La búsqueda de sustancias y componentes que nos ayuden a mejorar ciertas problemáticas asociadas al avance de la edad es un clásico en nuestro entorno. Es normal, ya que el envejecimiento tiene asociados algunos eventos desagradables, como la degeneración articular, muscular y, en definitiva, una pérdida de la función cognitiva y la funcionalidad general del cuerpo humano. Entre las sustancias más populares se encuentran los polvos de colágeno. Que, como tantas otras cosas, no sirven para absolutamente nada que te prometan. Y mucho menos para ser eternamente joven.

Los suplementos alimenticios de polvos de colágeno se han postulado en los últimos años como uno de los remedios fetiche para combatir cualquier tipo de problema relacionado con las articulaciones. Y no solo eso, sino que prometen ayudarnos a mejorar la hidratación y elasticidad de la piel, así como la salud del cabello, la fortaleza de las uñas, y también la salud de nuestros huesos y músculos.

¿Tiene algún sentido consumir suplementos de polvo de colágeno para tal fin? Y, antes de nada: ¿qué demonios es el colágeno y para qué sirve?

¿Qué es el colágeno y cuál es su función?

El colágeno no deja de ser una proteína más que conforma el cuerpo humano. Está disponible ejerciendo su función estructural en las uñas, dientes, pelo, y también nuestra piel. Además, el colágeno es el componente mayoritario en los tejidos conectivos que conforman varias partes del cuerpo, como son los ligamentos, músculos o tendones.

Precisamente, estos elementos son los que conforman nuestras articulaciones. De ahí que se haya instaurado con facilidad la creencia de que si consumimos colágeno de forma externa, este ayude a mejorar el estado de nuestras articulaciones. Sin embargo, la nutrición no funciona así para nuestra desdicha.

Ya sea colágeno en polvo, pastillas o en bebida, estamos ante lo mismo: un suplemento que no sirve para lo que promete

“De lo que se come se cría”, dice un conocido refrán popular. Pero va a ser que no: no hay evidencia científica que sostenga este fragmento del acervo popular español. No hay ninguna garantía de que consumiendo colágeno dichos componentes vayan a parar justo a las articulaciones que queremos proteger. La digestión no aporta tal fiabilidad ni precisión. Cuando se digiere una proteína, esta se transforma en su componentes más pequeños: los aminoácidos. E

stos son asimilados por el organismo y, posteriormente, servirán para generar nuevas proteínas con funciones estructurales, hormonales o transportadoras de nutrientes. Pero no a nuestro antojo, ni mucho menos.

Ya sea colágeno en polvo, pastillas o en bebida, estamos ante lo mismo: un suplemento que no sirve para lo que promete. Sin embargo, las marcas vendedoras de suplementos de colágeno llevan años colándonos buenas dosis de marketing cargado de pillería. En ocasiones, aluden a beneficios para nuestra piel asociados al mantenimiento de la salud ósea y la hidratación de la piel. ¿Cómo es esto posible? La respuesta reside en la legislación europea en materia de nutrición y salud

Por qué no sirven los suplementos de colágeno

Existe un registro de alegaciones saludables o health claims aprobados por la Comisión Europea. Dentro de este listado aparecen una serie de nutrientes que tienen aprobados algunos reclamos que pueden utilizarse en el etiquetado para aludir a beneficios para la salud. Por ejemplo, el calcio tiene aprobado el siguiente reclamo saludable: “El calcio es necesario para el crecimiento y desarrollo normal de los huesos en los niños”. Para contar con reclamos saludables aprobados, un compuesto debe haber sido ampliamente contrastado por la evidencia científica. Existen procesos mediante los cuáles las empresas pueden solicitar la aprobación de un health claim para su alimento o producto, pero la mayoría son rechazados. Aunque la utilidad de este sistema puede ser debatible, hasta aquí todo bien.

El problema viene ahora: ¿acaso el colágeno cuenta con algún reclamo saludable aprobado por ley? Va a ser que no. La EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) ha rechazado alegaciones saludables atribuidas al colágeno, concluyendo que por el momento no existen pruebas concluyentes que acrediten las ventajas del colágeno como ingrediente protector de nuestros cartílagos: “No se ha establecido una relación causa-efecto entre el consumo de las mezclas de péptidos de colágeno (hidrolizado de colágeno) y el mantenimiento de la salud de las articulaciones”.

De vacíos legales va la cosa

Entonces, ¿qué magia negra permite que se publiciten las bondades de algunos suplementos alimenticios de colágeno para nuestras articulaciones? Como siempre, gracias a los vacíos y trampas legales. Si el suplemento en cuestión añade otros micronutrientes que sí tienen aprobadas alegaciones saludables en relación a los huesos, músculos o articulaciones, entonces la empresa se habrá salido con la suya.

Y así es, ya que algunas vitaminas y minerales poseen reclamos saludables validados por la EFSA. Aquellos que comúnmente se añaden en suplementos alimenticios de colágeno son el magnesio y la vitamina C. El magnesio, por ejemplo, tiene varios health claims aprobados en este sentido:

  • Contribuye a la reducción del cansancio y la fatiga.
  • Ayuda a la función muscular normal y a la síntesis de proteínas.
  • El magnesio contribuye al mantenimiento de los huesos en condiciones normales, y también de los dientes.

La vitamina C es un micronutriente que obtenemos fácilmente en la dieta a través de frutas y verduras. Además, interviene en multitud de procesos metabólicos, de ahí que también cuente con varias alegaciones saludables aprobadas por legislación a nivel europeo. Para sorpresa de nadie, algunas de ellas se hallan estrechamente vinculadas con el colágeno:

  • Contribuye a la formación normal de colágeno para el funcionamiento normal de los vasos sanguíneos, huesos, cartílago, encías, piel, y dientes.
  • Influye en el funcionamiento normal del sistema nervioso e inmunitario.
  • La vitamina C contribuye a la protección de las células frente al estrés oxidativo.
Algunos health claims autorizados para la vitamina C por la Comisión Europea.

¿Qué significa todo esto, trasladado a un lenguaje más simple? Pues que el colágeno no es quien mejora la salud de nuestras articulaciones, sino la vitamina C. ¿Sabías que en 100 gramos de pimiento rojo encontramos hasta 150 mg de vitamina C? El triple que en la misma cantidad de naranja, dicho sea de paso. Es decir, tenemos más que cubiertas y a nuestra disposición varias fuentes de vitamina C en alimentos de consumo habitual, por lo que no necesitamos recurrir a suplementos para tal fin. Además, y como hemos comentado previamente, los suplementos de colágeno no han mostrado todavía su eficacia para proteger nuestras articulaciones.

Los suplementos de colágeno solo sirven para una cosa: hacernos tirar nuestro dinero a la basura.

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