Patricia tenía 6 o 7 años cuando empezó a tener sobrepeso y, con ello, empezó a experimentar la carga de los prejuicios de la sociedad. Natalia (nombre ficticio) estuvo ligeramente en infrapeso desde bien pequeña. Sin embargo, fue al llegar a la pubertad cuando comenzó a sentir sobre ella las críticas que le hacían sentirse “subdesarrollada”. Los suyos son solo dos ejemplos de personas que han vivido día a día con la lacra de no tener un cuerpo normativo. No importa si se trata de obesidad, sobrepeso o una gran delgadez. Si no te encuentras dentro de los cánones de belleza de la sociedad en la que vives, estás perdido. Porque en algunos casos (no en todos) puede ser un problema de salud físico, pero no podemos olvidarnos de los efectos que tienen a nivel mental tanto las críticas como los consejos sobre salud no solicitados.

Y esto no es algo que afecte solo a las mujeres. Raúl siempre fue "el gordito de la clase", el niño del que se reían los compañeros y, desgraciadamente, también algunos profesores. José empezó con más edad, aunque lleva 20 años lidiando con el sobrepeso. En ese tiempo ha notado discriminación sobre todo en lo relacionado a la ropa y la atención médica.

Estos son solo dos de los muchos sectores en los que las personas con cuerpos no canónicos se ven discriminados. Llevamos muchos años inmersos en la cultura del body positive, pero parece que el mensaje no termina de calar. Como mucho, en vez de desaparecer las críticas han evolucionado y ahora se esconden bajo el buenismo de la preocupación. “El problema no es que estés demasiado delgada para mi vista, es que seguro que no comes”. “No critico que tu campaña de publicidad incluya a mujeres con sobrepeso porque estén gordas, es que es apología de la enfermedad”. Pero seamos honestos. En la mayoría de ocasiones no es eso lo que ocurre. 

Tenemos tan interiorizado ese estándar de lo que está bien y lo que está mal que a veces ver cuerpos que se salgan de lo aceptado nos molesta. Puede que no sea intencionadamente, que ni siquiera nos demos cuenta y en realidad creamos que nos estamos preocupando por esas personas. Pero nos rechina un bikini precioso sobre un cuerpo con sobrepeso o un maravilloso vestido en una persona a la que “le falta un cocido”. Y mientras tanto, hasta que no consigamos que el body positive sea una realidad en todos los sentidos, esas personas seguirán sufriendo mentalmente, con todas las consecuencias que eso tiene para su salud. Tanto la mental como la física.

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No tienes ni idea de las circunstancias del sobrepeso o el infrapeso

Recientemente hubo una gran polémica en redes sociales cuando la presentadora Adriana Abenia mostró su recelo hacia la última campaña de ropa de baño de Roxy. El motivo: en ella aparecía una mujer con sobrepeso y, según ella, podría hacer apología de la obesidad.  

El consumo de fármacos, el reposo por enfermedad o los trastornos hormonales son solo algunos de los muchos factores que pueden desencadenar sobrepeso u obesidad

Se generó un gran debate entre las personas que están de acuerdo con ella y quienes creen que Roxy ha hecho muy bien en mostrar en su anuncio los cuerpos más diversos. Pero el mayor problema de todo esto es que la modelo que sale en ese anuncio, como el resto de personas con sobrepeso que vemos en los medios de comunicación o en nuestro día a día, no llevan una tarjeta identificativa en la que expliquen por qué les sobran esos kilos. Y lo mismo para las que están muy delgadas.

De hecho, en Hipertextual hemos hablado con varias personas cuyo sobrepeso u obesidad tiene una explicación ya relacionada previamente con su salud. Es el caso de Eva, que empezó a engordar a los 20 años tras un periodo de reposo absoluto por un problema de espalda. “Engordé 20 kilos y de ahí he ido subiendo y bajando, pero siempre con tendencia ascendente”. 

También puede ocurrir por el consumo de fármacos, como en el caso de Juan (nombre ficticio), cuyo sobrepeso comenzó cuando empezó a tomar antipsicóticos. O por problemas hormonales, como en el caso de Beatriz, quien empezó a engordar justo en la pubertad. Tras mucho luchar y acudir al ginecólogo, descubrió que tenía síndrome de ovarios poliquísticos, hiperandrogenismo e insulinoresistencia.

Si todos ellos fuesen modelos podrían recibir las críticas de la sociedad por estar potenciando la obesidad. Una obesidad que casi siempre tiene un trasfondo, ya sea genético, hormonal, farmacológico o emocional. Un trasfondo por el que nadie se para a preguntar. Generalmente una persona que trabaja como modelo de tallas grandes no ha llegado al sobrepeso por hartarse de comer bollos. Pero las críticas simplifican tanto la situación que llevan a pensar que sí.

