Pocas cosas se han normalizado más en los últimos años que comprar ropa en tiendas vintage. Un fenómeno que ha crecido de manera exponencial en los últimos 10 años y que vemos, sobre todo, en el mundo de la moda. Chaquetas con hombreras y pantalones de talle alto; hay pocas diferencias entre cómo vestían nuestras madres en los 80 y los 90 y cómo lo hacemos ahora. Pero no solo en este sector. Estamos siendo testigos de cómo todo lo antiguo está teniendo una segunda vida, un fenómeno que ha dado pie a un aumento muy significativo de las ventas de las casetes. Es posible que los regalos de Navidad de muchas personas sigan este camino retro. Mientras tanto, nosotros no hemos podido olvidar los que marcaron una época.
Podríamos hablar con nostalgia de esa época en la que grabábamos en una casete a nuestros artistas favoritos y el walkman era el regalo de Navidad que todos queríamos. La verdad es que el año pasado se pareció bastante a los 90 en este aspecto. La asociación British Phonographic Industry informó que en 2020 se vendieron 156.542 casetes en el Reino Unido, un récord desde 2003 y un aumento del 94,7% en comparación con 2019.
Algo parecido ha pasado con los vinilos y la mejor prueba es que la mayoría de cantantes y grupos actuales sacan su disco en vinilo siguiendo la estela retro. La empresa MRC Data arrojó que solo en los primeros meses de 2021 se vendieron 19.2 millones de álbumes de vinilo en Estados Unidos, un 108% más que el mismo periodo del año pasado.
No es casualidad que el aumento de las ventas de casetes y vinilos, además de ser uno de los regalos de Navidad más demandados, se dé precisamente en los meses de pandemia. Al estar más tiempo en casa, algunos quieren aprovechar para disfrutar de la música de otra manera. Una de las razones es el deseo de volver al sonido tan especial del vinilo, otra el afán por poder manipular y tocar los vinilos y el tocadiscos.
Francisco Mora, doctor en Neurociencias de la Universidad de Oxford, afirmaba para La Vanguardia que "en un mundo electrónico, virtualizado, en el que no tenemos contacto directo sino que vemos el mundo y a las personas a través de las pantallas", el cerebro nos impulsa a una mirada hacia el pasado y lo retro, "en los sustratos básicos de la emoción, de lo que nos hace sentirnos vivos, protegidos y seguros".
Los vinilos están teniendo una segunda vida pero también otros aparatos tecnológicos como las consolas. Ahora todo gira entorno a la PlayStation 5 pero otros lanzamientos también han sido muy esperados. Es el caso de la Analogue Pocket, una consola retro que rinde homenaje a Game Boy. Permite jugar a todos los cartuchos que tengamos de la consola portátil de Nintendo.
La emblemática consola es ahora un icono retro pero hace años era el regalo de Navidad más especial. Empezamos con la Game Boy en blanco negro y la revolución llegó con la Color. Ni hablemos del siguiente paso con la pantalla a color. No puede quedar en la sombra la Nintendo 64 y jugos como el mítico Mario Bros. o Zelda.
Los regalos de Navidad que todos queríamos
En su momento marcaron un antes y un después para nuestra infancia aunque ahora los vemos con cierta ternura. Los regalos de Navidad con la tecnología punta de hace 20 o 30 años están ahora en Wallapop o son artículos de coleccionista. Como el perrito Poo-Chi, la única mascota que podías tener si tus padres no te dejaban tener un perro de carne y hueso. Tenían las orejas de colores, ladraban, tenían un hueso y se le iluminaban los ojos. Poco más hacían, aunque los cuidábamos como si fuera una mascota real.
Y si hablamos de mascotas no podemos olvidarnos de las dos más importantes que todo niño tenía o quería como regalo de Navidad. El Tamagotchi despertó en la madrugada a más de un niño para que se le diera de comer. También echaron a varios niños de clase por estar jugando con él en horario escolar. Era el terror de los padres, que criticaban una situación de dependencia tecnológica que ahora es un rara avis para quien no la tenga.
