Eran Taksee y ahora se han reconvertido para abarcar más cuota de un mercado cada vez más grande. La enseña de taxis para empresas se transforma en Imbric, un servicio que quiere acoger todos los tipos de movilidad y gestionarlos desde una sola aplicación. Es, desde hace tiempo, el sueño de muchos usuarios que, sin embargo, aún tiene algunos flecos que resolver.
La movilidad en las ciudades. Es un tema ya recurrente durante los últimos tiempos junto a la búsqueda de nuevos modelos de movilidad y transporte, problemas asociados precisamente a esos nuevos modelos y la gestión de los mismos. Junto a ellos, la necesidad de controlarlo todo. Junto a las numerosas opciones de patinetes, coches compartidos, motos, bicis, taxis y VTCs, todo ello sumado al transporte público, la gestión vía app de la movilidad ha sido una pesadilla.
De los taxis a la movilidad urbana
Taksee nacía con un objetivo muy concreto: abordar el sector del taxi para empresas. De esta manera se alejaba de la guerra de las calles que pronto sumaría a rivales de la talla de Uber y Cabify. Más tarde, los gigantes de las VTC empezarían a abordar el mercado del usuario profesional.
De esta manera, y según los datos del sector aportados por la CNMC con datos de 2019 –que se mueven entre horquillas para respetar las decisiones de negocio del sector privado–, Cabify y Uber ocupan la mayor cuota de mercado –entre un 40% y un 50%, y un 30% y un 40% respectivamente–. Free Now, gigante del taxi en España– un 15% aproximadamente. Taksee, solo operando taxis reglados, manejaría una cuota del 5% aproximadamente.
Es, ante todo, una cifra pequeña en un sector que ha crecido en los últimos años; pero que seguía centrándose en la movilidad corporativa. Presentes en varios países, comenzaron no solo a gestionar taxis; su negocio se extendió a todo tipo necesidades.
Con esto, y desde su fundación en 2011, llegó el cambio. El grupo Eysa –empresa especializada en el cobro de estacionamiento de vehículos– compró la compañía en 2018. Y ahí empezó el cambio.
Imbric: de empresas a usuarios
12 millones de facturación en 2019 y un crecimiento del 20% anual, estos son los datos que aporta José María Cánovas, CEO de Imbric y fundador de Taksee en la presentación de la nueva opción de transporte.
La realidad es que Imbric se ha presentado por todo lo alto con una colaboración público privada. Tras un acuerdo con la EMT, a través de la propia aplicación se pueden comprar billetes sencillos para la red de autobuses de Madrid. También se puede coger una moto de Muving, por supuesto coger un taxi de Taksee y reservar parking dentro de la red Eysa: elParking, Parkingdoor, Plock o SCI. Metro de Madrid y Renfe están en el radar, pero cuentan con algunas complicaciones para implantar el servicio. La entrada por tornos supone un problema para muchos dispositivos móviles.
El objetivo, explican, "es ofrecer todas las opciones de movilidad en las ciudades" y que sea solo a través de una aplicación para los 15 millones de viajes individuales que se realizan cada día en las ciudades.
Abordan, además, un sector que ha quedado en segundo plano con la llegada de la movilidad compartida: el coche privado.
"El transporte público no siempre satisface las necesidades y para muchas plataformas de transporte, el coche privado es el mayor enemigo, pero nosotros creemos que hay que tenerlo en cuenta", explica Cánovas.
Nueva aplicación, mismo problema
Imbric ofrece una solución que sus predecesoras llevan intentado lograr desde hace tiempo: pagar a través de la propia aplicación sin tener que registrarse en todas las opciones de movilidad.
Es una ventaja comparativa que, sin embargo, abre la puerta a otros problemas: faltan todas las opciones de movilidad.
Cánovas explica, por un lado, que están en conversaciones con los ayuntamientos para que se unan a la aplicación –de una forma similar a la EMT–. También adelantan que están en conversaciones con otros servicios de movilidad compartida, a la espera de que actualicen sus sistemas de integración.
Suscríbete a la newsletter diaria de Hipertextual. Recibe todos los días en tu correo lo más importante y lo más relevante de la tecnología, la ciencia y la cultura digital.
Es un problema que viene de largo. Por un lado, muchas plataformas ya tienen a los usuarios; la idea de pagar una comisión –modelo de negocio de Imbric– a un tercero para ofrecer su servicio no es del todo atractiva para muchos.
Es algo que, de hecho, llevan intentando muchos desde hace tiempo. Con el todopoderoso Google controlando gran parte de la información de los trayectos, seguido de un muy preciso Citymapper a esta congregación su sumó Chipi con su propuesta de comparación de precios y servicios. Su objetivo, de hecho, era el mismo que el de Imbric: gestionar todo desde una misma aplicación.
Las grandes empresas y sus propios servicios
Junto a la barrera de la comisión, otro problema añadido. Las aplicaciones propias de los conglomerados de empresas. Así como Imbric controla el universo de los parkings, además de una buena porción de taxis y motos, hay otros gigantes con sus propios intereses.
Cabify, con sus patinetes, motos y, por supuesto, taxis y VTCs ha creado su propio ecosistema de transporte y movilidad. Tanto lo mismo Uber, con sus coches y patinetes que, desde la adquisición, comparten con Lime –el gigante del sector–.
FreeNow, desde su cambio de enseña bajo el conglomerado Share Now, controla el taxi, el coche compartido y una pequeña porción del sector de los estacionamientos regulados tras la unión de Daimer y BMW. Todo a través de su propio universo. Por su parte, Moovit –adquirida este mismo año por Intel– ya cuenta con una larga tradición en lo que a gestión de transporte en las ciudades y millones de datos sobre movilidad a sus espaldas.
Tanto lo mismo con Wondo, propiedad de Ferrovial, que con un sistema similar al de Imbric permite gestionar sus sistemas de transporte, pero los que pertenecen a Ferrovial.