¿Realmente te preocupas por la salud?

Hemos visto que muchas personas han llegado al sobrepeso, la obesidad o el infrapeso por razones médicas ajenas a su control. No obstante, no dudamos en pensar que si realmente tienen estos cuerpos deben tener otros muchos síntomas. Y es posible, desde luego. La obesidad está asociada a patologías tan graves como la diabetes tipo 2 o los trastornos cardiovasculares. Las personas con infrapeso pueden tener problemas de espalda o, en algunos casos, trastornos menstruales.

Ahora bien, no siempre es el caso. “No tengo ningún problema de salud relacionado con el sobrepeso pero sí que me han achacado muchas cosas al exceso de peso”, nos cuenta Eva. “Por ejemplo, me pasaba con los dolores de espalda cuando me veían especialistas que no me conocían de antes de haber ganado peso”.

Muchas de estas personas se lamentan de que cuando acuden al médico achacan todos sus padecimientos al sobrepeso

También Beatriz ha vivido situaciones similares. “Cuando voy al médico les digo que hago dieta y ejercicio, pero siempre me contestan: vamos a hacer una analítica porque hay que ver qué está alterado”, recuerda. “Cuando ven los análisis con todo perfecto cambian”. En su caso, además, hay un factor que deja aún más claro cómo a veces nos movemos por prejuicios. “Cuando voy al médico con mi marido, que mide 1,90 y pesa 80 kg, no dudan de mi palabra y no me piden los mismos análisis”.

A veces sí que hay problemas de salud que pueden estar ligados al sobrepeso, pero no se tratan con todo el tacto que deberían. Es el ejemplo que nos cuenta José: “Cuando descubrieron que era hipertenso, la médico de empresa comentó que eso es normal en personas con obesidad como yo”, ejemplifica. “Y no es tan así, la hipertensión estaba causada, entre otras razones, por apneas nocturnas severas”. Esas apneas podrían tener cierta relación con el sobrepeso, por supuesto, pero se dio por hecho la hipertensión antes de buscar la causa.

Y todo esto no le ocurre solo a las personas con obesidad o sobrepeso, pues Natalia también nos cuenta historias parecidas. “Mi madre también sufría en exceso por mi aspecto, pero mis analíticas siempre eran correctas aunque estuviese con un ligero infrapeso”.

Lo que está más que claro es que todas estas personas son conscientes de sus problemas de salud en caso de que los haya. Y también de su peso bajo o elevado. Insistirles continuamente en los problemas de salud que pueden sufrir solo les recuerda los que ya saben y les genera si cabe aún más ansiedad. Es lo que le ocurre a Juan, quien nos cuenta que su único problema de salud derivado del peso es algo de dolor de rodillas; pero que, aun así, suele estar muy preocupado por su salud.

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“Perdona, aquí no hay ropa para ti”

Esta es una frase que todas estas personas han escuchado de un modo u otro. Al menos en España, el tallaje en las tiendas de ropa es toda una lotería. Resulta especialmente complicado que una persona sepa su talla, pues incluso el mismo modelo en la misma tienda puede sufrir variaciones. Lo que sí está claro es que a partir de la L, como mucho la XL, y la 42-44 ya resulta especialmente complicado encontrar ropa si no es en tiendas especializadas.

Pero por si esa ausencia de oferta de ropa en la que elegir no fuese suficiente, el trato a veces deja mucho que desear. Patricia lo ha vivido en más de una ocasión. “Me ha pasado lo de entrar en una tienda y que una dependienta se me acercase para dejarme claro que no había ropa de mi talla ahí”. La situación puede ser incluso más drástica, como le ocurrió a Beatriz. “En tiendas es lo típico que estás mirando y/o preguntas y te contestan: Uyyyy para ti aquí no hay talla. Y dices: No es para mí, es un regalo”.

Y esto pasa tanto en el tallaje para mujeres como en el de hombres. “En España la ropa que sacan es para gente delgada y si tienes sobrepeso todo te queda mal”, explica José. “Por este motivo, suelo comprar ropa cuando viajo fuera de España”. 

En el caso de las personas con un peso más bajo de lo canónicamente aceptado no suele haber problemas con la ropa, pero sí con algunos accesorios. “Una anécdota traumática fue el día que intenté comprar un anillo con mis dedos pequeños y finos”, nos cuenta Natalia. “La dependienta montó un espectáculo, alucinada porque no me valía ninguno de los que tenían en la tienda, y llamó a otra compañera para comentar la jugada como si se estuviesen tomando un vinito”.