Contemporáneo al Tamagotchi, no nos separábamos de otra mascota, esta vez con pelito. Movían las orejas y abrían y cerraban los ojos. El Furby hasta hablaba con nosotros y nos daba los buenos días. Difícil de olvidar esos ojos que gustaban e inquietaban por igual. El Furby contaba con una inteligencia artificial muy simple para que todos los niños creyeran que hablaba con ellos en su idioma, el 'furbish'.
Desde principios de diciembre, todos los niños estaban pegados a los televisores para ver los anuncios de los juguetes que luego pedirían por Navidad o a los Reyes Magos. Los que llevaban incorporada la última tecnología del momento causaban furor. Entre las niñas, Línea Directa era una antesala muy retro de Tinder, un juego con un teléfono para descubrir a quién le gustabas. Una suerte de 'quien es quien' con chicos jóvenes y musculosos que estaban deseando ser nuestros novios. No solamente por su tecnología es un juego anticuado.
No podemos olvidar otros regalos de Navidad que todos queríamos, como una caja registradora o el coche descapotable de la Barbie. Esta muñeca ha monopolizado la vida social de muchas personas en España. Algunas de las novedades de la Barbie, como poder pintarle el pelo, parecía en ese momento un milagro.
Aunque, para milagros, los vivían en ese momento los niños que tenían un robot Emilio. A pesar de que se vendía como un "robot amigo", la verdad es que era más un mayordomo que otra cosa. Emilio solamente se paseaba con una bandeja en la mano y estaba condenado a llevarnos las cosas de aquí para allá. Además de eso, tenía 3 modos de voz y sonreía sin parar.
Era nuestro Wall-E de los 90 pero poco accesible para la mayoría de nosotros. En su momento costaba casi 18.000 pesetas de la época, lo que ahora equivaldría a cerca de 108 euros.
Lo retro es auténtico
Estos regalos de Navidad retro pueden ser originales para algunos, aunque poco comunes para los niños. Puede ser algo especial para los que hemos vivido esa época en la que veíamos los anuncios de estos juguetes por la tele y nos traen buenos recuerdos. Hasta puede formar parte de la decoración de nuestras casas, después de desempolvar los vinilos y el tocadiscos -o comprar uno nuevo-, la ropa de segunda mano o el póster de una serie o película cuyo reboot está a punto de estrenarse en el cine.
En el mismo artículo de La Vanguardia en el que Francisco Mora habló sobre este fenómeno, el sociólogo Francesc Núñez añadió que vivimos en un mundo incierto y cambiante en el que buscamos aspectos simbólicos que tengan autenticidad y sean singulares. "Los objetos antiguos tienen aura, son algo auténtico, singular, que permite sorprender, diferenciarse y dejar de ser vulgar en una sociedad uniforme y globalizada", rezaba el artículo.
La nostalgia por tiempos mejores y la moda retro no solamente tiene una influencia en los regalos de Navidad; lo hemos visto en series como Stranger Things, películas como Cazafantasmas o el reboot de It. Montserrat Huguet, doctora en Historia Contemporánea en la Universidad Carlos III de Madrid y autora del libro La España del Seiscientos, afirmaba para Hipertextual que, a lo largo de la historia, la sociedad se ha interesado por épocas anteriores, normalmente dos generaciones antes.
"Los jóvenes quizá hacen lo mismo que se ha hecho en todos los tiempos: rascar en el pasado para ver qué pueden encontrar ahí que les inspire o que les sirva, no de copia, sino de inspiración. Algo que les haga construir un nuevo texto, una nueva mirada sobre el presente".
Montserrat Huguet
En concordancia con las declaraciones de Francisco Mora, Huguet señaló que una de las causas de este fenómeno puede ser la 'tecnologización' de la sociedad y destacó que en un momento en el que tanto la música como el cine es a la carta e instantáneo, algunas personas quieren, según Huguet, tomarse un respiro.