Donald Trump tardó muy poco en contestar al anuncio de Pfizer y BioNTech de que su vacuna tenía un 90% de eficacia contra el coronavirus. En una semana intensa en la que el presidente de Estados Unidos ha puesto varias veces en duda el resultado de las elecciones que han dado la victoria a Joe Biden, el todavía mandatario escribió en Twitter que tampoco confía en los resultados de Pfizer. Pero no es el único. En este momento hay tres vacunas que se encuentran en la última fase del proceso para que sean aprobadas y, desde que estas noticias salieron a la luz, muchas personas han compartido en redes sociales sus dudas por la rapidez con la que se han llevado a cabo los ensayos. De ahí a una llegada masiva de noticias falsas sobre la vacuna de la COVID-19 hay un paso.

Después del anuncio de Pfizer y BioNTech, la farmacéutica empezó a ser tendencia en Twitter pero también lo fue Bill Gates. Tanto los antivacunas como las personas que creen en teorías de la conspiración relacionadas con el coronavirus han puesto el foco en el fundador de Microsoft y su trabajo relacionado con las vacunas a lo largo de los años. Gates es solo una parte de la desinformación que corre por muchas redes sociales desde que sabemos que el día en el que tengamos una vacuna para la población está cada día más cerca.

Y todo indica a que lo peor está por llegar. En el momento en el que una vacuna esté disponible, surgirán muchas dudas acerca de su efectividad, mucha gente tendrá miedo de sus efectos secundarios y otra mucha se preguntará por qué la vacuna ha llegado a una parte de la población y no a otra. En estos momentos, la actuación de las redes sociales es clave. Pero ¿están listas las plataformas para toda la avalancha de fake news y desinformación que puede llegar en los próximos meses con motivo de la vacuna que nos puede liberar de la pandemia?

La ola perfecta para las noticias falsas sobre la vacuna

Pablo Lara, Profesor de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) opina que las redes sociales no están listas, pero no son los únicos. En entrevista con Hipertextual, Lara opinó que detrás de las noticias falsas hay todo tipo de intereses. Desde los geopolíticos, porque las potencias quieren ser las primeras en tener la vacuna y también desde las farmacéuticas por ganar la carrera científica. Por lo tanto, una noticia que perjudique a Pfizer podría ser provechosa para otra farmacéutica que forme parte de la misma carrera por la vacuna. "Es la ola perfecta y ni las redes ni nadie está preparado para eso. Solamente se pueden generar alertas para advertir sobre contenido engañoso".

Lara indicó que la ola perfecta para las noticias falsas de la vacuna se ha propiciado también porque el grupo de los antivacunas, sobre todo en algunos países europeos y en Estados Unidos, tienen ahora mucha más presencia que antes.

"Hay grupos de Whatsapp regionales y locales donde se reúnen para gestionar un único mensaje y eso hace que la noticia falsa sea más importante porque se han armonizado, se han puesto de acuerdo en los comentarios. No es lo mismo que el robot haga noticias falsas sobre una temática porque a alguien le interesa que cuando hay grupos articulados para generar un mensaje".

Las plataformas como Facebook, Twitter y YouTube ya cuentan con mecanismos para hacer frente a situaciones como esta. No es la primera vez que hay un pico de noticias falsas en redes sociales. Ocurrió en las elecciones estadounidenses de 2016 que ganó Donald Trump, pero también en cada comicio local o en regiones como Cataluña con motivo del proceso independentista. En el caso de las vacunas, el reto no será menor. La amenaza principal, y quizá la más común, sea la lucha de ciertos grupos contra la vacuna y las teorías de la conspiración. Pero también es posible que los mensajes de extremo optimismo también puedan ser perjudiciales. Por ejemplo, un mensaje que indique que dentro de unos meses tendremos una vacuna y podremos volver a una vida sin mascarillas y libres de virus es engañoso. A pesar de que exista una vacuna, es posible que la protección no sea total o que las restricciones de movilidad siguen estando vigentes hasta que toda la población esté vacunada.

"Casi nadie se ha dado cuenta todavía de la complejidad, el caos y la confusión que se producirán en unos pocos meses", dijo el Dr. Gregory Poland, director del Grupo de Investigación de Vacunas de la Clínica Mayo, para The New York Times. De hecho, esta confusión ya ha empezado. Tras el anuncio de Pfizer, Rusia dijo que su vacuna tiene una eficacia del 92%. Con este anuncio relacionado con la vacuna rusa, Sputnik V, se dio el pistoletazo de salida a una guerra de cifras para ver quién tiene la solución más definitiva contra la pandemia. Si en el sector de las vacunas hay tensión, no es de extrañar que esta llegue también a las redes sociales.

En los tiempos de confusión, la responsabilidad no es solo de las plataformas digitales. Pablo Lara explicó para Hipertextual que es necesario establecer unos sistemas de comunicación para comunicar a la ciudadanía. "Ha habido un momento en el que ha sido algo negativo decir que tienes coronavirus, era como decir que tenías la peste, y nadie lo ha positivado. Si no sabes cómo comunicarlo, produce un efecto adverso", dijo el profesor. Este fenómeno puede tener un efecto en la vacuna porque mucha gente puede decir a su entorno que no necesitan la vacuna porque están libres de virus o, en el caso contrario, decir que se han vacunado aunque no lo hayan hecho por miedo a ser juzgados.

