Las stablecoins se han convertido en un tema de debate bastante candente en las últimas semanas, especialmente tras la debacle de UST, cuyo valor se desplomó junto al de Luna, el token nativo de la blockchain Terra. La caída de ambos activos, que eran parte del Top 10 mundial de criptomonedas por capitalización de mercado, ha provocado grandes interrogantes en torno a los demás tokens que presumen un valor anclado al del dólar estadounidense como principal característica.

Mucho se ha hablado por estos días con respecto a si otras criptomonedas estables podrían sufrir el mismo destino de UST, y ha quedado claro que existe mucha confusión (y desinformación) al respecto. Por ello, en este artículo no solo mencionaremos cuáles son las principales stablecoins de la actualidad, sino cómo se diferencian entre sí y qué mecanismos utilizan para lograr la paridad con la divisa norteamericana.

Un punto importante a tener en cuenta es que las stablecoins no solo difieren en la faz técnica, sino también en la organizacional. Varias de las alternativas disponibles más utilizadas son centralizadas, respaldadas por empresas privadas, aunque también existen opciones completamente descentralizadas. Esto trae aparejadas diferentes implicaciones que detallaremos a continuación.

Pero antes de avanzar, es importante mencionar lo siguiente: que una criptomoneda sea estable no significa que se encuentre completamente libre de riesgo. Al fin y al cabo, hablamos de tokens que intentan mantener la paridad con el dólar a través de distintos métodos. Algunas stablecoins pueden ser consideradas "mejores" o "más confiables" que otras —según la óptica de cada persona, por supuesto—, pero eso no significa que su éxito esté asegurado, sin importar lo sostenible, escalable o saludable que se presenten sus mecanismos de anclaje con la divisa estadounidense.

USDT y USDC, las stablecoins centralizadas más utilizadas

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Por lejos, las dos stablecoins más utilizadas en la actualidad son USDT y USDC. Las dos pertenecen a empresas privadas y utilizan un sistema de respaldo para mantener la paridad con el dólar estadounidense. En ambos casos se compone de dinero fiduciario y distintos documentos (papeles comerciales, letras del Tesoro estadounidense, etc.).

USDT, también conocida como Tether, es la stablecoin más importante del mundo y su desarrollo está a cargo de Tether Limited, compañía perteneciente a Bitfinex. Hoy en día cuenta con una capitalización de mercado que supera los 74.000 millones de dólares, rubro en el que se encuentra solo detrás de Bitcoin y Ethereum.

Cuando se produjo el derrumbe de UST, USDT estuvo bajo una fuerte presión y también perdió brevemente la paridad con el dólar. No obstante, posteriormente se recuperó a su valor habitual.

USDC —o USD Coin—, en tanto, ha sido desarrollada por las empresas Circle y Coinbase. Como ya indicamos, su paridad con el dólar estadounidense se logra a través de un respaldo de dinero en efectivo y bonos a corto plazo del Tesoro estadounidense. Actualmente es la segunda criptomoneda estable más importante del mundo, con una capitalización de mercado que supera los 52.000 millones de dólares.

Un punto importante a tener en cuenta es que USDC es habitualmente auditada para corroborar que cuente con las reservas suficientes para afrontar la emisión de nuevos tokens. En el caso de USDT, por su parte, esto no siempre fue así. De hecho, a lo largo de los años dicha stablecoin ha sido motivo de polémicas en torno a su respaldo; en febrero de 2021, por ejemplo, Tether Limited fue obligada a pagar una multa superior a los 18 millones de dólares tras una sentencia de la Oficina del Fiscal de Nueva York, que acusó a la compañía de no contar con respaldo real para su criptoactivo.

Los casos de USDP y BUSD

Crédito: Paxos

Como mencionamos anteriormente, USDT y USDC son las stablecoins más grandes y usadas del mundo, pero no son las únicas en su tipo. Otra criptomoneda estable centralizada que utiliza un sistema similar es Pax Dollar, conocida popularmente como USDP.

Se trata de un token creado por Paxos, una institución financiera estadounidense. Su valor también se mantiene atado al dólar a través de una reserva de dinero en efectivo y equivalentes. Sus desarrolladores la promocionan como "la stablecoin regulada líder en el mundo" y tienen sus motivos, ya que se supervisa su funcionamiento a través del Departamento de Servicios Financieros del Estado de Nueva York.

Un dato peculiar de Paxos es que no solamente se ha metido en el mundo de las stablecoins con USDP. La compañía es responsable del desarrollo de BUSD, la criptomoneda estable de Binance, una de las plataformas de intercambio de criptoactivos más importantes del mundo.

