La secuencia con la que se inicia el capítulo “The Jedi” (2x05) de The Mandalorian (Jon Favreau, desde 2019), el prólogo del mismo, es impresionante tanto en su ambientación como en su ejecución audiovisual y la carga dramática que consigue, y así no tiene que envidiarle absolutamente nada a ninguna de las películas que han jalonadado durante más de cuatro décadas la exitosa saga de Star Wars, disponible al completo en Disney Plus, así como esta serie protagonizada por el cazarrecompensas Din Djarin (Pedro Pascal) en compañía del pequeño Baby Yoda.
Si ya hubo un esperado regreso en “The Marshal” (2x01), que había sido vislumbrado antes en “The Gunslinger” (1x05), aquí nos ofrecen la traslación del cine animado al de imágenes reales de Ahsoka Tano (Rosario Dawson), a la que conocimos en el filme The Clone Wars (Dave Filoni, 2008), que se prodigó bastante en su serie homónima (George Lucas, 2008-2020) y en Rebels (Simon Kinberg, Carrie Beck y Filoni, 2014-2018), que ya fue mencionada en “The Heiress” (2x03) y cuya voz oímos en un momento fundamental de El ascenso de Skywalker (J. J. Abrams, 2019).
En los doce episodios anteriores de The Mandalorian, lo único relacionado con los Caballeros Jedi que hay son menciones a los mismos, a la Fuerza y ejemplos de las habilidades de Baby Yoda al utilizarla más o menos divertidos o sensacionales. Y la espectacular aparición de Ahsoka Tano, antigua padawan de Anakin Skywalker (Hayden Christensen), en “The Jedi” supone la definitiva introducción de este tipo de personajes en la serie. Un sable láser luminoso de los que les son característicos, sin embargo, ya lo pudimos ver al final de “Redemption” (1x08), pero eso no impide que nos encante contemplar cómo ella usa los suyos con tanta maestría.
Jon Favreau (El rey león) y su equipo, con Dave Filoni (Avatar: La leyenda de Aang) dirigiendo en este caso, siguen sacando partido de la adorabilidad de Baby Yoda. Y las revelaciones posteriores sobre el enano orejudo son tan inesperadas que no pueden sino satisfacernos mucho. Pero la atmósfera opresiva del planeta Corvus, con su paisaje inhóspito, de reminiscencias góticas, su ciudad orientalizada y el yugo tiránico de Morgan Elsbeth (Diana Lee Inosanto), también es algo nuevo en la constante inquietud que provoca, alimentada por la oportuna partitura de Ludwig Göransson (Tenet).
El encuentro de Din Djarin y Ahsoka Tano puede calificarse de mítico de por sí, no porque su primera escena juntos resulte especialmente memorable, sino porque la Jedi ya ha alcanzado tal categoría por su trayectoria en las series animadas de Star Wars y el cazarrecompensas protagonista de The Mandalorian, quieras que no, la ha asumido asimismo en muy poco tiempo. Y, si las motivaciones de ella están cargadas del acervo narrativo de las trilogías fílmicas, su irrupción en la ciudad nos trae de nuevo el aroma del western, como el duelo ulterior del mandaloriano y sus disparos prestos.
De la misma manera, el que afronta Ahsoka Tano no nos puede sino recordar todos aquellos que hemos visto en las películas de Star Wars, una tradición de la franquicia galáctica de la que no debían privarnos en The Mandalorian de ningún modo, y por eso no lo hace. Y es en “The Jedi” para finalizar cuando comprobamos, no solo el peso de las tragedias con las que los espectadores hemos sufrido en la saga, sino también la gran conexión emocional que existe entre Din Djarin y el encantador Baby Yoda, o Grogu a partir de esta aventura, hasta el punto de que logra conmovernos. Un gran episodio, en definitiva.