El coronavirus es un capítulo más de una triste historia sobre las noticias falsas y la desinformación. Desde que empezaron los confinamientos en casi todo el mundo y la realidad de toda la población cambió, no han parado de surgir nuevas teorías de la conspiración que afirman que la pandemia es un fraude. A excepción de las elecciones de Estados Unidos, la mayoría de fake news en los últimos meses han estado centradas en el coronavirus y un estudio de VineSight y publicado por Recode muestra que las vacunas juegan un papel importante en la jungla digital.

Las plataformas quieren responder

A las redes sociales no les viene de nuevo esta situación. Como comentábamos anteriormente, en los últimos años han habido picos de noticias falsas en períodos electorales o durante la irrupción de movimientos sociales. Sin embargo, desde que empezó la pandemia, las plataformas con más seguidores han puesto en práctica varias estrategias para intentar combatir la desinformación.

En el caso de las noticias falsas de las vacunas, YouTube ha ampliado sus Políticas de Desinformación Médica sobre la COVID-19 para eliminar contenido que incluya afirmaciones que contradigan el consenso de los expertos de las autoridades sanitarias locales o de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

"La llegada de una vacuna contra el COVID-19 puede ser inminente, por lo que nos aseguramos de contar con las políticas adecuadas para poder eliminar la información errónea relacionada sobre este tema en la plataforma", indicó un portavoz de Google a Hipertextual. Esta información errónea puede ser, por ejemplo, si un usuario afirma que la vacuna matará a las personas o que causará infertilidad. También que se implementarán microchips en las personas que reciban la vacuna.

Al igual que con otro tipo de publicación de noticia falsa, YouTube enviará primero un correo electrónico al usuario y, si es la primera vez que infringe las normas, recibirá una advertencia. A la tercera falta, se cancelará el canal.

Por su parte, fuentes de Twitter señalaron a Hipertextual que reconocen el papel que desempeña la plataforma en la difusión de información creíble sobre salud pública. "Seguimos trabajando en nuestros planes de productos y políticas ante la llegada de una vacuna viable y médicamente aprobada. Así como con todas nuestras normas y actualizaciones, nos esforzaremos por hacer este trabajo contando con la opinión pública como hemos hecho anteriormente".

Twitter destacó que tiene un sistema de alerta en las búsquedas que dirige los usuarios a fuentes de salud pública autorizadas cuando alguien busca términos asociados con las vacunas para evitar la amplificación de contenidos que no son fiables sobre la seguridad de la vacuna.

"Nos aseguramos de que el contenido publicitario en la plataforma no pueda contener afirmaciones engañosas sobre la cura, el tratamiento, el diagnóstico o la prevención de ciertas enfermedades y problemas, incluidas las vacunas".

Estos esfuerzos se dirigen a todo el contenido relacionado con la COVID-19. Desde que la red social introdujo una guía específica en los inicios de la pandemia, ha eliminado 20.000 tweets y retado 8 millones de cuentas.

Por último, Facebook busca conectar a los usuarios con la información autorizada de los expertos en salud para evitar que se propague información falsa. Según la plataforma, se ha dirigido a más de 2 mil millones de personas a información de la OMS y otras autoridades de salud. En total, 350 millones han entrado en el link para obtener más datos sobre temas relacionados con la pandemia del coronavirus.

La red social destacó que trabaja con más de 80 organizaciones de verificación de datos que revisan contenido en más de 60 idiomas en todo el mundo y que, si se califica una publicación como información falsa o engañosa, se reduce su impacte y se muestran etiquetas para advertir a los usuario. En abril, Facebook habilitó etiquetas de advertencia en 50 millones de publicaciones. El 95% de las personas que vieron esa etiqueta ignoraron el contenido engañoso.

El ¿negocio? de las noticias falsas sobre la vacuna

Noticias falsas vacuna
Yohann Libot / Unsplash

Las plataformas digitales están tomando algunas medidas para frenar la desinformación y las noticias falsas sobre la vacuna de la COVID-19 pero en muchas ocasiones puede ser complicado identificar un contenido más ambiguo. Y en un momento como este todavía más, cuando se están planteando muchas dudas que pueden resultar difícil de identificar como engañosas. Los cuestionamientos sobre la vacuna son lógicos, sobre todo si tenemos en cuenta que nunca antes se ha hecho una basada en ARNm -que utilice el código genético en lugar de una parte del virus-. Sin embargo, el límite está en cómo esas dudas pueden llegar a convertirse en una herramienta para fomentar la desinformación. "Los grupos antivacunas están buscando activamente a personas que cuestionan y dudan, y están ahí, esperando decir: 'Tienes razón, tienes una buena razón para estar preocupado, hay un problema'", dijo a BBC Heidi Larson, directora del Vaccine Confidence Project.

