La influencia de la obra literaria de Stephen King en la narrativa audiovisual resulta indiscutible. No ya por las adaptaciones de la misma, de las que Ojos de fuego (2022) es su último exponente, fallido por incoherencias, inverosimilitudes y falta de peso dramático. En los últimos tiempos, hemos visto que Stranger Things (desde 2016) o Misa de medianoche (2021), por ejemplo, beben de sus libros. Y ahora ocurre algo semejante en Black Phone (2022), lo nuevo de Scott Derrickson.

Al director de Doctor Stranger (2016), quien decidió abandonar la secuela que terminaría realizando Sam Raimi (2022) por las consabidas “diferencias creativas” de costumbre, siempre le han interesado las historias de terror. Suyas son también aceptables películas del género como El exorcismo de Emily Rose (2005) o Sinister (2012). Así que no puede extrañarnos que haya decidido trasladar al cine el cuento homónimo de Joe Hill (2005), el segundo hijo del novelista de Maine.

El fruto es una digna propuesta de suspense con estallidos de horror que va construyendo su intriga sin apresurarse, abonándola con su aroma indiscutible a Stephen King, el juego que proporcionan las misteriosas motivaciones del personaje inquietante al que encarna un intachable Ethan Hawke y, por supuesto, las suculentas posibilidades de las llamadas telefónicas. Además, el potente tramo final de Black Phone consigue entusiasmarnos y conmovernos incluso.

Atención, ¡spoilers a continuación!

black phone stephen king
Universal

Una colección de personajes de Stephen King

El filme de Scott Derrickson nos presenta a dos hermanos como protagonistas, Finney y Gwen Shaw, a los que interpretan Mason Thames y Madeleine McGraw con una precisión meritoria. A él le persigue y le suele golpear un trío de abusones del colegio, y esta clase de chavales violentos aparece con frecuencia en los libros de Stephen King: acordaos de la Chris Hargensen de Carrie (1974), el Ace Merrill de El cuerpo (1982) y La tienda (1991) o el Henry Bowers de It (1986) y compañía.

En cuanto a ella, como su difunta madre, posee la capacidad de saber cosas que no debería a través de visiones en sus sueños, lo que nos trae a la memoria al Danny Torrance de El resplandor (1977) y Doctor Sueño (2013) o al Johnny Smith de La zona muerta (1979), aunque los mecanismos de su clarividencia no hereditaria sean diferentes. Dichos poderes sobrenaturales no le gustan al Terrence Shaw de Jeremy Davis, su padre alcohólico y maltratador, otra figura muy de Stephen King.

Pensad en la Margaret White del libro sobre la adolescente telequinética que sufre su fanatismo religioso, en el Jack Torrance al que residir durante el invierno en el Hotel Overlook le sienta tan mal o en el Alvin Marsh de la pesadilla acerca los jóvenes asesinados por Pennywise, el payaso bailarín, en Derry. Y es precisamente a este temible villano que nos recuerda el de Black Phone porque se dedica a matar a niños, cuya desaparición anuncian por el pueblo multitud de carteles.

Las dinámicas reconocibles de ‘Black Phone’

black phone stephen king
Universal

La máscara sonriente y los globos negros de este secuestrador homicida apuntalan su vínculo con el monstruo de nariz roja. Muy en especial, durante una de las visiones de Gwen Shaw, por la efímera imagen del antagonista, riendo en el jardín frontal de su casa abyecta con un manojo de globos como el payaso ante aquella abandonada de la calle Neibolt que le sirve de guarida. Y la pequeña con el chubasquero amarillo en mitad de la lluvia, igual que el pobre Georgie Denbrough.

Por otro lado, en Black Phone, los fantasmas de las víctimas anteriores del Captor ayudan a Finney Shaw, aconsejándole por el teléfono desconectado. Como el apoyo a los Perdedores de Stan Uris y Eddie Kaspbrak al final de It o de otros espíritus en Un saco de huesos (1998) a Mike Noonan. Y lo del malo con un hacha atufa al Jack Torrance de ídem Nicholson en el filme de Stanley Kubrick (1980), que liquida pronto con ella al adulto que acude a salvar al niño.

Alguien podría argüir que la película no huele a Stephen King sino que, en realidad, lo que ocurre es que el prolífico escritor estadounidense ha abordado tantos elementos propios de la narrativa de terror que a tal cosa se deben las coincidencias. Pero, por un lado, querer negarse a admitir el enorme influjo que ejerce a estas alturas de su reinado cultural constituye una osadía disparatada; y por otro, caray, la base procede de su propio hijo, al que bien le habrá influenciado.

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: