Jack Dorsey, cofundador y hasta ahora máximo responsable de Twitter, anunciaba este pasado lunes su decisión de dejar su cargo como CEO. Se cierra así una etapa importante en la red social. La de una persona que no solo fundó la plataforma en 2006 junto con sus socios Evan Williams, Biz Stone y Noah Glass, si no que la dirigió durante dos etapas, y sobre todo representaba un tipo de líder en las actuales tecnológicas que, para bien o para mal, parece en peligro de extinción.

Para empezar, Dorsey era junto con Zuckerberg el último CEO fundador que quedaba al cargo de algunos de los grandes nombres de la actual web. Si acaso compartía este honor con Spotify o Pinterest, seguramente a un nivel menor de relevancia.

Y también, Dorsey era el último quizá que representaba ese aura del creador impredecible, una de las razones que de hecho hicieron que los accionistas lo pusieron contra las cuerdas. Dorsey no era un CEO preocupado excesivamente por las cuentas, al menos hasta el final, y su estilo de vida a medio cambio entre los ayunos de larga duración y jornadas de meditación en silencio de 10 días le fueron dando con el tiempo el aire de tipo de distinto que él también se encargó de buscar. De ahí, que sus comparaciones con Steve Jobs en gran medida le hayan perseguido durante toda su carrera. Especialmente, después de que Dorsey también fuera ‘apartado’ de Twitter (en realidad fue ascendido pero hacia un puesto menos ejecutivo) en 2008 para volver en 2015, en una situación con bastantes similitudes al éxodo y regreso de Jobs en Apple.

De hecho, al igual que Jobs fundó Pixar en ese interludio, Dorsey creó Square también en 2010 cuando estaba más fuera que dentro de Twitter.

Ahora, se va a centrarse en su nueva obsesión desde hace unos años, las criptomonedas y la descentralización, precisamente con Square, la empresa de pagos online que dirigió como CEO en paralelo en Twitter, otra de las cosas que le trajo un gran número de críticas.

“Decidí dejar Twitter porque creo que la compañía está lista para dejar atrás a sus fundadores”

Jack Dorsey

Dorsey era, si queremos resumir, más un idealista que un tipo que buscara lo mejor a través de una página de Excel. Para lo bueno y para lo malo.

“Decidí dejar Twitter porque creo que la compañía está lista para dejar atrás a sus fundadores”, dijo Dorsey su comunicado de despedida, emitido como no, en Twitter. Ahora, la empresa queda a cargo de Parag Agrawal, hasta ahora director de tecnología de la empresa, en plena transformación de Twitter para reforzar su monetización y sus funcionalidades con Spaces, Revue o la puesta en marcha de la función de pago Twitter Blue.

Dorsey: ¿El último gran fundador?

Jack Dorsey dice que Twitter entra en el negocio de las criptomonedas y bitcoin
Jack Dorsey. Imagen: Vanity Fair.

Uno de los grandes peros que los accionistas y el resto del consejo echaban en cara a Dorsey desde su regreso al máximo poder en 2015 era que compaginara el puesto de CEO en Square y Twitter a la vez, junto con su particular estilo de vida, entrevistas y filtraciones en las que se contaba que costaba dar con él en algunas ocasiones.

De hecho, en marzo de 2020, ya estuvo a un paso de volver a ser expulsado debido a la presión de Elliot Management, un fondo cuyo hombre clave es Paul Singer, un multimillonario donante del Partido Republicano, que además de no encontrarse en el mismo punto ideológico que Dorsey, velaba por su propio peso accionarial. La pregunta y el ataque era el mismo: ¿podía una persona dirigir dos grandes empresas públicas? Dorsey insistió en que podía en varias ocasiones, al igual que había hecho durante una etapa su ídolo Jobs con Apple y Pixar.