Pero las tiendas de ropa no son los únicos lugares donde se palpa la discriminación. Beatriz está harta de que en las comidas le carguen más los platos porque piensan que come más. Patricia y Juan han observado que han ligado mucho menos en los periodos en los que más pesaban y Raúl recuerda lo mal que lo pasó de niño, cuando el profesor de educación física se dedicaba a decirle de todo en cuanto se quedaba rezagado. Como adulto reconoce que no ha sentido discriminación, pero que está seguro de que se debe a que es un hombre.

“Ahora que no tienes sobrepeso, te veo mejor”

Las personas con obesidad o sobrepeso que en algún momento han bajado a unas cifras más cercanas a lo socialmente aceptado han notado claramente cómo cambia el trato que reciben del resto de las personas. Lo mismo con quienes ganan unos kilos después de haber estado muy delgados.

“En cuanto pierdes unos kilos la gente te empieza a felicitar, a decirte lo guapa que estás, lo bien que te sienta haber perdido peso… “, nos cuenta Eva. “Por supuesto, no se paran a preguntar si esa pérdida de peso corresponde a un cambio de hábitos o a algo negativo como una ruptura sentimental o una enfermedad”. 

En el extremo opuesto, Natalia recuerda que cuando dejó atrás el infrapeso se acabaron los comentarios sobre su físico. “Fue un descanso enorme, pero también al tener esa aprobación a veces me he descuidado y me ha subido el colesterol por la mala alimentación”. Sin embargo, cuando sus analíticas sí que estaban resentidas, pero su peso era normativo, dejó de recibir esas críticas disfrazadas de preocupación. “Creo que mientras estés más o menos en tu peso, la gente aplaude y vitorea que comas a manos llenas, como si fuese un atractivo. Eso sí, si sobrepasas un límite ya es cuando vuelven los comentarios pero en la otra dirección: ¿Todo eso te vas a comer? Así estás”.

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Consecuencias sobre la salud mental

Según un estudio realizado por la consultora fieldwork.Quality para la compañía Allurion, el sobrepeso afecta al estado psicológico de más del 70% de los españoles que lo padecen.  Esto en parte puede deberse a la percepción que tienen de sí mismo, pero también tiene una gran influencia la percepción que tiene de ellos la sociedad.

En Hipertextual hemos hablado sobre ello con Mamen Bueno, psicóloga sanitaria y psicoterapeuta experta en trastornos de la conducta alimentaria: “¿Cómo no va a afectar a una persona si se piensa de ella que es dejada, sin voluntad, ni capacidad de hacer cambios?”, argumenta la experta. “Se mira a las personas con sobrepeso con condescendencia en el mejor de los casos. Y en el peor, como he comentado antes, como personas sin amor propio ni posibilidades de éxito casi”.

El sobrepeso afecta al mentalmente al 70% de las personas que lo padecen

Esto, lógicamente, es algo que han vivido las personas que han dado sus testimonios para este artículo. “Aunque desde hace unos años tengo más cariño a mi cuerpo que cuando era adolescente, a partir de cierto peso empiezo a verme mal y me empieza a pesar mucho la estética a la hora de pensar en bajar de peso”, señala Eva. 

Beatriz también ha sufrido estas críticas y le afecta principalmente que quienes las vierten no se paren a pensar en el origen del sobrepeso de las personas de las que hablan. “La sociedad da por hecho que una persona gorda lo es porque come y que si no adelgaza es porque no quiere”. 

Esto es algo en lo que también incide Bueno. “Los problemas con la imagen corporal y la alimentación además de ser multicausales son multideterminados”, relata la psicóloga. “Es decir están influenciados por múltiples variables que se relacionan entre sí. Reducir todo este complejo simplemente a que si quieres adelgazar deberías dejar de comer y, si quieres engordar, comer más, aparte de limitado y reduccionista es muy dañino y perjudicial para las personas”.

Pero la situación va todavía más allá. Y es que no es solo que no se piense en los motivos detrás del sobrepeso de una persona. Es que se confunde sobrepeso con obesidad. Esta equiparación pone en el punto de mira aún a más personas, generando en todas una presión por adelgazar que puede ser muy dañina. 

Pero las personas muy delgadas tampoco están exentas de todos estos problemas. Para Natalia fue toda una pesadilla. “En mi caso los peores comentarios son los que me han insinuado que era anoréxica”, recuerda. “Odiaba que vigilasen mis cantidades de comida cuando salía a comer fuera o me hiciesen comentarios respecto a ello. Todo eso me desarrolló una ansiedad social que a veces desencadenaba vómitos que no ayudaban a mi peso ni a esa reputación”.

