El tiempo corre que se las pela, y ya han transcurrido treinta años desde la premiere mundial de El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1991). No era la primera vez que el doctor Hannibal Lecter saltaba al cine, pues ahí estuvo antes Manhunter (Michael Mann, 1986) con el actor Brian Cox en el papel. Este famoso psiquiatra asesino salido de la imaginación del novelista Thomas Harris (n. 1940) tuvo a Anthony Hopkins en sus encarnaciones más célebres, con la continuación Hannibal (Ridley Scott, 2001) y la precuela y remake El Dragón Rojo (Brett Ratner, 2002). Por otro lado, Gaspard Ulliel le interpretó en Hannibal: El origen del mal (Peter Webber, 2007) y Mads Mikkelsen, en la serie televisiva Hannibal (Bryan Fuller, 2013-2015).
Pero El silencio de los corderos sigue como la obra sobre él más valorada por la cinefilia y por la crítica profesional. No por ningún motivo triunfó en los Oscar con los cinco galardones más gordos: mejor película, director, guion adaptado para Ted Tally, actor y actriz principales para Anthony Hopkins y Jodie Foster, rostro de la Clarice Starling. Y alguna cosa se olerían los que se prestaron para hacer un cameo en el filme. Para empezar, el productor Kenneth Utt (1921-1994) se enfunda al doctor Akin, presente cuando examinan el cadáver de Fredrica Bimmel en la Funeraria Grieg. Y el cantautor californiano Chris Isaak (n. 1956) y el guionista Ted Tally son dos miembros del SWAT que acuden al Palacio de Justicia del condado de Shelby, Tennessee, cuando el doctor caníbal escapa de allí.
Tres cineastas ante las cámaras
Pero los cameos más distinguidos de El silencio de los corderos pertenecen a dos directores de cine bastante conocidos: el detroitino Roger Corman (n. 1926) y el neoyorkino George A. Romero (1940-2017). El uno nos brindado películas como La pequeña tienda de los horrores (1960), El péndulo de la muerte (1961) o El hombre con rayos X en los ojos (1963), y es Hayden Burke, director del FBI. Al otro le debemos La noche de los muertos vivientes (1968), sus cinco secuelas y la fiebre zombi que desataron, y da vida a uno de los agentes federales de Memphis. Y el tercero de los cineastas a los que encontramos durante el metraje es el propio Jonathan Demme (1944-2017), quien nos regaló además Philadelphia (1993) y al que descubrimos entre la multitud en la escena final.