Si hay una clase de personas por cuyas películas favoritas pueden sentir curiosidad los cinéfilos, esas son los directores de cine. En definitiva, por su misma profesión y responsabilidad sobre cómo resulta un esfuerzo audiovisual cualquiera, colectivo siempre, pocos pueden conocer mejor las entrañas del séptimo arte. Por ejemplo, las películas terroríficas que más le gustan a Guillermo del Toro.
Pertenece a la trinidad de los cineastas mexicanos actuales de mayor fama junto con Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón, e igual que ellos, ha recibido varios Oscar. Los otros, por Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia) [2014], El renacido (2015) y Roma (2018); y él, debido a La forma del agua (2017). Pero se le conoce antes por Hellboy (2004) o El laberinto del fauno (2006).
A tenor de su filmografía, no hay duda de que el horror fantástico constituye uno de los grandes amores de Guillermo del Toro, puesto que le ha dedicado cinco de los once largometrajes que ha podido realizar hasta la fecha. Una razón suficiente para que Bailey Fensom haya decidido recopilar para Screen Rant sus declaraciones acerca de la obra más destacada de sus colegas en el género.
16 películas de terror que le encantan a Guillermo del Toro
De Friedrich Wilhelm Murnau a James Whale
Para empezar, sobre Nosferatu (F. W. Murnau, 1922), la más aterradora adaptación de la novela Drácula (Bram Stoker, 1897), el director mexicano dijo a Sight and Sound que es, “de hecho, una sinfonía de miedo, y una sinfonía de narración visual perfecta”, y que “la naturaleza hipnótica de la película sumerge a la audiencia en un trance”.
Por otro lado, Guillermo del Toro ve al documental Häxan: La brujería a través de los tiempos (Benjamin Christensen, 1922) según Criterion como “el equivalente fílmico de un grabado infernal de Bruegel o una pintura del Bosco”, y “un registro extrañamente excitante del pecado y la perversidad que está tan lleno de pavor como de deseo y convicción atea, y una condena de la superstición que está morbosamente enamorada de su tema”.
En cuanto a El doctor Frankenstein (James Whale, 1931), una pesadilla basada en el libro de Mary Shelley (1818), el Instituto de Cine Británico recoge su opinión: “que toca la esencia misma de lo que soy y de todo aquello en lo que creo”, y que “la mirada soberbia y el dominio tonal de Whale se combinan con una interpretación de Karloff que logra transmitir tanto fragilidad como poder”.
De Tod Browning a Lewis Allen
La misma institución le cita sobre La parada de los monstruos (Tod Browning, 1932), que para el realizador está “llena de momentos icónicos de cine puro, horror pulp, carny noir, melodrama perverso”, “sigue siendo inclasificable después de muchas décadas”, “aún enfermiza, retorcida, perversa y profundamente humana” y, “encurtida en un frasco de bilis, contiene la visión del mundo de Browning en su estado más puro”.
Según destaca además el Instituto de Cine Británico, a Vampyr, la bruja vampiro (Carl Theodor Dreyer, 1932) la describe Guillermo del Toro como “uno de los dos pilares de todas las películas de vampiros jamás realizadas”, junto con la mencionada Nosferatu. “Mientras que Dreyer se preocupa por lo espiritual, la película de Murnau tiene un componente tangible, físico de la corrupción que hace que el mal sea inmediato y real”, explica.
Los intrusos (Lewis Allen, 1944) “usa fantasmas de la misma manera que yo uso fantasmas, lo cual es un gran desafío”, le contó por otra parte a IGN. “Utilizar a los fantasmas como algo aterrador que es malvado es algo fácil”, pero “si tratas a los fantasmas con neutralidad para convertirlos en personajes, eso es muy difícil”, y esta película “lo hace de una manera hermosa”.
De Georges Franju a Ridley Scott
Un largo que se sirve de “imágenes sublimes, casi etéreas, para transmitir una sensación de fatalidad y pérdida: locura, amor frágil aferrándose a su querida vida en un torbellino de oscuridad” es Los ojos sin rostro (Georges Franju, 1960). Y, entre el terror preferido de Guillermo del Toro se encuentran igualmente Suspense (Jack Clayton, 1961) y La mansión encantada (Robert Wise, 1963). Aludió a ellas en una entrevista para Wired, ambas procedentes de la literatura: de Henry James (1898) y Shirley Jackson (1959).
A Criterion le consta que la pinta El más allá (Kobayashi Masaki, 1964) como un “cuento de hadas oscuro que es a la vez increíblemente aterrador e increíblemente hermoso y habla sobre el amor y la muerte con igual pasión”. Y que Onibaba y El gato negro (Kuroneko) [Kaneto Shindô, 1964, 1968]” forman un programa doble perverso y sudoroso”, dos “fábulas perfectas arraigadas en el folclore japonés pero claramente modernas en su abordaje de la violencia y la sexualidad” .
“Cuando era niño, El exorcista [William Friedkin, 1973] no me hacía nada. Pero luego me convertí en padre y se volvió increíblemente aterradora”, quiso reconocer para Wired. La revista para la que, a su vez, incluyó a La matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974), Tiburón (Steven Spielberg, 1975), rodada a partir de la novela homónima de Peter Benchley (1974), y Alien, el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979) en su top del horror fílmico.