El ayuno es una práctica alimenticia tan antigua como la vida misma. Desde tiempos inmemoriales ha formado parte de muchas culturas, y en la actualidad sigue practicándose. Un buen ejemplo es el caso del Ramadán, donde entran en juego motivos religiosos. Sin embargo, el empleo del ayuno ha pasado al siguiente nivel. Usado de forma terapéutica, el ayuno intermitente se postula como una dieta saludable con cierta notoriedad en los últimos años. Una de sus principales ventajas es la ayuda en la pérdida de peso. Parece de cajón, ¿no? Si no comes, adelgazas. Pero no es tan fácil como parece, ya que la restricción horaria de las comidas plantea algunas dudas importantes a la comunidad científica. De hecho, no está del todo claro que el ayuno intermitente sirva para todo el mundo.

Como pasa con todas las dietas prometedoras, hay mucha gente que se flipa en exceso con el ayuno intermitente. Los gurús del ayuno intermitente abundan por las redes cual plaga egipcia en su máximo esplendor. ¿Cómo podemos protegernos frente a ellos? ¿Es posible distinguir las bondades del ayuno intermitente sin venirnos muy arriba? Para tratar de conseguirlo vamos a analizar un reciente estudio científico que ha arrojado conclusiones muy interesantes sobre esta temática comestible.

Qué es el ayuno intermitente

ayuno intermitente

El ayuno intermitente consiste en una restricción de las horas que podemos utilizar para comer a lo largo del día. Existen diferentes tipos de ayuno intermitente, en función del número de horas que permanecemos sin comer. Sin embargo, la variante más habitual es el ayuno 16/8 por su sencillez y mayor facilidad en principiantes. Básicamente, consiste en ayunar durante 16 horas —muchas de ellas coinciden con nuestras horas de sueño— y comer solamente en una franja de 8 horas al día. Este período conlleva habitualmente saltarse el desayuno o la cena, al menos en los horarios típicamente establecidos.

Por lo demás, el ayuno intermitente no implica grandes cabriolas alimenticias: simplemente se restringe el tiempo en el que puedes comer. Por ejemplo, si hemos tomado nuestra última ingesta a las 22:00 de la noche y no comemos nada hasta las 14:00 del día siguiente, pues ya lo tendríamos. ¿Cuántas veces has hecho ayuno intermitente sin darte cuenta? Seguro que en tu época de locuras universitarias, más de una vez. Bueno, no. Las calorías de los cubatas también cuentan, y no son pocas precisamente.

Por lo demás, la práctica del ayuno intermitente ha quedado ensalzada poderosamente gracias a sus potenciales beneficios hacia la salud, como por ejemplo un mejor control de la insulina y los picos de glucosa en el organismo. También se teoriza sobre la prevención de enfermedades cardiovasculares al regular con éxito la presión sanguínea y otros parámetros metabólicos, como un menor colesterol total y mayor presencia del colesterol “bueno” o lipoproteínas LDL. 

¿El ayuno intermitente sirve para adelgazar?

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Foto por Bill Oxford en Unsplash

La University School of Public Health and Tropical Medicine de Nueva Orleans ha publicado una interesante investigación en la revista científica New England Journal of Medicine. En ella, los investigadores han querido contrastar las bondades del ayuno intermitente durante 1 año entero. Para ello, sometieron a ensayo clínico aleatorizado a 139 pacientes con obesidad divididos en dos grupos. Uno de los grupos con restricción calórica y de tiempo para comer: solo podían ingerir alimentos entre las 8 de la mañana y las 4 de la tarde, mientras que el otro grupo solamente contaba con restricción calórica y ninguna limitación temporal. La dieta impuesta para todos los participantes fue de 1500-1800 kcal al día para hombres y 1200-1500 kcal por día para mujeres. 

Estas son las bases de los ensayos clínicos aleatorizados: estudios científicos de cierta calidad que permiten analizar una variable aislándola en un grupo mientras que el otro permanece al margen —es lo que se conoce por grupo control. Una vez establecido dicho método, se eligen sujetos de condiciones muy parecidas (peso, altura o edad) que se asignan de forma totalmente aleatoria a uno de los dos grupos. Así se hace la magia científica, pudiendo obtener investigaciones que van más allá de los estudios observacionales y que nos aportan mayor evidencia o fiabilidad en cuanto a sus resultados.

En términos generales, el ayuno intermitente no es mejor que una dieta baja en calorías para adelgazar. Ojo, porque tampoco es peor

¿Y qué conclusiones arroja el estudio? Pues que, en términos generales, el ayuno intermitente no es mejor que una dieta baja en calorías para adelgazar. Ojo, porque tampoco es peor. Los resultados así lo muestran, ya que los participantes del estudio que siguieron ayuno intermitente perdieron de media 8 kilogramos, mientras que quienes solamente siguieron una dieta baja en calorías tuvieron una pérdida de 6,3 kilogramos. A pesar de la diferencia, estadísticamente no se consideran diferencias significativas para un plazo de 12 meses. Otros parámetros como el IMC, la grasa corporal, la circunferencia de la cintura, o la presión arterial también se redujeron, en consonancia con la pérdida de peso pero sin representar grandes cambios.

Los propios autores del estudio se muestran contundentes al interpretar los resultados: “En este ensayo de 12 meses, encontramos que el régimen de alimentación con restricción de tiempo de 8 horas no produjo una mayor pérdida de peso que el régimen de restricción calórica diaria, y ambos regímenes dieron como resultado déficits calóricos similares”

Las limitaciones del estudio sobre esta práctica

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Foto por Brooke Lark en Unsplash

A pesar de los datos obtenidos, lo cierto es que el estudio cuenta con algunas limitaciones que debemos tener en cuenta. Es importante mencionarlo siempre, ya que no existen investigaciones científicas perfectas: es imposible tener bajo control todo los parámetros y variables que pueden afectar a nuestra hipótesis.

De esta forma, solamente se incluyeron en el estudio a personas pertenecientes a la población general, sin enfermedades adicionales. No hay forma de comprobar mediante este estudio concreto si el ayuno intermitente podría beneficiar a personas con diabetes o enfermedades cardiovasculares, por ejemplo, tal y como se ha teorizado en antaño.

Por otro lado, los investigadores tampoco tuvieron en cuenta el ejercicio físico realizado por los participantes: esta es una de las grandes variables que se dejaron fuera, probablemente la más importante. No podemos asociar una pérdida de peso únicamente a la dieta, sino que debe entrar en juego el ejercicio físico, una métrica que puede variar notablemente según cada persona.

Así que, como siempre, un solo estudio científico no aporta toda la verdad sobre un tema. Aún así, es interesante poner en contexto todas sus fortalezas y también sus puntos negativos para poder construir recomendaciones sanitarias basadas en evidencia. De esta forma, podemos concluir que el ayuno intermitente es una herramienta interesante para la pérdida de peso que lleva siendo usada muchos años por los profesionales de la nutrición. Sin embargo, no parece ser apta para todo el mundo. ¿Te prometen adelgazar con ella sí o sí? Entonces se trata de una engañifa en toda regla. Si alguien lo hace, huye lo más lejos que puedas.

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