A unas semanas del estreno de El dilema de las redes sociales en Netflix, Facebook acusó al documental de caer en el sensacionalismo. A la empresa de Mark Zuckerberg no le gustó el modo como la película deja al descubierto las prácticas de manipulación y control de datos de sus usuarios.

La empresa publicó un documento titulado "En qué se equivoca 'El dilema de las redes sociales'" donde aborda siete puntos que considera erróneos en la película. Entre ellos se encuentra el problema de adicción, la forma como obtiene dinero la empresa con la información de usuarios, su famoso algoritmo y más.

Facebook menciona que los creadores del documental no incluyeron testimonios de empleados actuales de la empresa o de expertos con una visión diferente a la narrativa propuesta por el film. Esto es interesante, ya que si bien El dilema de las redes sociales presenta a Justin Rosenstein, co-creador del botón de Me Gusta, y otros expertos, el documental no contrasta testimonios.

La tecnológica dice que el documental se basa en los comentarios de aquellos que no han estado en el interior [de la empresa] durante muchos años. Pese a que esto puede ser cierto — Rosenstein abandonó Facebook en 2008 — lo cierto es que El dilema de las redes sociales ofrece datos abrumadores que no le gustan a Facebook o cualquier otra empresa mencionada en el film.

Facebook no teme al ridículo con esta postura

Mark Zuckerberg Facebook

No es un secreto que a Facebook le disguste que expongan sus defectos (que son muchos), sin embargo, su postura llega a un nivel de negación nunca antes visto por la empresa.

De acuerdo con Facebook, su estrategia es ofrecer valor a las personas y no mantenerlas cautivas. "Nuestros equipos de productos de News Feed no están incentivados para crear funciones que aumenten el tiempo dedicado a nuestros productos." mencionan, añadiendo algunos cambios que hicieron al feed de noticias en 2018 para reducir el uso de la red social.

Sobre el algoritmo y el modo como monetizan con nuestra información, Facebook dice que "los usuarios no somos el producto" y que no venden nuestros datos a nadie. Solo proveen información a los anunciantes sobre el tipo de personas que visualizan la publicidad. El algoritmo no está loco, simplemente es creado para "mejorar" la experiencia de las personas.

Facebook asegura proteger la privacidad de nuestros datos, aunque la realidad dista mucho de eso. En numerosas ocasiones se han reportado fallos de seguridad que derivan en accesos no autorizados a nuestra información. La empresa dice haber aprendido la lección de 2016, cuando Cambridge Analytica y otros actores se aprovecharon de la plataforma para manipular las elecciones de Estados Unidos.

"La polarización y populismo existen desde mucho antes de Facebook"

Donald Trump gritando TikTok

El dilema de las redes sociales aborda el tema de la polarización y desinformación. Según Facebook, el primero lleva ocurriendo desde mucho antes de que existiera la plataforma. A modo de disculpa, la empresa dice hacer su trabajo en reducir contenido que genere conflicto, aunque asegura que esto corresponde a un pequeño porcentaje de lo que la gente ve en Facebook.

Un tema que va de la mano con la polarización es la desinformación. En meses recientes Facebook ha sido criticado por su postura sobre las fake news y el contenido de odio. Mientras Twitter y otras redes sociales censuraban a Donald Trump, Mark Zuckerberg dijo que Facebook no podía ser "árbitro de la verdad" y permitió al mandatario publicar contenido incendiario en su plataforma.

La postura de hoy menciona que no quieren discurso de odio en Facebook y trabajan en removerlo. "Sabemos que nuestros sistemas no son perfectos y hay cosas que extrañamos. Pero no nos quedamos de brazos cruzados y permitimos que se difunda información errónea o incitación al odio en Facebook." remata el documento.

Pese a lo bueno o malo que llegue a ser El dilema de las redes sociales, la realidad es que el documental pone sobre la mesa varios puntos por los que Facebook ha estado en el centro de la polémica. La postura de la empresa no solo deja claro que se rehúsan a aceptarlos, sino que no tiene inconveniente en ofrecer una falsa narrativa para contrarrestar la crítica.