La primera fase del Universo Cinematográfico de Marvel no contó con demasiados actores destacados. Salvo el caso de Samuel L. Jackson, Scarlett Johansson y Gwyneth Paltrow, el grueso de los actores no tenía ni la reputación ni el alcance masivo, que estas producciones inspiradas en los cómics les dieron. Incluso, los mencionados, tenían papeles secundarios. Aunque varios del resto del elenco ya habían dado pasos importantes en sus carreras, en casi todos los casos estas películas representaron un antes y un después en sus trayectorias.
Ninguna otra franquicia en la actualidad genera el volumen de reacciones, tanto digitales como fuera de las pantallas, que produce una nueva película de Marvel. El caso más reciente, Spider-Man: No Way Home, sacudió parte del mundo del entretenimiento. Lo hizo por la experiencia generada antes del estreno y luego de que los espectadores salieran de las salas.
En 2008, cuando se estrenó Iron Man, protagonizada por Robert Downey Jr., el escenario producido por Spider-Man: No Way Home quizá era insospechado. La carrera de Robert Downey Jr. estaba en el aire mientras que Marvel daba los primeros pasos en la construcción de una narrativa que ya tenía un público, el de los cómics, cautivo, atento y crítico. Una tarea titánica.
El crecimiento
del Universo Cinematográfico de Marvel
A la segunda película de Iron Man le siguió la primera de Capitán América, protagonizada por Chris Evans y el comienzo de la historia de Thor, con Chris Hemsworth, ambas en el 2011. Marvel comenzó a dar forma al tridente que luego sostendría toda su narrativa, desde aquella desarrollada en la tierra hasta otra, involucrando distintos mundos.
Entre esas producciones también se encuentra El increíble Hulk, una película casi olvidada en el Universo Cinematográfico de Marvel. La muestra de que el comienzo no fue sencillo. Chris Evans venía de ser arrollado por Los 4 fantásticos (2005), el principio de una serie de adaptaciones que no funcionaron. Por su parte, puede que pocas personas recuerden a Chris Hemsworth antes de Thor. Junto con Robert Downey Jr., ahora los tres son referencias del cine de superhéroes contemporáneo, iconos pop capaces de vender casi cualquier prenda y producción.
Con ellos como base, el Universo Cinematográfico de Marvel siguió expandiéndose. El volumen de estrenos aumentó. Las relaciones entre los personajes y los films se hicieron perceptibles y la ambición, de forma progresiva, se fue materializando. Los Vengadores (2012) y la escena en la que los distintos superhéroes se unen para hacer frente a la amenaza del Loki fue solo un síntoma positivo de todo lo que vendría después. Era necesario seguir apostando por ese tipo de adaptaciones porque la tecnología y el momento histórico propiciaba fenómenos poderosos.
Los actores involucrados
Aunque no contó con los principales actores del momento (en Thor también estuvo Natalie Portman), ofrecía una realización convincente, con un potencial que se intuía atractivo, mientras las adaptaciones de DC no terminaban de funcionar dentro de un narrativa integrada. El grueso de los actores involucrados en el Universo Cinematográfico de Marvel vieron crecer su prestigio y posicionamiento en el espectador.
Cuatro años después del estreno de Thor, se sumó un actor que, por trayectoria, podría ser visto como el segundo mejor dentro de todo el elenco que conforma esa narrativa. Michael Douglas, al participar en Ant-Man (2015), acompañó a quien hasta ahora es el actor más importante en formar parte de este relato, Anthony Hopkins, como Odín; en este último caso, su papel fue reduciéndose de forma progresiva.
La historia ya había insinuado la presencia de Thanos. La segunda película de Los Vengadores abrió las tensiones entre ellos. Fue el génesis de lo que luego ocurriría en Capitán América: Guerra Civil. La segunda película inspirada en el personaje pero que se sintió como parte de La era de Ultrón. Aunque no fuera desarrollada de la forma más profunda, desde una perspectiva filosófica, la trama comenzaba a dar pistas de querer ser algo más que una serie de relatos de gente que salva a otra de forma espectacular.
Los siguientes actores de peso que llegaron al Universo Cinematográfico de Marvel se incorporaron en la primera película de Doctor Strange (2016): Tilda Swinton, Benedict Cumberbatch, Rachel McAdams, Mads Mikkelsen. Cada uno de esos nombres ya tenía una reputación sólida, bien sea por proyectos televisivos como por su paso por el cine. Subía el nivel actoral de la narración y, por tanto, su realización y los efectos que esto generaba en los espectadores.
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Esa narrativa que empezó con dudas, sin tener a figuras relevantes o consagradas dentro de la industria, sumó actores notables. Hasta llegar a los Eternos y Caballero Luna, con íconos como como Salma Hayek, Richard Madden, Angelina Jolie, Oscar Isaac o Ethan Hawke.
¿Por qué ahora sí?
Más allá de las cuestiones económicas, el Universo Cinematográfico de Marvel supone un nivel de exposición que ninguna otra franquicia en la actualidad puede ofrecer. Eso no solo posiciona a los actores en distintos sectores y públicos. También los saca de papeles asociados de una u otra forma con su figura. ¿Alguien imaginó a Ethan Hawke como el villano de Caballero Luna? Puede que, para los intérpretes, asumir este tipo de roles también resulte divertido.
Por otro lado, el crecimiento de la narrativa. Podrá gustar más o menos, pero el Universo Cinematográfico se sostiene en la mayoría de sus fases. Ahora sumó temas como la diversidad racial, la salud mental y las relaciones homosexuales, el relato madura, expandiéndose hacia las series de Marvel.
Se puede discutir la profundidad, que Disney sigue siendo Disney en muchos sentidos, que puede ser por conveniencia. Pero se tocan. Eso ya es relevante. Los actores reconocidos se acercan al Universo Cinematográfico de Marvel para hacer algo más que rescatar a ciudadanos indefensos; también quieren ser parte de una narrativa que va entendiendo las necesidades y el momento social en el que se desarrolla.