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¿Comes por salud o para huir de las críticas a la obesidad y el sobrepeso?

Está claro que las personas con obesidad pueden necesitar perder peso con salud. Incluso que las personas muy delgadas, si están en una situación peligrosa, deberían intentar recuperar peso. ¿Pero cómo?

Lo normal es crear unos hábitos saludables, con una alimentación equilibrada y ejercicio físico frecuente. Sin embargo, la desesperación por querer entrar en esos estándares aceptados por la sociedad puede llevar a algunas personas a tomar medidas peligrosas. Esto es algo que, como psicóloga, preocupa mucho a Mamen Bueno:

“La presión por adelgazar hace que estas personas entren en un circuito de dietas muy peligroso, que da lugar a lo que yo llamo la huella dietante. Recurren a dietas con nombre propio, con una estructura rígida basada en la restricción y para nada individualizadas, pues no tienen en cuenta los gustos, necesidades y hábitos de la persona. Además, eliminan el disfrute y no tienen en cuenta el origen de esa necesidad de querer adelgazar ni las señales de saciedad ni de hambre de cada persona. Todo esto y mucho más desencadena una gran sensación de falta de valía, de no ser capaz, al no conseguir los objetivos a medio o largo plazo que estas dietas milagro proponen. Y es que estas dietas no son sostenibles a largo plazo y están abocadas al fracaso, independientemente de que las personas lo cumplan o no lo cumplan”.

Mamen Bueno, psicóloga

Está de acuerdo con todo esto el dietista-nutricionista Daniel Ursúa, quien además opina que estas dietas tan peligrosas se plantean de un modo que resultan muy atractivas para esas personas que quieren perder peso llevadas por las críticas de la sociedad. “Las críticas que reciben estas personas hacen referencia a la imagen y las dietas milagro basan sus objetivos y promesas precisamente en la imagen”, explica el experto en nutrición. “Por lo tanto, se plantean como una solución frente al problema que estas personas creen tener”. 

"Las críticas que reciben estas personas hacen referencia a la imagen y las dietas milagro basan sus objetivos y promesas precisamente en la imagen"

Daniel Ursúa, dietista nutricionista

Habla de “creer tener” porque, si bien es cierto que puede haber un problema de salud derivado de la obesidad, no es ese el problema con el que ellos quieren acabar. Estas personas piensan que su sobrepeso les convierte prácticamente en ciudadanos de segunda. Básicamente porque es así como en muchas ocasiones les han hecho sentir. “Aquí no hay ropa para ti”. “¿Todo eso te vas a comer?”. “Si estuvieses más delgada serías preciosa”. “Qué suerte tienes de estar con un hombre tan guapo estando tú tan gorda”. “No, no debería haber personas gordas en los anuncios de ropa, porque hacen apología de la enfermedad”.

Patricia se ha sentido así en muchas ocasiones, por lo que lo ha intentado todo para estar más delgada. “He hecho muchas dietas, hago ejercicio y he tomado suplementos”, recuerda. “Algunas han funcionado, otras no”. Además, a estas alturas es consciente de que hay un problema multifactorial que no se soluciona simplemente con una dieta, por muy prometedora que parezca.

“El problema no es adelgazar, sino mantenerse delgado, con el coste mental que conlleva. En el momento en el que estaba más delgada estuve, me pesaba de 10 a 15 veces al día, en los cumpleaños me llevaba yogures desnatados para no comer tarta, iba mucho al gimnasio y por supuesto llevaba un control de calorías. Ahora mismo no me siento capaz de hacer eso y me planteo si es sano. Estoy más gorda y me siento tremendamente culpable pero creo que no es bueno para mí”.

Patricia, persona son sobrepeso

También Eva ha intentado subirse al carro de las dietas. “He hecho todas las habidas y por haber, la verdad es que con la dieta Atkins perdí mucho peso, pero sobre todo es que me encontraba mejor de salud en muchos aspectos, no solo con los relacionados con la pérdida de peso. Es una dieta que busca un cambio de hábitos y volver poco a poco a comer de todo valorando cómo sientan los distintos alimentos a tu cuerpo y tu salud. No descarto volver a hacerla”. También ha hecho y hace mucho ejercicio, pero solo por salud, no por el peso. 

efecto yoyó, dietas milagro
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Muchos se han dado cuenta con el tiempo de que el tema de las dietas milagro no funciona demasiado. Es el caso de Juan. “Primero hice una dieta disociada, pero cuando la dejé, cogí más peso que el que tenía antes de hacerla”, nos cuenta. “Luego hice una hiperproteica, pero me costaba comer tanta carne”. Señala que esta funcionó al principio, pero luego ya no tanto. “Con el tiempo me fui informando, leyendo a distintos divulgadores nutricionistas, y me di cuenta de que estas dietas que había seguido eran malas para la salud”. Afortunadamente ha cambiado sus hábitos y ahora, gracias a todos esos divulgadores a los que lee, está aprendiendo a comer mejor, sin recurrir a dietas milagro.

