El MonsterVerse como saga cinematográfica no consiste solamente en ofrecer cierto número de filmes, por lo pronto, sobre dos de los seres gigantescos más conocidos y amenazantes de la gran pantalla; ni siquiera en llegar a ese decente crossover que es Godzilla vs. Kong (Adam Wingard, 2021) para juntarles en un enfrentamiento creíble con una mitología que los vincula bastante razonable. En la reimaginación de sus respectivos universos, también utilizan elementos escogidos que pertenecen a las obras en las que se desarrollaron; el uno, a partir de la japonesa Godzilla (Ishirô Honda, 1954), y el otro, desde la estadounidense King Kong (Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack, 1933).

Por tal razón, de nuestro simio colosal tenemos el hábitat perdido que nos exponen en Kong: La Isla Calavera (Jordan Vogt-Roberts, 2017), durante los créditos de Godzilla: Rey de los monstruos (Michael Dougherty, 2019) y en los primeros compases de Godzilla vs. Kong; y del temible dinosaurio, a amiguetes suyos como Mothra, Rodan o Ghidorah y, en la mencionada cuarta película del MonsterVerse, otro invitado sorpresa. Porque uno de los misterios de la misma es qué diantres trama la corporación Apex Cybernetics, con Walter Simmons (Demián Bichir) a la cabeza; lo que se proponen descubrir Madison Russell (Millie Bobby Brown), Bernie Hayes (Brian Tyree Henry) y Josh Valentine (Julian Dennison).

Un viejo conocido de Godzilla

El horror con el que se encuentran es nada más y nada menos que Megagodzilla o Mechagodzilla, un robot monstruoso que reproduce el aspecto general del rey de los titanes, con el que el director ejecutivo de Apex los quiere aniquilar para que el ser humano, o él como dueño del autómata, reconquiste el control de las decisiones sobre el equilibrio en la naturaleza terrestre y al que Ren Serizawa (Shun Oguri) se propone manejar telepáticamente sirviéndose de las redes neuronales de un cráneo recuperado de Ghidorah. A este aparatejo letal lo introdujeron en el filme Godzilla contra Cibergodzilla, máquina de destrucción (Jun Fukuda, 1974) y había aparecido en otros seis hasta 2018.

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Warner Bros.

Pero su origen era muy diferente de lo que vemos en Godzilla vs. Kong. Entonces, había sido enviado por los simiescos extraterrestres del planeta 3 del Agujero Negro para atacar la Tierra, disfrazándolo de su titánico antagonista con una capa de seudocarne. Y regresa en Godzilla contra Mechagodzilla (Honda y Fukuda, 1975), reconstruido por los alienígenas y dominado por una cíborg humana. En Godzilla vs. Mechagodzilla 2 (Takao Okawara y Kazuki Ohmori, 1993), por el contrario, lo construye el Centro de Contramedidas para Godzilla de las Naciones Unidas con la tecnología avanzada de los despojos de Mecha-King Ghidorah, lo más parecido al argumento de Godzilla vs. Kong.

Los dos archienemigos clásicos de Godzilla en uno

Por otra parte, la Fuerza Anti-Megalosaurio logra fabricarlo alrededor del esqueleto del titán original, el de 1954, en Godzilla Against MechaGodzilla (Masaaki Tezuka, 2002), y lo conducen pilotos humanos. En su continuación, Godzilla: Tokyo S.O.S. (Masaaki Tezuka, 2003), lo recomponen y vuelve a la carga contra su modelo vivo. Y la penúltima vuelta de tuerca con estos seres descomunales se da en el filme animado Godzilla: El planeta de los monstruos (Hiroyuki Seshita y Kôbun Shizuno, 2017), donde Mechagodzilla proviene de los bilusaludo, unos extraterrestres supuestamente benévolos que, junto con los exif, desean ayudar a los terrícolas en peligro por el primigenio.

Y, en su secuela, Godzilla: City on the Edge of Battle (Seshita y Shizuno, 2018), lo único relevante del robot es el nanometal del que está compuesto lo que queda de su estructura. El bonus antes de Godzilla vs. Kong es, por supuesto, cuando el villano de Ready Player One (Steven Spielberg, 2018) usa a Mechagodzilla en la gran batalla de OASIS. Pero, sea como sea y junto con Ghidorah, a este mecánico doppelgänger siempre se le ha considerado el archienemigo de Godzilla. Y, como se supone que la conciencia odiosa del titán extraterrestre se apodera de la máquina en la película de Adam Wingard, los guionistas Eric Pearson y Max Borenstein nos han brindado a los dos unidos en un solo rival final.

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