El 31 de diciembre no solo se acabará un año aciago por la pandemia de coronavirus. También se cerrará una era de internet. Adobe anunció hace unos meses que dejará de actualizar y dar soporte a Adobe Flash Plugin, poniendo así el epitafio definitivo a un software que durante años ha sido el motor que ha hecho que muchas webs fueran más funcionales y accesibles… Hasta que sus propios males superaron sus bondades.
Porque en torno a Flash se ha conglomerado desde hace años ya varios fallos tecnológicos de calado que lo hacían una vía de entrada perfecta para problemas de seguridad. Adobe ya anunció el cese de este servicio hace tiempo, sin embargo, su muerte ha sido agónica y lenta.
Para evitar que los fallos de Flash sigan sobreviviéndole, Adobe aconseja desinstalarlo manualmente de los navegadores y dispositivos, y también bloqueará de forma automática el contenido Flash desde el 12 de enero.
Se cierra así la historia de una solución que fue un estándar de la web durante mucho tiempo -todo aquel que haya estudiado algo de diseño web hasta 2015 difícilmente no ha tenido que presentar algún mapa, o contenido creado con Flash-, y que a pesar de todas sus taras, también merece ser recordado por su enorme legado.
Un legado que, por cierto, seguirá preservándose en la imprescindible archive.org, donde por medio de un emulador llamado Ruffle se podrán seguir disfrutando de algunos de las animaciones y creaciones más históricas hechas con Flash: desde vídeos que en su momento triunfaron en Youtube a infografías, pasando, por supuesto, por videojuegos.
Un programa nacido para hacer la web accesible
Antes de Flash, las páginas web eran constructos de texto planos con hipervínculos muy poco visuales. Las dificultades de hacerla más visual en gran parte residían en el peso y la banda ancha de entonces para añadir imágenes, y ya de forma inimaginable, vídeo o animaciones.
En ese contexto apareció FutureSplash Animator, un software que permitía añadir contenido multimedia interactivo y animaciones que cambiaría el aspecto de la web para siempre, creando las primeras interfaces visuales. Era el año 1996, y FutureWare, la compañía que había puesto esa solución en el mercado, que permitía reducir el peso de gráficos y animaciones para el entorno web de forma drástica, había dado en el clavo.
La web de Los Simpson fue por ejemplo puesta en marcha con esta tecnología y así lucía en 1996:
Su disrupción pronto llamó la atención de los compradores. En apenas unos meses Macromedia adquirió FutureWare, renombrando el producto ya como Flash y añadiendo la posibilidad de soportar audio.
Sin embargo el gran cambio de paradigma supuso que Flash comenzara a soportar vídeo con su FlashPlayer en la web, algo que pronto se convirtió en estándar, y que por ejemplo fue la base del lanzamiento de Youtube en 2005.
Aquellos fueron los años dorados de Flash, en los que todos los navegadores lo tenían habilitado para poder disfrutar de lo que las páginas web, ahora de verdad, eran capaces de aportar en cuanto a contenido multimedia. De ese año 2005 es también el gran cambio empresarial, cuando Adobe se llevó la puja por Macromedia adquiriéndola por una suma que rondaba los 3.500 millones de dólares.
El comienzo del fin lo puso Steve Jobs
Esa época dorada duró apenas un lustro. Con Adobe mejorando cada vez las funcionalidades de Flash y haciendo que fuera un básico en cualquier conexión a internet, empezó a trabajar en las integraciones en el mercado móvil… Pero entonces llegó el primer mazazo.
En el año 2010 Steve Jobs publicaba una carta en la web de Apple titulada Pensamientos sobre Flash en el cual abordaba varias dudas que tenía sobre esta solución, que ya iban en consonancia con los problemas de seguridad que provocaba, el hecho de que Flash, por muy estándar que fuera, dependía de Adobe, y los problemas de performance que podría suponer para la batería de los dispositivos móviles. Y tomaba una drástica decisión: no permitiría usar Flash en sus iPhone y recién lanzados iPads.
Shantanu Narayen, entonces CEO de Adobe, no tardó en dar una respuesta, iniciando una guerra dialéctica, culpando a su vez a la capacidad del software de Apple de colgarse por sus propios motivos y no por culpa de Flash.
Que cada uno le dé a Jobs el rango de visionario que quiera -Microsoft también llevando tiempo buscando alternativas a Flash-, pero lo cierto es que aquello fue el comienzo de un fin muy abrupto. En el siguiente gráfico se puede ver cómo desde 2011 la cuota de presencia de Flash en navegadores empezó a caer en picado mientras JavaScript copaba la plena totalidad.
El adiós de Youtube
El camino hacia el deceso estaba marcado. Desde 2011 el W3C, el consorcio internacional que marca las recomendaciones para internet, empezó a apostar por HTML5, una revisión del lenguaje que ya conseguía cubrir las cualidades de Flash. Youtube, quien hasta ahora había basado su tecnología en Flash, se pasaba al nuevo estándar en 2015 y Google eliminaría la posibilidad de habilitar anuncios y desincentivaba los resultados de búsqueda que usaran este desarrollo.
En 2017, hace ya 3 años, Adobe hacía oficial que echaría el cierre a Flash en 2020, una fecha que ha llegado para poner fin a lo que fue una era de internet a excepción de China, donde desde 2018 la empresa Chongqing distribuye Flash por licencia, y parece que seguirá activo, al menos de momento.