio del Toro y Josh Hutcherson como el Jefe en Escobar: Paraíso perdido, dirigida por Andrea Di Stefano (2014). Y sopesaron a Tenoch Huerta de nuevo en los Ariel por su Alfredo Ríos Galeana, el legendario Charro Misterioso, en El Más Buscado o Mexican Gangster, que firmó no mucho después José Manuel Cravioto.
Luego quiso involucrarse, igual que Antonio Banderas o Juliette Binoche, en la recreación de los hechos verídicos de Los 33: Una historia de esperanza, de Patricia Riggen (2015), como Carlos Mamani. El mexicano en el ascensor con el que se tropieza el James Bond de Daniel Craig en Spectre, segunda película realizada por Sam Mendes para la franquicia, es precisamente Tenoch Huerta. Y también el Enrique de El autor, galardonada en los Goya, para Manuel Martín Cuenca (2017).
El Chino de Vuelven, propuesta terrorífica de Issa López, le ha proporcionado su última nominación a los Ariel. Y el neoyorkino Paul Weitz, la ocasión estupenda de tratar a Julianne Moore, Ken Watanabe y Christopher Lambert en Bel Canto: La última función (2018) en el papel del comandante Benjamin. Pero el más reconocible de Tenoch Huerta antes de Namor en Black Panther: Wakanda Forever es su Rafael Caro Quintero en Netflix con Narcos: México (2018-2021).
