A estas alturas de Fear the Walking Dead (Robert Kirkman y Dave Erickson, desde 2015) y de esta sexta temporada, la serie dispone de varios hilos narrativos de los que puede tirar cuando sus cineastas lo consideren adecuado. Y debe hacerlo con cada uno alternativamente y sin permitir que los espectadores los olviden, porque otra cosa no es de recibo ni, desde luego, propia de todo buen narrador que se precie. Así que, para comenzar el capítulo “Bury Her Next to Jasper’s Leg” (6x06), su prólogo y lo que ocasiona la trama concreta están dedicados al misterio que envuelve las pintadas con espray que dan nombre a “The End Is the Beginning” (6x01) y sus inquietantes responsables.
Además, se insiste en el hecho de que Virginia (Colby Minifie) es de esos cargantes villanos a los que les resulta irresistible explicarse con largas peroratas que parecen llenas de desenfadado pero en las que, al mismo tiempo, se intuye siempre algo alarmante, la amenaza de un psicópata mesiánico sin demasiados escrúpulos. Quizá le chifle oír su propia voz, y esto la acerca más al pelmazo de Negan (Jeffrey Dean Morgan) que al rumiante Philip Blake, el Gobernador (David Morrissey). Por otra parte, gracias a la figura en la colorida cabecera con aires a cómic de western, sabemos que “Bury Her Next to Jasper’s Leg” se centra en June (Jenna Elfman), reaparecida al final de “The Key” (6x04).
Pero los hilos narrativos que realmente aborda son los iniciados en este último y en “Leave What You Don’t” (5x13) y, no obstante, se termina alzando con una identidad distinguible, no por completo separada de los anteriores, claro. Y la planificación y el montaje vivísimo de la escena que sigue a los títulos de “Bury Her Next to Jasper’s Leg” no tiene mucho que envidiarle a los mejores dramas médicos televisivos de la familia de Urgencias (Michael Crichton, 1994-2009). Y, después, una conversación nada casual nos despierta dudas sobre el paradero del paralítico Wendell (Daryl Mitchell), por cuya vida ya temíamos desde “The End of the Line” (5x16) a causa de las ideas protoeugenésicas de Virginia.
Debemos confesar que nos da mucho gusto que, como Morgan Jones (Lennie James) en el potente cierre de “The End Is the Beginning”, alguien le plante cara por fin a la susodicha. Y las escenas de tensión que se producen tras haberlo decidido, con el impulso imprudente que solo nace de la humanidad más básica y de la más sencilla decencia y en un contexto enormemente peligroso, no es posible que se las salte un galgo y nos tienen con el alma en vilo. Y un volantazo insólito nos hace temer que los demonios conjurados por Virginia en cuantos episodios de Fear the Walking Dead la hemos visto abrir la bocaza, casi nunca para decir algo bueno, no se exorcicen de una forma satisfactoria de veras.
Pero, no solamente nos espantan ese miedo específico que nos atraviesa como un rayo en un instante de horror, sino que los showrunners Andrew Chambliss e Ian Goldberg (Érase una vez), junto con la directora Daisy von Scherler Mayer (Halt and Catch Fire) y los guionistas Ashley Cardiff (Girlfriends’ Guide to Divorce) y Nick Bernardone (Unbreakable Kimmy Schmidt), hasta consiguen satisfacer en cierto modo nuestros deseos como espectadores malevolentes, los de la masa encolerizada que se armaría con el martillo de las brujas para exigir lo que creen justo, pero sin que sea necesario encender las antorchas. O no todavía. Si es que no bastan los fuegos de “Bury Her Next to Jasper’s Leg”, la alegría final por reencontrarse y ese último desvío tan descorazonador.
