No hace falta decir que 2020 fue un año aciago para las salas de cine. Ahora sabemos que al menos la primera mitad de 2021 lo seguirá siendo. Y más, con las últimas noticias sobre cómo Disney Plus sigue acortando las ventanas de distribución.
El coronavirus obligó a la mayoría de países a cerrar sus salas, provocando una reacción en cadena que acabó con muchos estudios colocando sus estrenos -aquellos que iban a ir a las salas- directamente en servicios OTT o plataformas de streaming.
Tras unos pocos pioneros, Disney fue la primera major que dio un golpe fuerte con el lanzamiento de Mulan en Disney Plus bajo un sobreprecio de 24 euros/30 dólares.
Desde entonces, Disney ha seguido apostando por esta vía, jugando también con la fórmula de estreno directo sin pago extra (como ocurrió con Soul y Hamilton). Ahora, probará una tercera modalidad con el estreno de Raya y el último dragón, que llega a la vez a los cines y a Disney Plus, pero, de nuevo, con pago extra.
Las ventanas se entrecierran con Disney
A ello se suma además una noticia que conocimos esta semana. Nomadland, la película de Chloé Zhao galardonada en los Globos de Oro, llegará a Disney Plus -en su marca Star en España- apenas cinco semanas después de su estreno en salas y sin coste adicional.
La jugada supone afianzar el modelo en el que la primera ventana -históricamente el cine- se acorta a más no poder, algo que puede tener importantes sinergias para el futuro de la industria, y desde luego muy malas noticias para las salas.
Nomadland -distribuida por Searchlight, adquirida con el paquete de FOX en 2018 por Disney- supone en definitiva parte de la oferta de Disney que podría probar las salas, pero debido a la situación actual, y el lanzamiento de Star, parece que la decisión era evidente.
La economía de la distribución, también a prueba
Pero acortar la exhibición en salas también supone trastocar drásticamente el método de distribución de ingresos de toda la industria. Las salas, aunque cambia según mercados, solían quedarse al comienzo de la exhibición de una película con el 60% de los ingresos que conseguía. Conforme se va pasando a otras ventanas (alquiler digital, DVD, televisión por cable, tv en abierto, o suscripción digital) el porcentaje de ingresos para la distribuidora es mayor.
Hasta hace no mucho -pandemia mediante- la distribución digital bajo suscripción solía ser la última, pero ha adelantado posiciones con fuerza debido a la situación. Y Disney se está aprovechando de ello. Tanto cuando cede los derechos para emisión en otras plataformas -donde se queda con el 80%, como si fuera en formato DVD- como en el caso de la suya propia (Disney Plus), donde prácticamente solo tiene que soportar costes de gestión. En pocas palabras, estrenar una película de su propiedad en Disney Plus apenas tiene costes. Eso sí, también pierde oportunidades.
El caso de Mulan, con un coste de 300 millones de dólares, fácilmente podría haber sido recuperado si se hubiera estrenado en salas. Porque el cine, además, sirve como dinamizador del resto de ventanas. Poco se puede alimentar ahora la venta de DVD u ofrecer los derechos para emisión en televisión en abierto cuando una película ya está en Disney Plus.
Bob Chapek cambia su discurso sobre el consumo en casa
Esto es especialmente relevante en el caso de Disney, que en 2019, el último año pre-COVID, protagonizó el top-10 de estrenos en taquilla y tuvo en Endgame la película más taquillera de todos los tiempos.
Por eso quizá el CEO de Disney, Bob Chapek, intentaba en diciembre remarcar que la ventana del cine siempre seguirá estando allí. “Tuvimos una taquilla de 13.000 millones de dólares el año pasado (2019), y eso no es algo para pasar por alto”.
Sin embargo, esta semana Chapek se mostraba más abierto a la hora de señalar un cambio de tendencia. "El consumidor es probablemente más impaciente de lo que ha sido nunca, sobre todo porque ahora se ha permitido el lujo de tener títulos en casa prácticamente cuando los quiere", dijo en una conferencia sobre medios de comunicación y tecnología organizada por Morgan Stanley. "No estoy seguro de que haya vuelta atrás".
"Desde luego, no queremos hacer nada parecido a cortar las piernas de una exhibición en salas de cine. Pero el antiguo enfoque, en el que una película podía estar fuera de las salas de cine y aún no estar disponible para su visionado en casa, ya no es viable”, opinaba.
Lo dicho, acortar el tiempo entre ventanas, parece que será ya sí o sí la nueva norma. La pregunta sigue siendo cuántas semanas seguirán estando en exclusiva en salas cuando vuelva la normalidad.
Black Widow podría ser el caso definitivo
La apuesta de Disney hasta ahora parece haberle salido bien al menos en lo que concierne a su plataforma de streaming. Hace unas semanas en su conferencia para inversores anunciaban que habían pasado los 94 millones de suscriptores globales, sobrepasando las previsiones que se habían marcado para los próximos años.
Saber cuánto de esto es achacable a nuevas altas por estos estrenos o por la resonancia que han tenido series como The Mandalorian o de forma más reciente Wandavision es complicado. Aunque, ateniéndonos a los datos de Disney, parece que al menos Soul y Hamilton sí que empujaron ese número. Con Mulan, estrenada en cines en China y con un coste de producción elevado, existen más dudas.
El gran punto de inflexión próximo seguramente sea Viuda Negra, cuyo estreno retrasado está situado ahora para mayo. ¿Se atreverá Disney también a dejarla fuera de las salas para pasarla por pago extra en Disney Plus? Desde luego con movimientos como los de HBO Max en Estados Unidos no parece algo tan descabellado.
La decisión seguramente se base en cómo creen que la pandemia puede impactar aún en la afluencia a las salas a pesar de ser uno de los estrenos más esperados. Pero poco a poco Disney va teniendo más datos para saber hasta qué punto es rentable acortar la ventana en cine con sus taquillazos. Algo que, de salir positivo, sí que podría cambiar para siempre el funcionamiento de las ventanas del mercado audiovisual para siempre.