En varias de las escenas de Asesino sin memoria, el actor Liam Neeson parece encontrarse en lugares conocidos. Y de hecho, repite casi de forma autoconsciente los papeles de asesino brutal que le hicieron famoso en la última década. De nuevo, el personaje que interpreta tiene un pasado turbulento. También un talento brutal y eficaz para matar. Pero en especial, una retorcida intuición para enfrentar cualquier obstáculo con un tipo de refinada crueldad. Neeson, que ha hecho de los personajes silenciosos, violentos e imparables todo un arte, encuentra en Asesino sin memoria un lugar familiar. También, un reto desconocido que debe sobrellevar con una desconocida mirada a espacios oscuros sobre un personaje complejo.
Esta vez, el argumento lleva a la usual figura de la fuerza imparable encarnada por Neeson a un nuevo espacio. Y es la de dudar, no de sus habilidades con armas varias, puntería o valor para enfrentar el riesgo, sino su memoria. El guion escrito por Dario Scardapane y Carl Joos basado en la historia de Jef Geeraerts crea una convincente percepción de lugar incierto. Alex (Neeson) deberá enfrentar a los usuales enemigos de premisas semejantes, pero también uno peor y más retorcido. Su mente, que se desploma y que lidia con la realidad con un obstáculo insalvable a vencer. Con una rara percepción sobre la identidad, Asesino sin memoria decide crear una percepción inusual sobre sus personajes. Una a mitad de camino entre la noción sobre sus límites físicos y el peligro al acecho que se convierte en un punto de considerable valor al relatar la historia.
Sin duda, para Neeson, que lleva más de una década interpretando personajes semejantes, la salvedad es todo un reto a sobrellevar. En particular, porque Asesino sin memoria hace especial hincapié en como la memoria que se degrada, es un escenario a la periferia. Este asesino violento, que debe acometer una última misión, también debe probar los límites que le sostienen. A la vez, tratar de atravesar el peligro y la concepción del riesgo en medio de la vulnerabilidad. La combinación permite a Neeson avanzar más allá de los clichés y giros de guion habituales y crear, un personaje complejo en medio de una situación impensable. Pero también, lidiar con nuevos matices que demuestran su capacidad histriónica para sostener personajes poderosos, extraños y cada vez más elaborados.
Asesino sin memoria
"El film Asesino sin memoria", protagonizado por Liam Neeson, es la enésima versión del asesino que debe luchar por conservar la vida y descubrir su pasado. Pero en esta ocasión, Neeson logra dar un toque innovador a la idea de una persecución a ciegas en medio de escenarios confusos y con frecuencia, engañosos. El argumento sorprende por su agilidad, pero en especial por brindar al actor la posibilidad de demostrar — otra vez — su implacable precisión. Todo en medio de una historia de mayor interés, una vuelta de tuerca original y una mirada sobre el bien y el mal moral que sorprende por su profundidad en películas semejantes.
Un asesino sin memoria, la prueba de fuego de una fórmula
Alex Lewis es un asesino que durante décadas se hizo de una reputación temible. No solo por sus habilidades, sino por el hecho de ser prácticamente imparable. Asesino sin memoria deja claro casi de inmediato, que el personaje no siente una especial predilección por la crueldad, pero mata con eficiencia. Y aunque parezca un recurso común en las películas del género, aquí es de fundamental importancia. Frío, preciso y con una distancia emocional apreciable, para Alex todos los asesinatos son la misma cosa. O al menos, tienen el mismo sentido de cumplir con una labor en la cual no le interesa profundizar.
De manera que cuando los primeros síntomas de Alzheimer le afectan, ordenar retazos de información en su mente será complicado. En especial, cuando hechos, fechas y circunstancias se mezclen entre sí en medio de una larga sucesión confusa. Alex, que hasta ahora había sido una figura solitaria, aislada y con una confianza total en su habilidad, tendrá que luchar contra sí mismo. También, contra el hecho de una recién descubierta humanidad. El argumento de Asesino sin memoria plantea el cambio desde una singular sutileza. En particular, cuando Alex debe tomar una decisión que implique revisionar todo lo que hasta entonces hizo. A la vez, una que le convertirá en blanco de persecución y el próximo objetivo de asesinos tan impecables como él mismo lo es.
Con la misión de eliminar a dos blancos antes de su retiro, Alex descubre que no es tan sencillo solo matar. Mucho menos ahora, cuando su mente se convierte en un terreno oscuro y fragmentado. Y todavía más complicado, cuando preguntas acerca de la moralidad de quienes le envían, le atormentan. El conjunto de percepciones sobre el bien, el mal y lo moral, convierten al film en una extrañísima concepción sobre el miedo y la incertidumbre. Todo en medio de balaceras, planes estrafalarios y enfrentamientos sangriento.
Pero al final, Neeson demuestra que es capaz de asumir la carga emocional de un personaje en apariencia bidimensional. Asesino sin memoria es mucho más ambiciosa que varias de las películas con temáticas parecidas que Neeson protagonizó en el último lustro. También, una percepción inusual, desconcertante y por momentos abrumadora, acerca de la sustancia de lo verídico. Todo en forma de una serie de líneas que se entremezclan entre sí para sostener una historia poderosa.
Lo mejor de dos mundos
Con un personaje complejo que interpretar y el terreno conocido de las películas de acción, Neeson encuentra quizás su film más equilibrado en años. También, el más elegante en ejecución y el más certero en condición creativa y la capacidad del actor para brindar personalidad a premisas en apariencia blandas. Asesino sin memoria recorre la percepción del asesinato como un hecho mayor y de un asesino, como un observador de horrores silenciosos.
Entre ambas cosas, Neeson logra crear una versión sobre sus personajes más conocidos más elaborada y profunda. Quizás, el mayor añadido a una película que analiza la violencia desde estratos nuevos y que al final, crea la percepción sobre el poder con firmeza. Un punto alto para el cine de acción y en especial, para la filmografía reciente del actor.