Tener la oportunidad de añadir una película o una serie de televisión a una saga cinematográfica de la amplitud de Star Wars, que además cuenta con su propia mitología, pone a disposición de los cineastas multitud de posibles argumentos y referencias para enriquecer la historia que decidan contar. Es lo que ocurre, por supuesto, con The Mandalorian (Jon Favreau, desde 2019), y se ha demostrado una vez más durante el episodio “The Marshal” (2x01), ya en Disney Plus y con el que, por otra parte, han conseguido que nos explote la cabeza en un par de momentos con implicaciones de lo más sorprendentes.
Din Djarin (Pedro Pascal), nuestro cazarrecompensas predilecto de esta galaxia tan lejana, acuerda con Cobb Vanth (Timothy Olyphant), el sheriff de Mos Pelgo, que le ayudará a deshacerse del gigantesco dragón krayt que amenaza la supervivencia del pueblo a cambio de que le entregue sin rechistar la armadura mandaloriana que porta, la cual obtuvo tras un trueque con los jawas y sobre la que ambos desconocen que perteneció al mismísimo Boba Fett (Temuera Morrison). Y esta trama acerca del temible monstruo explica una escena que habíamos olvidado de Star Wars: Una nueva esperanza (George Lucas, 1977).
Durante la misma, Obi-Wan Kenobi (Alec Guinness) impide que el apuro en el que se ha metido un imprudente Luke Skywalker (Mark Hamill) al seguir a R2-D2 hasta los Páramos de Jundland vaya a mayores: logra ahuyentar a los bandidos tusken o moradores de las arenas imitando “el grito de caza de un dragón krayt”, tal como explica en la dramatización radiofónica del filme que se produjo en 1981, con la colaboración plena del propio George Lucas, para la National Public Radio. “Su imaginación hizo el resto y se apresuraron”, concluye Obi-Wan. Y ahora, gracias al capítulo 2xo1 de The Mandalorian, podemos entender que los moradores de las arenas huyeran despavoridos al oírle.