Todo ello ha contribuido de alguna manera a que la visión de Dorsey como empresario no sea la mejor. El Wall Street Journal lo introdujo en 2017 en su lista de peores directivos del año, y la rentabilidad de Twitter nunca ha acabado de despegar desde que saliera a bolsa en 2013. Desde su regreso en 2015, las acciones de Twitter han caído un 6,2%, mientras que las de Facebook subieron un 121%, por establecer una comparación. Curiosamente, al anunciar su marcha, se dispararon un 11%. Dorsey, definitivamente, no era lo mejor económicamente hablando para Twitter.

Dorsey era más un idealista que un tipo que buscara lo mejor a través de una página de Excel. Para lo bueno y para lo malo.

Aunque todavía es demasiado pronto para decir si Twitter funcionará de forma diferente bajo la supervisión de Agrawal, lo que sí sabemos es que la empresa pierde a su líder fundador, orientado a la visión y con un pensamiento original. Puede que haya sido un CEO ausente en ocasiones, pero sin embargo era respetado por muchos en la industria tecnológica por inventar una plataforma que ponía al público en conversación con otros sobre temas tanto triviales como que cambiaban el mundo, al tiempo que conservaba el sentido del humor y un estilo personal excéntrico.

Dorsey ha sido famoso por delegar algunas decisiones clave -como la de expulsar o no al expresidente Donald Trump de la plataforma- en sus empleados, como la jefa de asuntos legales Vijaya Gadde, cuyo equipo tomó la decisión final de prohibir a Trump, con el visto bueno de Dorsey (se dice que Dorsey estaba de viaje en la Polinesia Francesa en el momento de la decisión).

Twitter, un juguete ya pasado para Dorsey

Evan Williams, Biz Stone y Dorsey, cofundadores de Twitter

Dorsey era, en cierto modo, un líder poco convencional, y bajo su dirección, Twitter también hizo las cosas de forma diferente. Aunque Twitter sufre los mismos problemas en torno a la incitación al odio, el extremismo y el acoso a los que se enfrentan todas las grandes plataformas de medios sociales, ha conseguido cosechar los elogios de los miembros de la comunidad de investigadores de medios sociales por ofrecer más transparencia, al menos en comparación con sus competidores, sobre lo que se hace viral en su plataforma. Además, la empresa ejerce una increíble influencia como plataforma de redes sociales elegida por líderes mundiales, periodistas y muchas celebridades y figuras de interés periodístico.

Pero al mismo tiempo, le ha costado ganar el volumen de usuarios y el éxito financiero de competidores como YouTube, TikTok y Facebook. Esto se debe en parte a que Twitter, a diferencia de algunos de sus competidores, ha adoptado un enfoque relativamente medido para hacer crecer su producto. Durante mucho tiempo, Twitter no se centró en ganar dinero; no vendió anuncios durante años. El diseño de su producto no ha cambiado mucho. Tampoco tenía por costumbre adquirir o copiar a su competencia, como suele hacer Facebook.

Y algunos de los planes e intereses personales de Dorsey dieron a los críticos externos más razones para presionar por su reemplazo en los últimos años. Dorsey es famoso por querer dejar Silicon Valley para mudarse a África durante al menos tres meses en 2019 (luego desechó esos planes), y durante los últimos años, comenzó a dedicar más de su tiempo a desarrollar un nuevo ecosistema de medios sociales descentralizados, llamado Bluesky. En los tweets y entrevistas públicas de Dorsey en los últimos años, ha pasado más tiempo hablando de Bluesky, cripto, blockchain y otros esfuerzos relacionados con la Internet descentralizada que el crecimiento del producto principal de Twitter en sí.

Se puede entender, en cierto modo, que dentro de la mente de Dorsey Twitter tenía ya poco que aportar y que aportarle. No estaba interesado en la monetización. Y ahí Square se convirtió en su nuevo objeto brillante.

Hay algo que nunca cambiará. Lo dijo el propio Dorsey, en un tuit publicado el pasado fin de semana antes de anunciar su decisión, que ahora tiene mucho sentido.

“Me encanta Twitter”, escribió.

Como es lógico, muchas de las miles de respuestas a ese tuit expresaban quejas sobre la propia red. Seguramente Dorsey estaba contento con aquella imperfección.