Aunque aún no hay una fecha definitiva, está previsto que la vacuna de Johnson & Johnson, desarrollada en los laboratorios Janssen, reciba la aprobación de la Agencia Europea del Medicamento en marzo. Por su parte, la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos también acaba de anunciar su conformidad a darle luz verde próximamente.

Varios expertos españoles han anunciado ya que la llegada de esta vacuna podría acelerar mucho el proceso de inmunización. ¿Pero qué sabemos de momento sobre ella?

Todo sobre la vacuna de Johnson & Johnson

La principal peculiaridad de la vacuna de Johnson & Johnson es que se administra en una sola dosis. Tanto Pfizer, como Moderna y AstraZeneca han desarrollado vacunas contra el coronavirus que producen la inmunización completa en dos dosis iguales.

La rusa Sputnik V, al contrario, también cuenta con dos dosis, aunque diferentes entre sí. Pero la de Janssen va aún más allá, ya que consiste en una dosis solamente. Esto, lógicamente, aceleraría mucho el proceso de vacunación. Pero no es su única ventaja. También es muy positiva su resistencia al almacenamiento a temperaturas normales de refrigeración.

Según explican desde Johnson & Johnson, para periodos largos, necesitaría conservarse a -20ºC. Así, podría permanecer hasta dos años. No obstante, más a corto plazo, puede estar hasta tres meses en una nevera, entre 2ºC y 8ºC.

En cuanto a su mecanismo de acción, es muy diferente al de Pfizer o Moderna, pero más similar al de otras opciones, como la vacuna contra el coronavirus de AstraZeneca.

La mayoría de ellas van dirigidas a que el organismo detecte la proteína de la espícula, característica del SARS-CoV-2. Esta no solo sirve como llave de entrada a las células, también es la que alerta al sistema inmunitario de que se está generando la infección. Por eso, la vacuna de Johnson & Johnson introduce en un adenovirus, característico de enfermedades leves, como el resfriado, el gen necesario para codificar esta proteína.

Al administrarse, el sistema inmunitario del vacunado interpretará que el coronavirus ha penetrado en el organismo y generará la respuesta que luego dejará al organismo preparado para una futura infección que sí sea real.

¿Qué hay de su eficacia?

Recién terminada la fase III de los ensayos clínicos de la vacuna de Johnson & Johnson, la compañía ya ha anunciado sus porcentajes de eficacia. Han variado ligeramente en las diferentes áreas geográficas en las que se distribuyen los voluntarios, posiblemente con motivo de la presencia de variantes que aún no existían cuando se ensayaron otras vacunas.

Los mejores resultados se han obtenido en Estados Unidos, con un 72%. En Sudáfrica, en cambio, el porcentaje desciende hasta un 64%. Pero estos datos son válidos para cualquier infección. En cambio, si se analizan las personas que no contrajeron una COVID-19 grave, la eficacia asciende hasta un 86% y un 82% respectivamente.

Es una eficacia ligeramente menor que la que se obtuvo en los ensayos clínicos de Moderna, Pfizer o Sputnik Z, e incluso de la efectividad recién anunciada por Pfizer. Sin embargo, es una cifra muy prometedora, que renueva los ánimos de los sanitarios hacia una inmunización más rápida. Cualquier ayuda es poca y, por suerte, cada día que pasa nuevas compañías farmacéuticas van afianzando su propio granito de arena.