Cerca de tres docenas de trabajadores de Facebook critican abiertamente la postura de Mark Zuckerberg de dejar inalterados los incendiarios comentarios de Donald Trump. No son ex-empleados cualquiera, sino que estas críticas proceden de algunos de los trabajadores iniciales de la red social.
La carta llega firmada por su primer director de comunicación, además de diseñadores, ingenieros y responsables de las políticas de la empresa. Recogida este miércoles en el New York Times, se etiqueta de "traición" a los ideales de Facebook.
Las críticas a Facebook se intensificaron tras la decisión de no tomar medidas de ningún tipo contra Trump, tras ver como Twitter marcaba algunas de sus publicaciones como violentas. Esta política encaja en la reciente filosofía adoptada por la directiva de Facebook, que otorgaría a la libertad de expresión un papel dominante.
Un supuesto doble rasero, en la raíz de las críticas a Facebook
Las voces de estos antiguos empleados hablan fuerte en contra de la postura defendida por Zuckerberg: "Ya no trabajamos en Facebook, pero no lo rechazamos. Tampoco lo reconocemos." Asimismo, reconocen un doble rasero en la argumentación:
"Hoy en día, los líderes de Facebook interpretan la libertad de expresión en el sentido de que no deben hacer nada –o casi nada– para interferir en el discurso político. Han decidido que los funcionarios electos deben ser sometidos a un estándar inferior que aquellos a los que gobiernan."
Este doble estándar, uno para los políticos y otro para los ciudadanos, sería una "incoherencia cobarde", que implicaría que "no hay ninguna línea que la gente más poderosa del mundo no pueda cruzar en la mayor plataforma del mundo".
"Una traición a los ideales que Facebook proclama. La compañía a la que nos unimos valoraba dar a los individuos una voz tan fuerte como la de su gobierno –protegiendo a los impotentes en vez de a los poderosos–."
También este pasado miércoles, Snapchat tomaba cartas en el asunto. Dejaba de promocionar la cuenta del presidente de Estados Unidos en un intento por no amplificar "las voces que incitan a la violencia racial y a la injusticia".
Mientras tanto, las críticas internas a Facebook permanecen en un complicado escenario por varios frentes. Combinadas una pandemia, el caos económico y las protestas raciales que recorren el país, algunos deciden simplemente esperar. Es el caso de las varias tecnológicas han retirado sus eventos o comprometido donaciones millonarias a la causa.
Tal y como escribe Timothy O'Brien en Bloomberg, quizás es simplemente que "Zuckerberg ha alcanzado el punto de inflexión". En este argumento, podría ser hora de dejar de "fingir que sus máquinas no tienen fricción, se autoperpetúan y se autorregulan". No obstante, no todos están de acuerdo. Hay quienes piensan que Facebook es una empresa privada más en manos de quien no debería recaer la regulación del debate público.