Las personas muy delgadas también lo sufren

Natalia también intentó hacer cambios radicales en su alimentación para huir de las críticas. Pero tampoco le funcionaron. “Tomé batidos para engordar y entre los 18 y los 20 años mi complejo era tan enorme que recurrí a los suplementos alimenticios. No sirvieron de nada, la verdad”.

Las personas como ella también sufren esa presión y pueden recurrir a estrategias equivocadas para aliviarla. “Las críticas van en los dos sentidos”, señala Ursúa. “Aunque es cierto que las personas con cuerpos grandes reciben una presión mayor, no debemos invisibilizar el sufrimiento de nadie”.

Por eso, tanto si tenemos sobrepeso como si estamos por debajo de nuestro índice de masa corporal, lo que debemos hacer es acudir a un especialista. 

“Cualquier persona, busque el objetivo que busque, debe valorar junto a un profesional cómo son sus hábitos e intentar mejorarlos. Su cuerpo responderá a este cambio de una forma u otra en función de factores como la edad, el sexo, el metabolismo, la genética, etc. Pero lo más importante es que, independientemente del aspecto de nuestro cuerpo, intentemos tener los mejores hábitos para, de esta forma, conseguir una mejor calidad de vida”.

Daniel Ursúa, dietista-nutricionista

¿Es peligroso el movimiento body positive?

Ya hemos visto que tanto el sobrepeso como la obesidad son algo multifactorial, que no se debe solo a “comer mucho”. En muchos casos, de hecho, no tiene nada que ver. También hemos visto que muchas de estas personas no tienen problemas de salud ligados a su índice de masa corporal. Y, sobre todo, hemos visto lo peligrosas que son para ellos las críticas de la sociedad. Por lo tanto, el aumento del tallaje en las tiendas de ropa, la inclusión de modelos de tallas grandes en los anuncios de las mismas y, sobre todo, la reivindicación de que nadie debería esconder su cuerpo solo por salirse de unos estándares, no puede ser algo malo. De esta premisa nace el movimiento body positive, creado para empoderar a las personas con sobrepeso.

El movimiento 'body positive' se creó para empoderar a las personas con sobrepeso y obesidad

Pero sigue habiendo personas que piensan que todo esto no hace más que fomentar unos hábitos dañinos. Que si mostramos como algo normal un cuerpo obeso quienes estén cogiendo unos kilos de más seguirán haciéndolo sin miedo a enfermar, porque no deja de ser un cuerpo bonito. Incluso hay estudios que, muy cogidos con pinzas, señalan que la inclusión de las modelos de tallas grandes ha propiciado un aumento de los casos de obesidad. Dan una correlación, pero distan de encontrar una causalidad. ¿Tiene sentido entonces pensar que esos anuncios pueden ser dañinos?

Para Mamen Bueno, sin duda, no lo tiene. “Todo lo que tiene que ver con el movimiento body positive ofrece una representatividad de cuerpos diferentes y expone que el cuerpo, sea como sea, merece ser tratado con respeto, mimo, cariño y compasión”, argumenta la psicóloga. “Eso incluye ser tratado con los mejores alimentos posibles, la mejor actividad física posible y el mejor autodiálogo posible”.

Por lo tanto, estos movimientos no van en contra de la salud, sino que reman a su favor. “El objetivo perseguido no es adelgazar ni por estética ni por querer encajar en un modelo determinado. El objetivo es estar bien con una misma y con uno mismo”. 

Machacando a una persona con obesidad, sobrepeso o gran delgadez no conseguiremos que tenga unos comportamientos más sanos. En realidad, provocaremos el efecto totalmente contrario. Por eso, si eres de los que se echan las manos a la cabeza cuando ven a una persona con sobrepeso en un anuncio de bañadores, deberías pararte a pensar si realmente lo que te preocupa es su salud o la salud de quienes pueden tomarle como ejemplo. Si eso es lo único que te preocupa, quizás tu forma de reaccionar no sea la más adecuada. Si crees que realmente hay algo más y que todos estos argumentos no te bastan, hazte así: tienes un poquito de gordofobia.