Al igual que Pax Dollar, BUSD se encuentra regulada por las autoridades neoyorquinas y se somete a auditorías mensuales cuyos resultados se dan a conocer públicamente. A pesar de ser una propuesta relativamente nueva, nacida en 2019, la alternativa de Binance ocupa el tercer lugar entre las stablecoins con mayor capitalización de mercado —solo detrás de USDT y USDC—, superando los 18.000 millones de dólares.

Una baja resistencia a la censura

Las stablecoins centralizadas tienen múltiples virtudes, pero también comparten una característica que las hace poco atractivas para muchos usuarios: una baja resistencia a la censura. Esto se debe a que los contratos inteligentes que estipulan su funcionamiento incluyen una opción que permite bloquear direcciones de wallets (blacklisting), congelar los fondos que poseen o directamente destruir esos tokens.

Esto puede ocurrir por un sinfín de motivos, pero por lo general se da cuando ciertos movimientos de fondos están sospechados por las autoridades; ya sea por un supuesto vínculo con el lavado de dinero u otras actividades ilegales. A comienzos de este año, por ejemplo, Tether Limited congeló 160 millones de dólares en USDT que se encontraban almacenados en tres direcciones diferentes. La compañía no se expresó públicamente al respecto, pero se estima que ha bloqueado más de 500 addresses desde fines de 2017.

Dai, el ejemplo de las stablecoins descentralizadas

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Crédito: MakerDAO

El caso de Dai es uno muy resonante, ya que se trata de una criptomoneda estable completamente descentralizada. Esto significa que su desarrollo no está a cargo de una empresa o institución financiera, sino por una organización autónoma descentralizada —o DAO— llamada MakerDAO; pero además, su paridad con el dólar estadounidense no se logra con una reserva en dinero fiduciario y documentos, sino a través de otras criptomonedas depositadas a modo de colateral.

En su momento las críticas a Dai se basaban en el uso de USDC como parte de su colateral, aunque ya no es predominante. También es importante mencionar que, a diferencia de otras stablecoins, utiliza un sistema de préstamos que se rige por el código y está sobrecolateralizado. Así, si se desea emitir 1 Dai es necesario depositar el equivalente a un monto superior en ETH —alrededor del 150% de lo que se pide— en el contrato inteligente.

Ese colateral queda bloqueado en el smart contract y solo se recupera cuando el usuario devuelve los Dai generados, más un interés. De esta forma se garantiza que todo el Dai emitido se encuentre respaldado en exceso. Según recoge DaiStats, el total de colateral bloqueado supera los 11.000 mil millones de dólares, contra poco más de 6.500 millones de Dai emitidos.

Vale remarcar que todos los Dai devueltos son automáticamente destruidos para evitar la inflación que provocaría que los tokens continúen circulando sin respaldo.

La propuesta de MakerDAO se ha convertido en una de las más destacadas del mundo cripto en general, no solo entre las stablecoins. Su funcionamiento es muy interesante pero a la vez complejo, por ello les comparto el siguiente hilo donde se lo explica con terminología simple y ejemplos prácticos.

Que Dai sea una stablecoin descentralizada también ayuda a sostener su transparencia de uso y gestión, ya que todo queda registrado en la blockchain. Un caso muy peculiar, pero que sirve perfectamente para demostrarlo, ocurrió en diciembre de 2021, cuando un usuario "quemó" 10 millones de Dai —es decir, 10 millones de dólares— por error. Esta persona se equivocó y envió las stablecoins a una dirección de la cual no se podían recuperar, al menos no por su cuenta.

Sin embargo, MakerDAO sí tenía los medios técnicos para evitar la desaparición de esas criptomonedas. Cuando el usuario afectado solicitó la posible restitución de sus Dai, la organización comenzó un procedimiento según lo establecido en su contrato inteligente. El primer paso fue la verificación de que las stablecoins perdidas realmente pertenecían al sujeto que las reclamaba; una vez sorteado ese paso, se procedió a una propuesta de votación en la que participaron los poseedores de MKR, el token de gobernanza de la DAO, quienes dieron el sí a la recuperación.

De esta manera, los 10 millones de Dai fueron rescatados y devueltos a su dueño, gracias a un proceso democrático y descentralizado. Pueden leer la historia completa (y más detallada) en el siguiente hilo:

https://twitter.com/MakerGrowth/status/1484596410628689927?ref_src=twsrc%5Etfw%7Ctwcamp%5Etweetembed%7Ctwterm%5E1484596410628689927%7Ctwgr%5E%7Ctwcon%5Es1_&ref_url=https%3A%2F%2Fd-356548432650767190.ampproject.net%2F2205051832000%2Fframe.html

DoC, una criptomoneda estable completamente respaldada en Bitcoin

Todos conocemos a Bitcoin como la principal criptomoneda disponible y sabemos de su volatilidad. Su precio cambia todo el tiempo y es considerado el termómetro del ecosistema, básicamente. Por ello es bastante común que si su precio sube los demás criptoactivos también lo hagan, mientras que si su valor cae la tendencia igualmente se traslade al resto del mercado.

