Netflix está siendo noticia en las últimas semanas por haber cogido una aparente práctica de cancelar cada vez más series tras haberlas emitido solo una o, como mucho, dos temporadas.
Este hecho podría no ser diferencial en una plataforma que estrena cada mes entre 40 y 60 títulos (entre series y películas originales), pero ha llamado la atención por cómo ha guillotinado en el último año algunas producciones que la propia compañía había presentado como candidatas a ser sus puntas de lanza.
Jupiter’s Legacy, Maldita, Country Confort, Grand Army o Los Irregulares, son solo algunas de la veintena de series cuyo cese se ha anunciado este año. A ello se suma el final anunciado tras una cuarta temporada de Ozark, aunque en este caso parece más bien ligado exclusivamente a motivos creativos. Eso sí, alrededor de dos tercios de las series que Netflix ha cancelado desde 2020 solo tuvieron una única temporada en la plataforma.
¿Qué conlleva para una plataforma como Netflix dar el portazo a historias que acaba de presentar a sus suscriptores? Más allá del evidente motivo que es que, simplemente, esas series no ha sido consumida al menos bajos las expectativas que se tenían o de acuerdo con su rentabilidad esperada (algunas, como Maldita, contaban con el caché de Katherine Langford), hay otros condicionantes como que un suscriptor que sí que haya visto y se haya enganchado a esas series se sienta frustrado por la cacelación.
Pero, ¿de verdad Netflix está abusando de esta práctica? ¿Implica algo para toda la industria?
Netflix produce y prueba mucho contenido original, y eso tiene sus riesgos
Aunque este año la cifra sea más llamativa o haya tenido más título con cierta relevancia, lo cierto es que a medida que Netflix se ha vuelto más dependiente de su contenido original ha ido tomando decisiones de cancelación que pueden no gustar a todo el mundo. El surgimiento de nuevas plataformas lleva haciendo que desde 2018 el númeor de orginals sea cada vez mayor. Y si Jupiter’s Legacy sorprendió por su cese este año, ya lo hizo también en su momento The OA, Sense8 o Altered Carbon o, de forma más reciente, el viaje a Marte de Away, que por producción parecía también tener todo para seguir.
Estos ratios de cancelación de hecho se mueven en torno a un 65%, según anunció a finales de 2020 en una entrevista con Deadline Bela Bajaria, Jefa de series de Netflix. En ese mismo espacio la representante de Netflix argumentaba que la nueva televisión también hace que los shows sean más líquidos. En pocas palabras, que al igual que una miniserie planteada se pueda alargar si funciona muy bien una serie pueda quedarse en una única temporada si se decide. La pega es, por supuesto, cuando estos finales de temporada cuentan con un cliffhanger importante.
El fantasma del ‘Peak Tv’
Pero como en todo, también se pueden encontrar hipótesis menos halagüeñas o que le otorgan menos naturalidad.
El término Peak TV fue acuñado por John Landgraf, presidente de los canales asociados a FX (FOX), allá por 2015, cuando creía que la industria estaba generando demasiadas series como para que todas tuvieran su cuota de atención, en gran parte debido a la irrupción de las plataformas digitales. Se estaba creando, según su análisis, una “burbuja del entretenimiento”. Landgraf quizá no sabía entonces que dos años más tarde Disney iba a comprar al rama de entretenimiento de FOX, y se vería inmerso como un subproducto más de un conglomerado todavía más grande que prepararía Disney Plus, pero su visión se resumía de una forma muy clara.
La hipótesis del Peak TV es clara: hay demasiadas series incluso para una audiencia cada vez más cautiva. Y Netflix, como pionero en todo el sector, podría ser el primero en notarlo.
Es cierto que, incluso en los tiempos anteriores al streaming, a la cadenas no les temblaba la mano al eliminar las series que no funcionaban. Pero, es evidente, que la burbuja de series actual ha acrecentado el problema.
Los nuevos programas ya no tienen la oportunidad de encontrar su equilibrio y aumentar lentamente su audiencia. En su lugar, o bien se convierten en un fenómeno cultural inmediato que impulsa las suscripciones, o bien pasan al fondo de la biblioteca de las plataformas. Y esto le pasa a Netflix y a todas.
La rueda del contenido
Puede que simplemente estemos ante el precio a pagar tanto las productoras como los aficionados por una oferta tan alta, que implica rotación sin cesar. Netflix no va a frenar en 2021 su despliegue de contenidos. Eso sí, eso no quita que haya una parte de la audiencia que pueda sentirse traicionada.
Muchas de estas series canceladas, como Altered Carbon, terminaron con cliffhangers o presentan puntos de la trama sin resolver. Además, si tenemos en cuenta que en el mundo de la televisión no es raro que una serie tenga un comienzo difícil antes de encontrar su sitio en las temporadas siguientes, parece que a estas series apenas se les dio una oportunidad antes de ser canceladas.
Si Netflix hubiera producido series como Breaking Bad o The Office, que no fueron éxitos inmediatos, probablemente la habría eliminado después de su tibia primera temporada. De nuevo, parece que es un precio a pagar por la gran oferta.