Esta semana, en concreto el pasado jueves, páginas web populares y servicios muy utilizados quedaron fuera de servicio. Hablamos de algunos como Disney Plus, Netflix o Tinder en algunas regiones Ticketmaster. Las aspiradoras Roomba, las cámaras de seguridad Ring de Amazon y otros dispositivos conectados a internet, también se vieron afectados por la interrupción. Y todo, por culpa de uno de los mayores cortes de servicio en AWS, la empresa para la nube de Amazon.

Durante los últimos años, y especial desde la pandemia, la batalla por la nube en las grandes compañías se ha redoblado. Hablamos de servicios no solo de hostings de webs o servcios, si no que sustentan los datos en internet de naciones y ejércitos. Y en esa pugna por copar el mercado están Amazon con AWS, Microsoft con Azure o Google con sus servicios Cloud.

Es revelador su peso por dos razones principales. La primera: sus cuentas. En Amazon, hace ya bastante que AWS es su división más rentable. Por su parte, Microsoft tiene en Azure su actual punta de lanza tras algunos años dejando de ser la empresa de Windows. En Google, de momento no ha alcanzado el mismo pero, pero es otra de las divisiones que más crecen en ingresos.

La segunda: que sus actuales CEOs procedan o hayan tenido que ver con sus negocios en la nube. Tanto Andy Jassy en Amazon como Nadella en Microsoft procedían de dirigir sus ramas web, y Pichai en Google también tuvo mucho que ver con Google Drive antes de ponerse al frente de Alphabet.

Quiénes son y cómo se reparten el negocio de la nube sus principales actores

Microsoft Windows 365
Crédito: Microsoft

Antes de nada, hablemos un poco de esta revolución tecnológica invisible en cierto modo. La computación en la nube ha cambiado por sí sola el funcionamiento de la tecnología. La nube se ha convertido en un recurso que ofrece una optimización de los costes operativos, reduce los riesgos ofreciendo la posibilidad de una menor inversión inicial, proporciona flexibilidad de acceso y el uso eficiente de los recursos.

Ahora cualquiera puede alojar su sitio web en la nube, gestionar sus archivos y hacer cosas que antes no eran posibles. Las grandes empresas también aprovechan al máximo la computación en nube.

Como comentábamos, en este momento, hay tres actores principales en el mercado: Google Cloud Platform (GCP), Amazon Web Services (AWS) y Microsoft Azure.

Actualmente, con un 32%, AWS domina el mercado, seguida de Azure con el 21%, Google con el 8% y después muchas compañías como Cloudfare, Oracle, IBM o Alibaba.

Es el más antiguo de los tres y el más conocido, ya que presenta la mayor extensión de zonas de disponibilidad y una amplia lista de servicios, es AWS. Ha acaparado su madurez para activar un ecosistema de desarrolladores a nivel mundial, lo que ha demostrado ser un factor crítico para su uso generalizado. Además, hay mucho espacio para la flexibilidad, la personalización y el apoyo a las integraciones de terceros.

Azure, por su parte, es lo más parecido a AWS en términos de productos y servicios. Azure ha aprovechado los enormes clientes empresariales de Microsoft y les ha permitido aprovechar la infraestructura ya existente proporcionando un mejor valor a través del soporte de Windows. Además, su apuesta por llevar el propio Windows a la nube para que pueda ser usado mediante navegador hace confluir dos de sus líneas principales.

Por último, Google Cloud nació en 2011, y para tener menos de una década ha creado una huella significativa. Inicialmente pretendía reforzar los productos de Google, pero más tarde llegó a la oferta empresarial.

Un negocio que va más allá del negocio

Pero si por algo han sonado estas empresas en los últimos años, además de por sus propios servicios, es por sus tratos con empresas y con los Gobiernos, especialmente el de Estados Unidos.

Microsot o Amazon han estado compitiendo por cobijar en su nube los datos de entidades como el Pentágono o la NSA

Microsot o Amazon han estado compitiendo por cobijar en su nube los datos de entidades como el Pentágono o la NSA, con todo lo que ello implica. En España, ambas empresas también se han lanzado a captar contratos públicos.

La última de estas batallas la vivimos este verano. Después de pasar años luchando por el contrato de servicios en la nube JEDI del Departamento de Defensa, por valor de 10.000 millones de dólares, Microsoft y Amazon se enfrentaban por otro acuerdo gubernamental. Ahora eran los alojamientos de la Agencia de Seguridad Nacional la que ofrece un contrato que podría pagar hasta otros 10.000 millones de dólares a medida que se aleja de sus servidores locales y se dirige a un proveedor comercial.

Amazon Web Services ganó el concurso, pero Microsoft presentó una protesta ante la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno. Microsoft alegaba que la NSA no llevó a cabo una evaluación adecuada al considerar el proveedor para su nuevo proyecto en la nube, cuyo nombre en clave es WildandStormy.

AWS ya tiene muchos contratos gubernamentales en la nube, pero últimamente ha encontrado un gran rival en Azure. El año pasado, la CIA dividió su contrato para la nube entre cinco empresas, entre las que se encontraban Microsoft, Amazon, Google, Oracle e IBM, en un intento de ecuanimidad a la hora de repartir quien guardaba sus datos en la nube.

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