Entonces, considerando la fluctuación permanente en su precio, ¿cómo se puede utilizar de respaldo para una stablecoin? La respuesta la tiene el protocolo Money on Chain, cocreado por el argentino Manuel Ferrari. El mismo le da vida a una criptomoneda estable llamada Dollar on Chain, o DoC.

Crédito: Money on Chain

Al igual que Dai, DoC utiliza un mecanismo de colateralización vía contrato inteligente para mantener su valor atado al del dólar estadounidense. La principal diferencia es que no se respalda en un mix de criptoactivos, sino solamente en Bitcoin. Sin dudas es una propuesta muy interesante y que rompe el molde de las stablecoins mencionadas anteriormente, que han sido desarrolladas como tokens ERC-20 que funcionan en la red de Ethereum.

Otro punto interesante de DoC es el exceso en colateral. El protocolo ha sido diseñado para mantener una relación mínima de 4 a 1; es decir que para emitir 1 Dollar on Chain se deben depositar al menos 4 dólares en Bitcoin.

No obstante, el nivel de respaldo actual se encuentra bastante por encima del mínimo de cobertura. Según las estadísticas de Money on Chain, hoy hay alrededor de 11 dólares en Bitcoin para cada DoC creado.

¿Y si el precio del Bitcoin se derrumba? Como mencionamos anteriormente, el protocolo se diseñó con esa relación base de 4 a 1 para atender un escenario de pérdida del 75% en el valor del BTC. De todos modos, vale destacar que si no se llega a cubrir ese ratio mínimo el sistema no se derrumba, sino que se impide la creación de nuevos DoC.

Las stablecoins algorítmicas, o la búsqueda del Santo Grial

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Photo by Markus Spiske on Unsplash

En el mundo de las criptomonedas se dice que el desarrollo de una stablecoin algorítmica se parece mucho a la búsqueda del Santo Grial. ¿Esto qué significa? Que se pueda crear un criptactivo estable, descentralizado y que no requiera respaldo o colateral para mantener su paridad con el dólar.

Este concepto se ha estudiado durante años, pero los intentos por crear stablecoins con esas características no han sido positivos. Al menos hasta ahora. La reciente debacle de UST ha sido la más resonante en mucho tiempo; ningún otro activo atado al valor del dólar se volvió tan grande, tan rápido, y fracasó de un modo tan estrepitoso.

Este caso tiene varios puntos resonantes y ya los hemos detallado en este artículo. Pero la explicación más sencilla es que el proyecto Terra utilizaba un sistema de doble token en su propia blockchain. Por un lado estaba UST, su stablecoin, y por el otro Luna, un activo volátil sin otro respaldo más que el interés propio del mercado.

Para mantener el valor de UST pegado al del dólar, la oferta de Luna aumentaba o disminuía según necesidad. Por ello, se quemaban tokens para sacarlos de circulación. Si el precio de UST caía por debajo de $1, se quemaba la moneda y se la eliminaba permanentemente, a cambio del equivalente a un dólar en Luna. Si el precio de UST se iba por encima de $1, se quemaba Luna para generar un nuevo UST.

El modelo no era sostenible y los sucesos de la última semana lo demostraron. De hecho, el procedimiento adoptado por sus creadores ha sido resumido claramente con un meme que representaba a UST y Luna como una extensión eléctrica enchufada en sí misma. Lo lamentable de su debacle es que en el medio quedaron millones de ahorristas que apostaron por el proyecto y perdieron todo su dinero.

Y lo más llamativo de todo es que, en medio del escándalo de UST, hizo su debut una nueva stablecoin algorítmica llamada USDD. La misma se lanzó en la blockchain de Tron utilizando un modelo muy similar al de la criptomoneda estable de Terra, incluyendo tasas de interés de entre 30 y 40% en dólares para atraer usuarios al proyecto, por lo que ya ha generado mucho escepticismo en el ecosistema cripto.

No hay soluciones mágicas

Las stablecoins son activos que se diseñaron para tratar de mantener su valor pegado al del dólar estadounidense. Cada una tiene su propio enfoque, con casos más parecidos entre sí que otros. Pero como todo lo que sucede en el ecosistema de las criptomonedas, forman parte de un gran experimento en el que no existen soluciones mágicas.

Como dijimos anteriormente, la educación es fundamental para elegir activos de inversión o ahorro, y las stablecoins no son excepción a esa regla; en especial para quienes las buscan como un escape de la inflación y la devaluación de sus monedas de curso legal. El lema Do Your Own Research (DYOR) —Haz tu propia investigación— sigue tan vigente como el primer día.