Se espera que Salud Pública tome hoy una decisión sobre la necesidad de administrar una dosis de refuerzo de la vacuna del coronavirus de Janssen a las personas que recibieron esta opción vacunal en los últimos meses.
Al igual que la opción de poner una tercera dosis a quienes recibieron cualquiera de las otras, esta decisión no estaría exenta de polémica, pues hay quien piensa que con la protección de la dosis única sería suficiente.
Sin embargo, cabe destacar que esta es una idea que no resulta sorprendente, pues desde el principio se consideró como algo probable. Al fin y al cabo, los porcentajes de eficacia y efectividad son bastante más bajos que los de Pfizer o Moderna. Incluso ligeramente más bajos que los de AstraZeneca. ¿Qué pasa entonces? ¿Debe ponerse o no? Esto es lo que sabemos hasta ahora.
Primeros datos sobre la vacuna del coronavirus de Janssen
Antes de comenzar a hablar de datos cabe recordar la diferencia entre eficacia y efectividad, pues son palabras muy similares, pero no significan lo mismo.
La eficacia se mide cuando el fármaco, en este caso las vacunas del coronavirus, se encuentra aún en fase de ensayos clínicos. En cambio, la efectividad se mide cuando sale del laboratorio y se empieza a administrar a la población general.
Comparar porcentajes de eficacia es complicado. Esto se debe a que generalmente se hace con ensayos clínicos diferentes, con métodos de experimentación distintos y realizados en países o momentos de la pandemia dispares. Sin embargo, cuando todo sale de los laboratorios y pasa al mundo real, las comparaciones son más sencillas.
En este caso, podemos hablar por ejemplo de un estudio realizado en New England Journal of Medicine el pasado mes de septiembre. En él se toman datos de un mismo país, en este caso Estados Unidos, y en un mismo periodo de tiempo, comprendido entre el 1 de enero y el 22 de junio de 2021. Así, disponen de información mucho más homogénea para comparar la efectividad de la vacuna del coronavirus de Janssen con la de las vacunas de ARNm. Se observó que el porcentaje de protección frente a la hospitalización de Janssen era de un 68%. Aunque la cifra ascendía a un 73% para visitas a emergencias. En cambio, con las vacunas de ARNm, como Pfizer o Moderna, fue de un 89% para hospitalizaciones y un 91% de atención en urgencias. Todo esto con una sola dosis de Janssen, sin refuerzo.
Queda claro, por lo tanto, que la protección era más baja. Sin embargo, en su momento se consideró que era suficiente para disminuir la presión hospitalaria. De hecho, la propia Johnson & Johnson, la compañía farmacéutica responsable de la vacuna del coronavirus de Janssen, justificó en su momento la aprobación con una sola dosis en que era “fundamental priorizar la protección frente a la hospitalización de tantas personas como fuera posible”.
Pero esa presión ha ido disminuyendo en muchos países gracias a las vacunas y por eso llega el momento de hacerse la esperada pregunta: ¿habría que poner una dosis de refuerzo?
División de opiniones sobre la dosis de refuerzo
Johnson & Johnson ha realizado en todo este tiempo un nuevo ensayo clínico, dirigido a evaluar los resultados de una dosis de refuerzo.
Y las conclusiones de sus resultados preliminares son claras. La administración de una dosis de refuerzo en los dos meses posteriores a la administración de la primera supondría una eficacia frente a la COVID-19 sintomática del 94%, muy similar a las que se obtuvieron en su día con las vacunas de ARN mensajero.
Además, con ese distanciamiento entre dosis, se obtendrían 4 veces más anticuerpos, mientras que si el distanciamiento es de 6 meses se podrían alcanzar 12 veces más, una vez pasadas cuatro semanas desde que se administra el refuerzo.
Es por esto que ahora se comienza a plantear la posibilidad de administrar esa segunda dosis. Está clarísimo que es mejor que poner solo una, ¿pero es necesario? Aquí hay división de opiniones.
Por ejemplo, expertos estadounidenses consultados tras la publicación de los resultados preliminares de Johnson & Johnson opinaron que podría ser justificable para personas muy expuestas por motivos de trabajo o para pacientes de riesgo. Sin embargo, para la población general opinaron que bastaría con la primera, que es la que evita la presión hospitalaria.
En España, en los últimos meses también se ha hablado mucho sobre el tema. Por ejemplo, en declaraciones a El Diario, el inmunólogo de la Universidad Complutense de Madrid Salvador Iborra opinó que esa opción de vacunar con una sola dosis vino muy bien al principio, pero que ahora es una debilidad. Y, por eso, cree que sí es razonable administrar ahora una dosis de refuerzo de la vacuna del coronavirus de Janssen.
En cambio, en el mismo medio, el presidente de la Sociedad Española de Vacunología, Amós García, ha manifestado su deseo de esperar a que haya evidencias científicas sólidas antes de tomar una decisión.
¿Qué pasará entonces? Tendremos que esperar a saberlo. No debemos olvidar que aún hay muchos países en el mundo en los que apenas se ha empezado con la vacunación. La COVID-19 no entiende de riqueza ni color de la piel, por lo que todos deberíamos recibir vacunas. Por eso muchos expertos han desaconsejado una tercera dosis de Moderna o Pfizer en la población general. Pero tampoco es razonable comparar unas vacunas cuya pauta completa supera el 90% de eficiencia frente a la enfermedad grave, con otra que a duras penas llega al 70%. Son casos diferentes y sin duda deberán evaluarse por separado. Esperemos que en la decisión impere la ciencia.