La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de EE.UU., más conocida como NASA, nunca deja de sorprendernos en lo que a investigación científica se refiere. El archiconocido organismo estadounidense guarda algún que otro as tecnológico bajo la manga para poder alimentar a sus astronautas en las largas misiones por el espacio. Precisamente, de esta necesidad ha surgido una importante vinculación entre NASA y alimentación: la agencia espacial siempre ha estado estrechamente relacionada con los últimos avances en tecnología alimentaria. En este caso, comer a partir del aire. Por triste que pueda sonar.

La NASA lo ha vuelto a hacer. Pero poco tiene que ver con alienígenas o con el Área 51, para desgracia de los más conspiranoicos. Lo que venimos hoy a comentar se postula como una importante tecnología futura para la Humanidad, algo más que necesario ante la evidente escasez de materias primas que sacude al planeta desde hace años. Nuestros sistemas de producción alimentarias son insostenibles, y no darán abasto para satisfacer las necesidades dietéticas y comestibles del ser humano.

Si flipaste al saber que podías preparar san jacobos y croquetas en un air fryer o freidora de aire, agárrate fuerte al asiento porque vas a descubrir algo superior. Las proteínas de aire han venido para sacudir los cimientos de nuestra alimentación.

Crear alimentos a partir de aire

Una de las soluciones ante la producción poco sostenible de alimentos vendría de la mano de la NASA y su tecnología que permite crear alimentos a partir de aire. Sí, como lo lees. Esta tecnología no es nueva ni mucho menos, sino que parte de algunas investigaciones de la propia NASA en los años 60 para mejorar la alimentación de los astronautas en el espacio.

No se trata de crear materia orgánica de la nada, sino que la NASA lo tiene todo bien atado. Concretamente, esta tecnología permite crear una proteína física a partir del dióxido de carbono que encontraos en el aire. Suena a ciencia ficción, pero parece que la compañía Air Protein ya lo ha conseguido a pequeña escala.

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Charla TED de Lisa Dyson: "A forgotten Space Age technology could change how we grow food"

Su creadora, Lisa Dyson, es doctora en física y lleva varios años ofreciendo conferencias y entrevistas al respecto donde profundiza sobre las posibilidades de esta tecnología revolucionaria: “No necesitas ninguna tierra cultivable. Puedes mantener tu hábitat intacto. Podrías escalar verticalmente y producir alimentos llueva o truene, de día o de noche. Puedes producir la misma cantidad de proteína que una granja de soja del tamaño de Texas con solo tener una granja de Air Protein del tamaño de Disney World”.

La magia de la fermentación que quiere usar NASA

Los valores nutricionales reales tras este tipo de productos todavía son una incógnita

Pero, ¿qué clase de brujería permite transformar el aire en proteína? La clave reside en unos microbios llamados hidrogenótrofos que gracias a la fermentación consiguen obtener compuestos orgánicos viables que pueden transformarse en aminoácidos. Las bacterias hidrogenótrofas reducen el dióxido de carbono mediante el hidrógeno, obteniendo compuestos orgánicos que posteriormente pueden fermentar y dar lugar a aminoácidos que a su vez forman la proteína gracias a la presencia de nitrógeno. Según Air Protein, esta proteína básica contiene el doble de proteína que la soja, así como todos los aminoácidos esenciales que el organismo humano necesita y vitaminas del grupo B.

Sin embargo, los valores nutricionales reales tras este tipo de productos todavía son una incógnita, pues Air Protein parece ser la única empresa en el mundo que ha llevado esta tecnología al siguiente nivel. Para comprobar si realmente esta proteína es tan prometedora como parece, habrá que esperar a ver los productos en el mercado. Algo que no parece tan lejano en el tiempo y menos para la NASA. Según Lisa Dyson, la comercialización alimentaria a partir de proteína de aire podría estar a la vuelta de la esquina, y solo tomaría unos pocos años para que viéramos estos productos en nuestro supermercado de confianza.

Comida aire NASA

Beneficios de la proteína aérea

Las ventajas de este método para obtener algo parecido a la carne son bastante interesantes, ya que se elimina por completo la problemática que supone el consumo de recursos como suelo y agua. Todo esto convierte a la tecnología en cuestión en un proceso con un mínimo impacto en el medio ambiente: tiene una huella de carbono negativa que no implica gases de efecto invernadero a la atmósfera.

A su vez, el aire es prácticamente ilimitado y está en constante renovación, podríamos decir que la creación de este tipo de alimento contaría con uno de los ciclos de producción más sostenibles jamás vistos. Además, parece tratarse de una tecnología bastante económica –las palabras mágicas de la NASA–, por lo que podríamos ver productos en el mercado con un precio asequible al contrario de lo que sucede con otros imitadores de la carne: en ocasiones no son aptos para todos los bolsillos.

El aire es prácticamente ilimitado y está en constante renovación, podríamos decir que la creación de este tipo de alimento contaría con uno de los ciclos de producción más sostenibles jamás vistos

Por otro lado, las incógnitas sobre el sabor y otros parámetros organolépticos son más que evidentes. ¿Realmente esta proteína airosa será capaz de emular el sabor de la carne? Parece complicado, aunque sería una maravilla para los astronautas de NASA. Por el momento, esta proteína de aire se ha utilizado para crear alimentos similares al pollo, con un sabor neutro que gracias a especias y otros condimentos puede simular de alguna forma su clásico sabor aviar. A todo esto se suma el posible rechazo de los consumidores ante el consumo de una materia prima de dudosa procedencia. Al igual que sucede con la carne de laboratorio, esta proteína aérea podría despertar cierto recelo entre los consumidores.

Sin embargo, el proceso de producción no entraña nada extraño: es una fermentación con microorganismos al igual que sucede cuando elaboramos yogur, queso, vino o cerveza. Solamente entraña una vuelta de tuerca más que permitirá al ser humano seguir innovando en ciencia y tecnología de los alimentos para seguir ofreciendo soluciones destinadas a mejorar nuestra calidad de vida.

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