La reciente debacle de UST y Luna es una clara muestra de que el problema más grave de las criptomonedas no es la volatilidad o la desconfianza, sino la falta de educación. La frase es fuerte y me disculpo de antemano si alguien se ofende, pero la digo despojado de todo prejuicio o condescendencia.
Como a muchos otros, lo que ha ocurrido esta semana con la stablecoin y el token nativo de la blockchain Terra me ha generado una gran preocupación. Así como una enorme desazón por todos aquellos que han perdido mucho (muchísimo) dinero —en algunos casos los ahorros de toda su vida—, porque es improbable que lo recuperen. O al menos no en el corto plazo.
Pero también debo decir que navegar por las redes sociales o grupos de WhatsApp y Telegram, leyendo los comentarios de muchos afectados por el desplome de UST y Luna, ha fortalecido mi visión de que aún existe un desconocimiento altísimo sobre la inversión en criptomonedas. Pero no solo sobre los riesgos y beneficios, sino sobre qué son los criptoactivos en sí mismos, cómo funcionan, de qué manera se gestionan o quiénes son sus impulsores.
Y lo peor de todo es que esa falta de educación no se da por una carencia de información o de personas dispuestas a enseñar. Por el contrario, hay de sobra. Con solo navegar en Twitter pueden encontrar fácilmente a especialistas en blockchain y cripto compartiendo información y recursos, sea con links, material audiovisual, o incluso a través de Spaces que muchas veces se extienden durante horas. Lógicamente, son temas que requieren de mucho tiempo y dedicación porque no son sencillos de comprender. Pero el contenido está, es accesible.
Aquí, en Argentina, uno de los casos más interesantes con los que me he topado es el de Cripto para Boludos —nombre más argentino, imposible—. Es una cuenta de Twitter que nació por la iniciativa de gente que no conocía nada sobre criptomonedas pero que quería aprender. Así comenzaron a organizar Spaces con distintos representantes del ecosistema para que expliquen en detalle de qué se trata cada componente del mismo. Desde qué son las criptomonedas y cómo se utilizan, los distintos tipos de wallets, las plataformas de intercambio, las finanzas descentralizadas y un sinfín de otros temas. Y la repercusión que están logrando los ha llevado a compartir esas conversaciones en formato de podcast a través de Spotify o Amazon Music.
Entender las criptomonedas requiere tiempo y dedicación
Entonces, si la información se encuentra disponible y los expertos están dispuestos a enseñar, ¿cómo puede faltar educación? Hay distintos factores que influyen, aunque algunos destacan más que otros.
Por un lado, existen especuladores que tratan continuamente de seducir con promesas de generar retornos exorbitantes a bajo riesgo, y lamentablemente captan gran atención entre el público. Además, mucha gente ingresa a ciertas criptomonedas porque ve que otros lo hacen también y tiene miedo de perder el tren de ganar cantidades obscenas de dinero en poco tiempo. Esto último es lo que se conoce como FOMO —Fear of Missing Out—, el miedo a quedarse afuera.
Ojo, que los nuevos usuarios deban educarse en criptomonedas no significa que obligatoriamente tengan que sentarse a leer los whitepapers de cada una. Si ello fuera condición excluyente, el mercado sería para unos pocos. Y estudiar los activos es algo que no se realiza solo antes de empezar a invertir, sino que se debe sostener en el tiempo. Como mencioné antes, el aprendizaje requiere dedicación y no se da de la noche a la mañana. No por nada uno de los lemas más importantes del mundo cripto es DYOR —Do Your Own Research—, haz tu propia investigación.
También ocurre que no hay dos personas que operen de la misma manera. Los que llevan años en el ecosistema prefieren el comercio a través de P2P y las herramientas self-custodial, pero quienes tienen las llaves que abren las puertas de la masividad son las plataformas de intercambio. Allí es donde recae la mayoría de quienes recién dan sus primeros pasos con activos como Bitcoin, Ethereum y un sinfín de otras propuestas; y esos exchanges centralizados también tienen la obligación de enseñar sobre las criptomonedas que ofrecen y por qué. Al fin y al cabo, listarlas es una señal de confianza en un escenario en el que existen miles de monedas y tokens a disposición.
Pero lo que ocurre muchas veces es que esa señal de confianza se convierte en la excusa ideal para los usuarios que no quieren destinar tiempo a estudiar en qué están invirtiendo. Pensar que algo es seguro solo porque está en una plataforma centralizada es muy peligroso, pero es un comportamiento cada vez más común.
No todo es hacer dinero rápido
La educación en torno a las criptomonedas también requiere despegarse de muchas conductas tóxicas a las que el ecosistema no es inmune, lamentablemente. El maximalismo por una determinada cripto o blockchain ha probado ser tremendamente dañino, especialmente entre los novatos. Y tampoco ayuda la postura al estilo "te lo dije" o "yo sabía" cuando algo sale mal.
Por ello también la importancia de que cada persona lea, investigue, consulte y cuestione todo lo que quiera saber o le genere dudas. Y lo más importante, que respete su propio ritmo de aprendizaje y no queme etapas por temor o incitación. Si la primera experiencia de una persona es tratando de hacer arbitraje o un trading apalancado, seguro se quedará con las manos vacías en minutos.
Cada quien hace lo que quiere con su dinero y así debe ser. Por ello también es importante comprender que la educación no impedirá que una persona haga un mal negocio u obtenga resultados menores a los esperados. Eso es parte del riesgo en cualquier escenario, con o sin criptomonedas. Lo que sí les dará a inversores y ahorristas son las herramientas para identificar mejor los riesgos y beneficios de tal o cual criptoactivo; y a la vez, minimizar la posibilidad de caer en estafas o de dejarse llevar por el temor a perder la oportunidad de hacer dinero rápido.