Estás en casa por la noche y te dispones a ver algo en la tele. Netflix, Disney Plus, HBO Max… TV lineal, canales de pago. La oferta es tan variada que ni la hubieses imaginado hace unos años. Pero qué casualidad, este exceso de oferta es tan masivo que, o bien saber muy bien qué quieres ver, o puede que hayas oído hablar de una nueva serie o franquicia que justo no está en tus servicios contratados.
Las llamadas ‘streaming wars’ han fragmentado el mundo de la televisión y la oferta de entretenimiento en pequeñas cuotas y pagos que, si bien pueden no parecer muy caros en solitario, se hacen importantes cuando se van solapando. Y eso, es un ecosistema cada vez más excluyente, donde las franquicias de Disney, Marvel o Star Wars, solo se pueden encontrar en Disney Plus, todo lo de Warner en HBO o la enésima serie de la que todo el mundo habla está en Netflix, parece estar llevando al usuario a elegir.
Tanto Netflix como Disney Plus tuvieron en sus últimos resultados trimestrales unos datos por debajo de las expectativas. El gigante rojo sumó 4 millones de suscriptores en todo el mundo, tras un trimestre anterior en el que solo había sumado 1. Como visión, valga decir que durante el trimestre de los confinamientos de 2020 sumaron más del doble de suscriptores que en todo el 2021.
Disney Plus, por su parte, se quedó en 2 millones de altas nuevas sobre los 10 millones esperados, y ello a pesar de que los estrenos de series de Marvel se siguen concatenando. HBO Max no tuvo un panorama distinto, con 2 millones de suscriptores a fecha de 20 de octubre (antes de su llegada a España y otros países de Europa), pero perdiendo casi la misma cantidad de clientes en Estados Unidos.
¿Hola, Peak TV? La burbuja del entretenimiento
¿Hemos llegado ya a cierto agotamiento en número de plataformas y ofertas? Hay muchos condimentos para responder a algo así, y más aún tras un contesto pandémico que seguramente agitó el mercado y cerró los cines que ahora están volviendo a tener cierta normalidad.
De ser así, se estaría cumpliendo la teoría de John Landgraf, director del canal FX, que en 2015 denominó como Peak TV. Landgraf creía ya entonces que la industria estaba generando demasiadas series como para que todas tuvieran su cuota de atención, en gran parte debido a la irrupción de las plataformas digitales. Se estaba creando, según su análisis, una “burbuja del entretenimiento”.
Landgraf no sabía entonces que dos años más tarde Disney iba a comprar al rama de entretenimiento de FOX, y se vería inmerso como un subproducto más de un conglomerado todavía más grande que prepararía Disney Plus, pero su visión se resumía de una forma muy clara.
El dato que no se repetía desde 2010
Los datos de creación y estreno de nuevas series han ido cabalgando esta tendencia. Al menos hasta ahora. Mientras hablábamos de 182 series series creadas en 2002 hemos pasado a picos que rondan o superan las 500 en la actualidad, pero el gran cambio se ha vivido de 2014 hasta ahora, gracias a la irrupción de los Netflix, HBO y compañía, que por primera vez en 2018 tenían más series propias que las emitidas en abierto y las servidas por cable en Estados Unidos.
Por otra parte, la mayor competencia también ha aumentado el churn o la tasa de suscriptores que se dan de baja. Usuarios que picotean en Netflix unos meses, y después se dan de alta en otra plataforma. Ahí se explican en parte, aunque puedan parecer contraproducentes, movimientos como las subidas de precio que Netflix llevó a cabo hace pocas semanas. No solo lo hace para seguir produciendo contenido y alimentando su propia rueda, sino para copar presupuestos. Si Netflix es algo más caro, pero me sacia, el consumidor puede no pensar en gastarse algo más para unirse a otra plataforma.
Pues bien, aunque tiene pinta de solo ser un parón temporal, la crisis del coronavirus COVID-19 ha detenido por primera vez este aumento fulgurante en esta década. Así se recoge en un nuevo informe elaborado por FX, que señala que en el año natural de 2020 fue de 493, un 7% menos que en 2019, en el que hubo 532. El primer descenso en 10 años.
Es evidente que el cese de rodajes por la pandemia tiene parte de la explicación, pero también la enorme rotación de títulos que hay. Volviendo a Netflix, se ha hecho casi un hábito que muchas series mueran a la tercera temporada, o que algunas como The OA o Altered Carbon lo han de un día para otro dejando a parte de fans sin explicación. Es el algoritmo, amigo, y la gran capacidad de decisión.
Hacia un punto de inflexión en las plataformas de streaming. O no
No se puede negar que, incluso en los tiempos anteriores al streaming, a la cadenas no les temblaba la mano al eliminar las series que no funcionaban. Pero, es evidente, que la burbuja de series actual ha acrecentado el problema.
Esta situación también llega con cierta percepción de que el exceso de oferta, como es lógico, también hace que baje la calidad. “Es posible que todavía estemos inundados de opciones de visualización, muchas de ellas de calidad excepcional. Pero también tenemos demasiados programas que se sienten intercambiables”, reflexionaba en un artículo en la revista Time la crítica Judy Berman.
“La redundancia máxima solo puede mantenerse durante un tiempo antes de que las plataformas comiencen a chocar con los límites del tiempo libre y el dinero disponible de los espectadores”, proseguía.
En 2020, durante el apogeo de la pandemia, casi todos los principales servicios de televisión en streaming experimentaron grandes ganancias. En 2021, su crecimiento se ha frenado y ha empezado a retroceder en los mercados más maduros. 2022, seguramente, sea el momento que acabe de decirnos en qué punto estamos. Pero no hay que engañarse tampoco, las máquinas de suscriptores que han conseguido Netflix o Disney Plus han hecho que gigantes económico como Apple se hayan interesado por el streaming como quien dice hace dos días; así que debían ver aún la colmena repleta de miel.