A finales de febrero, la mayor empresa de la industria del entretenimiento del mundo anunciaba un movimiento que, aunque se había rumoreado y comentado, no dejaba de resultar sorprendente.
Bob Iger, CEO de Disney durante los últimos 15 años, anunciaba su intención de dar un paso al lado para ceder el testigo al frente de la compañía del ratón. Con Iger se han dado los años de mayor expansión de la productora seguramente desde los tiempos de su icónico creador. Marcas hoy referencia de sus productos como Star Wars o Marvel han sido adquiridos durante su mandato. Un tiempo de total crecimiento que ahora con su marcha da paso a un inevitable periodo de incertidumbre.
Bob Chapek, hasta ahora responsable del área de parques de atracciones (la parte más lucrativa de Disney, algo fundamental en su ascenso, como luego ahondaremos), ha sido quien ha tomado su relevo “con efecto inmediato”, según confirmaba la compañía en su comunicado. De Bob a Bob. Iger se mantendrá como presidente con poderes ejecutivos hasta el final de 2021 para ayudar al cambio de poder, pero el relevo ya es un hecho.
“Con el lanzamiento de nuestro negocio de distribución directa al consumidor vía streaming (Disney Plus) y la integración con 21st Century Fox en marcha, creo que es el momento indicado para la transición a un nuevo CEO”, firmaba Iger en la misma carta.
Si bien Bob Chapek siempre ha sido uno de los hombres fuertes durante los últimos años, buena parte de los analistas pensaban que el sucesor de Iger sería Kevin Mayer, quien actualmente es el presidente de División Directa al Consumidor e Internacional de Disney. O lo que es lo mismo, el máximo responsable de Disney Plus.
Sin embargo, Disney parece haber apostado por el hombre que ha manejado como decimos las rama más rentable de la compañía. Bajo el mandato de Chapek desde 2015 la división de Parques de Atracciones y de Merchandising han ido creciendo cerca de un 10% anual, y se ha abierto parques como el de Shaghai o extensiones como las de Star Wars en Florida y California.
Lo que en cualquier caso es inevitable es pensar que se acaba una era en Disney. Iger es posiblemente el ejecutivo del sector de la comunicación más exitoso del siglo XXI. Bajo su dirección, las acciones de Disney se han disparado más del 400% en 15 años y sus ganancias netas aumentaron en más del 300%. Así ha cambiado Disney con Bob Iger al mando:
De la era oscura a las compras millonarias
Formado en la comunicación de forma académica, Iger comenzó su carrera en la cadena ABC en los años setenta, donde llegaría a ser presidente. Disney adquirió esta cadena y todas sus empresas adheridas en 1996, y entonces Iger pasó a formar parte de su junta directiva, ganando poco a poco responsabilidades hasta convertirse en Jefe de Operaciones en el año 2000.
Sin embargo, esa no era ni mucho menos una época luminosa para Disney. Desde la muerte de sus hermanos fundadores, la compañía había ido perdiendo parte de esa magia que la había convertido en un icono generacional. Bajo el mandato de Ron W. Miller, ex jugador de fútbol americano y yerno de Walt Disney, la casa de Mickey Mouse se adentró en los años 80 en lo que se conoce como su 'Edad Oscura'.
Disney se interesó en esa época en abrir horizontes y trazar historias hacia un público más amplio, y no le salió bien. Tras varios fracasos en taquilla y algunas películas hoy convertidas en rarezas, Roy E. Disney, hijo del hermano de Walt y también fundador, inició una campaña denominada 'Save Disney' para intentar retomar el horizonte que bajo sus ideas y las de todo el mundo se había perdido.
La Era Oscura de Disney: cuando solo estrenaban rarezas y fracasos
En ese tiempo, Roy E. Disney llegó a negociar la compra de la compañía fundada por su padre con varias empresas para retomar el timón. Sin embargo, al final se optó por dar el bastón de mando como CEO a Michael Eisner, ejecutivo de éxito que ya había sacado de una similar a la Paramount.