En esta línea, Larson reconoció en un informe publicado en The Lancet que redes sociales como Facebook han contratado a mucha gente para trabajar en las noticias falsas sobre el coronavirus y que Twitter también ha tomado medidas como eliminar vídeos con información engañosa, como un vídeo de Donald Trump en el que sugería que los niños son casi inmunes al SARS-COV-2. Sin embargo, el Centro para la Lucha contra el Odio Digital (CCDH, por sus siglas en inglés) no está convencido y criticó que las plataformas no eliminan de facto todo el contenido relacionado con los antivacunas. En su informe The Anti-Vaxx Industry: How Big Tech powers and profits from vaccine misinformation, el centro afirmó que las cuentas del movimiento ha conseguido 7.8 millones más de seguidores desde 2019.

Asimismo, el CCDH señaló que 31 millones de personas siguen a grupos antivacunas en Facebook, mientras que otras 17 millones se han suscrito a cuentas similares en YouTube. En este contexto, el informe arrojó que este movimiento es lucrativo para las redes y que puede generar ingresos anuales de mil millones de dólares para las empresas de redes sociales. "Hasta 989 millones de dólares podrían acumularse solo en Facebook e Instagram, en gran parte por publicidad dirigida a los 38.7 millones de seguidores de cuentas antivacunas", dice el informe.

"La decisión de continuar alojando contenido de información errónea conocida y los actores dejó a los anti-vacunas en línea listos para atacar sobre la oportunidad que presenta el coronavirus".

El CCDH apuesta por una respuesta firme con la eliminación de todo rastro del movimiento contra las vacunas y señaló que esta es la única estrategia que funciona para detener la propagación de este tipo de grupos que pueden ser un peligro para la salud pública. Sin embargo, en el informe de The Lancet, Vish Viswanath, profesor de comunicación sanitaria en el Departamento de Ciencias Sociales y del Comportamiento de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, no está de acuerdo con esta medida. Además de poner el foco la importancia de la libertad de expresión, Viswanath alertó que bloquear de esa manera a ese movimiento o a otros grupos defensores de teorías de conspiración puede convertirlos en mártires e incluso se podría dar crédito a sus argumentos por ir contra el poder. "No se puede simplemente quitar el escenario y asumir que esta gente se va a ir. Estamos hablando de creencias muy arraigadas", señaló.

Parler, sin censura ni escrúpulos

Mientras unas lo combaten, otras lo fomentan. Twitter ha advertido en más de una ocasión sobre las publicaciones potencialmente engañosas de Donald Trump. La última vez cuando el presidente ha afirmado que los resultados de las elecciones son fraudulentos. Pero, en medio de la polarización en el país, una red social apuesta por todo lo contrario a las otras plataformas que intentan liberarse de la información tóxica. Se trata de Parler, una app que ha conseguido más de 8 millones de usuarios en los últimos meses y que tiene como lema principal la libertad de expresión. En todos los términos y sin excusas.

Con esta apuesta, esta red social rememora la anarquía de internet, la vuelta de la Wild Wild Web. En Estados Unidos, varios medios locales han analizado cómo esta plataforma ha crecido como la espuma, sobre todo después de la victoria de Joe Biden. Para los seguidores de Trump, Parler se ha convertido en el espacio perfecta para dar rienda suelta a sus dudas sobre el proceso electoral, defender al republicano y difundir teorías conspirativas. Todo lo que no pueden hacer en las plataformas como Twitter o Facebook, que han censurado este contenido por fomentar la desinformación. En Parler, no se verifica el contenido, nunca se bloquea nada. No hay, en definitiva, control alguno.

Detrás de la plataforma está John Matze, un empresario que alerta de un problema en las redes sociales porque benefician las opiniones y posturas relacionadas con la izquierda. Unas declaraciones que han alentado a la derecha a unirse a Parler. La barrera está solamente en contenidos o pornográficos o que alienten al terrorismo.

A pesar de que Parler va a contracorriente en lo que a control del contenido se refiere, poco se puede hacer actualmente para impedirlo. Cada plataforma tiene ahora mismo la potestad de implementar las medidas y estrategias que crea necesarias para frenar el contenido de odio, las noticias falsas o la desinformación. Los gobiernos están tomando cada vez más la iniciativa, aunque las medidas aprobadas hasta ahora han sido también foco de críticas. En el caso específico de España, el Congreso aprobó recientemente una iniciativa de Unidas Podemos para estrechar el cerco contra el discurso de odio, aunque abogados digitales alertaron a Hipertextual que esta medida puede tener graves implicaciones para la libertad de expresión.

Equilibrar la balanza es complicado en algunos pero, en el caso de las vacunas, las consecuencias de la desinformación pueden tener graves implicaciones. Según un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona, solo el 70% de los españoles estaría dispuesto a ponerse una vacuna. Para alcanzar la inmunidad de grupo es necesario que el porcentaje de población vacunada llegue al 80%. De cumplirse el porcentaje, ni siquiera una posible vacuna de Pfizer podría llegar a ser infalible contra el coronavirus. Los investigadores lamentaron este resultado, que es incluso peor en otros lugares del mundo. La desinformación y las noticias falsas sobre la vacuna no harán más que incrementar este peligro que no solo afecta a la salud informativa, también a la pública.

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