Una cosa que deseaban mucho los seguidores del Universo Cinematográfico de Marvel es que introdujesen por fin a los X-Men en sus aventuras. Primero, se asoman Wanda y Peter Maximoff en Vengadores: La era de Utrón (2014), y son hijos de Magneto en teoría. Después, aparece la isla asiática de Madripoor, que frecuentan los mutantes, en Falcon y el Solado de Invierno (2021). Y, por último, el Profesor X sale en Doctor Strange en el multiverso de la locura (2022).
Naturalmente, nada de lo anterior quiere decir que haya personajes de esta especie concreta en la Tierra-616, escenario principal de la franquicia hasta el momento, ni que, por consiguiente, Quicksilver y la Bruja Escarlata pertenezcan a la misma o que Lobezno acostumbre a dejarse ver por el Princess Bar del archipiélago mencionado. Pero que Charles Xavier participe en la película de Sam Raimi nos proporciona la seguridad de que, con el multiverso desatado, tenemos a los X-Men.
Y no solo a los habitantes de la Mansión X y compañía, por supuesto. También a los Cuatro Fantásticos por Reed Richards y a los Inhumanos por Blackagar Boltagan, que componen los Illuminati la Tierra-838 junto con Peggy Carter, Maria Rambeau, Karl Mordo y el antedicho Profesor X… hasta que llega la Wanda Maximoff corrompida por el Darkhold y se los carga uno tras otro —excepto al barón— en la secuencia más brutal de Doctor Strange en el multiverso de la locura.
Han matado al Profesor X... otra vez
Pero el único de los cinco al que hemos visto morir en otros largos es Charles Xavier, por lo que la audacia del guionista Michael Waldron, consentida por el propio Sam Raimi y el productor ejecutivo Kevin Feige, de darle matarile otra vez es un poquito cansina. Sin embargo, de no haber compartido el destino letal de sus compañeros, la perspectiva de una implacable Bruja Escarlata podría debilitarse. Y, si el hechicero de Chiwetel Ejiofor sobrevive, es porque no la confronta.
En X-Men: La decisión final (2006), la poderosa Jean Grey pierde el control de sus capacidades psíquicas y se transforma en la temible Dark Phoenix, que reduce a átomos al Profesor X ante los ojos de Magneto y Lobezno en una secuencia tremebunda. Pero no sin que él hubiese logrado transferir su conciencia a un paciente en coma de la doctora Moira MacTaggert, según nos explican durante la escena poscréditos, en la que el pobre tipo habla de pronto con su reconocible voz.
Lo que carece de una justificación adecuada es su vuelta con el cuerpo restituido en una escena semejante de Lobezno inmortal (2013), que nos prepara para los acontecimientos apocalípticos de 2023 en X-Men: Días del futuro pasado (2014), en la que los centinelas ultratecnológicos del programa que creó el doctor Bolívar Trask están a punto de mandarle al otro barrio con un chorro ígneo. Como a Magneto, a un Lobezno con la mente en 1973 y a Kitty Pryde.
Una tragedia que va perdiendo fuerza
Como Raven Darkhölme no dispara entonces al científico de Peter Dinklage, provocando una reacción hostil de los seres humanos y un apoyo total al programa, este último no prospera y la experiencia próxima a la muerte nunca se produce. Pero es una alegría efímera. Según lo que nos cuentan en Logan (2017), la enfermedad de Alzheimer embiste el cerebro de Charles Xavier y, de forma involuntaria, liquida a casi todos los X-Men. Y solamente Lobezno subsiste.
Una niña llamada Laura con sus poderes se fuga de las instalaciones de la corporación biotecnológica Alkali-Transigen y termina bajo la protección de “su padre”. Y, en su huida desesperada, el clon X-24 del propio protagonista hiere mortalmente con sus garras retráctiles de adamántium al Profesor X en la granja de Will Munson. Y fallece poco después, quizá pensando que le ha apuñalado su viejo amigo. Pero, como en Doctor Strange en el Universo de la Locura, no resucita.
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Recordemos, en cualquier caso, lo que significa para este asunto que Marvel se haya propuesto integrar las películas anteriores a su Universo Cinematográfico aprovechando, sí, la coyuntura multiversal y la intervención de sus personajes en la saga superheroica con los mismos actores que los interpretaban: al Profesor X de Patrick Stewart le han asesinado ya en tres ocasiones distintas. Y repetir algo tan terrible le va restando fuerza cada vez. Así que, por favor, dejen de matarle.