Fue con Eisner con quien se llevó a cabo la compra de ABC y el ascenso de Iger, quien tras otra purga interna impulsada de nuevo por Roy E. Disney y otros accionistas, le sucedería como CEO en 2005. Daba comienzo así a la era Bob Iger.
Uno de los motivos que tensionaron la relación de Eisner con la junta de accionistas fue la ruptura del acuerdo que Disney había tenido hasta entonces con Pixar, el estudio que había revolucionado la animación con Toy Story en 1999 y al que estaban apoyando, hasta entonces, de forma externa.
Sin embargo, diferencias de visión hicieron que Pixar, comandado por Steve Jobs, asegurara que cesaba su colaboración con Disney. Tras tomar el cargo de CEO, Iger consiguió retomar la relación con Pixar, y convenció a Jobs de que lo mejor era que su empresa adquiriera la productora. Estábamos en 2006 y la Disney de Iger había hecho su primera gran compra. El precio acordado fue de 7.400 millones de dólares y Steve Jobs, como resultado del acuerdo, pasaría a ser el mayor accionista individual de Disney con el 7% de las acciones.
Los tiempos en rosa de Disney comenzaron entonces, y siguieron con otras compras. Marvel entró en el conglomerado en 2009 por 4.000 millones, después de que Iger se fijara en el potencial y el buen tino que habían tenido las cintas de Iron Man y Hulk. Hoy Kevin Feige, arquitecto principal de la pata de Marvel en el cine, ha ido ganando peso también dentro del entramado de Disney y ya hay quien apunta a que podría tomar también las riendas de la franquicia de Star Wars.
Precisamente tras Marvel llegaría el tiempo de Lucasfilm. Se dice que Iger fue quien personalmente convenció a un cansado y algo desencantado Lucas de que lo mejor era vender su empresa a Disney. Y así fue. En 2012 Star Wars e Inidiana Jones entraban dentro también de Disney esta vez por otros 4.000 millones.
La guinda, ya conocida, fue el cierre en 2019 por la astronómica cifra de 71.300 millones de la rama de entretenimiento de FOX: Los Simpson, los personajes perdidos de Marvel y un sinfín de nuevos productos que explotar. Disney se había convertido con Iger a la cabeza en la mayor empresa de entretenimiento de la historia.
El éxito ante la incertidumbre
Más allá del éxito en la crítica que haya podido tener la trilogía Star Wars de Disney o la marcha del UCM, lo cierto es que ambas compras han sido más que rentabilizadas en poco tiempo. Solo en 2019 la rama de películas de Disney recaudó más de 10.000 millones, seis de sus cintas se colaron entre las 10 más taquilleras del año, y no solo eso, sino que eso contribuyó a un año de récord.
Porque la visión de Iger durante todo este tiempo ha sido muy clara: fomentar el contenido para que eso redundara en otras ramas de la compañía. La prueba es que los 10.000 millones de la rama de estudio son menos de la mitad de los 24.000 que recaudó el área de Parques y entretenimiento que dirigía hasta ahora Chapek, la cual es el principal activo con el 41% de todos los ingresos.
Pero pese a la buena salud de sus cuentas, no cabe duda de que cualquier momento de transición dentro de un entramado tan enorme conlleva cierta incertidumbre. Disney ha apostar con fuerza por su servicios Disney Plus, que ya suma más de 24 millones de suscriptores, pero una inversión tan millonaria que habrá que ver sus umbrales de rentabilidad.
Por su parte, la actual crisis del COVID-19 ha obligado a Disney a retrasar sus rodajes y los estrenos de películas como Viuda Negra, un mazo que podría hacer que su boyantes cuentas sufrieran un tanto. Pero la gran traslación seguramente sea pasar de un perfil más ligado al contenido y lo creativo como Iger a uno más contable como parece ser Chapek en un momento en que franquicias como Marvel o Star Wars están en un periodo creativo de transición. El futuro en cualquier caso para Disney, parece estimulante.