El dolor menstrual es una losa con la que cargan muchas personas, sin ser conscientes de que hay algo más allá. La regla no tiene por qué doler. De hecho, si lo hace a menudo se debe a la presencia de trastornos como la endometriosis, una patología que afecta al 20% de las personas que menstrúan. Muchas ni siquiera llegan a saber lo que les pasa, pues ese malestar se ha catalogado ya como algo normal, por lo que no hay motivo para que preocuparse. Pero sí, sí hay que prestarle atención, pues un diagnóstico adecuado es esencial para paliar ese dolor. Es la oportunidad para tomar medidas, entre las que suele predominar el tratamiento hormonal, pero también otras pautas. Por ejemplo, cada vez son más las evidencias de la relación entre dieta y endometriosis.
Una alimentación adecuada puede ayudar a reducir algunos de los síntomas más desagradables de este trastorno. Incluyendo el dolor, por supuesto. ¿Pero en qué consiste exactamente esa dieta?
Dieta y endometriosis
El papel de la inflamación y el estrés oxidativo en la evolución de la endometriosis es algo muy estudiado y conocido.
Por eso, durante años se ha estudiado el papel que puede tener una alimentación antiinflamatoria y antioxidante en el desarrollo de los síntomas. Una revisión sobre el tema llevada a cabo en 2018 por científicos de la Universidad de Arkansas y la Universidad de Michigan establecía que la mayoría de estudios que analizan la relación entre dieta y endometriosis se llevaron a cabo en modelos animales o con muestras humanas muy reducidas.
Sin embargo, sí que hay algunos con una buena metodología que encuentran una relación clara entre el empeoramiento de los síntomas y el consumo de alimentos como la carne roja. De cualquier modo, es en la clínica donde pueden verse más los efectos, de ahí que en Hipertextual nos hayamos puesto en contacto con la doctora Laura I. Arranz, farmacéutica y dietista-nutricionista.
¿Por qué influye la dieta?
A grandes rasgos, la endometriosis se caracteriza por la aparición de tejido endometrial, como el que recubre el útero, fuera de este órgano.
Este tejido se oxida, dando lugar a un proceso inflamatorio que también genera dolor. Además, son muy comunes los problemas gastrointestinales. Por todo esto, es importante por un lado recurrir a alimentos típicos de una dieta antiinflamatoria y, por otra, a aquellos que ayuden a cuidar la salud gastrointestinal.
Por último, se debe reducir el consumo de alimentos ricos en estrógenos. Estas son hormonas implicadas en el crecimiento del tejido endometrial, por lo que su presencia a niveles elevados puede empeorar los síntomas de la endometriosis. Sin embargo, según explica la doctora Arranz, esto se soluciona evitando principalmente una dieta rica en grasas, ya que la acumulación de estas, especialmente en el abdomen, promueve la producción de estrógenos. Ahora bien, ¿qué alimentos debemos elegir para evitar todos estos problemas?
Individualiza la relación entre dieta y endometriosis
Si bien hay una relación clara entre dieta y endometriosis, no existe una fórmula milagrosa que ayude a prevenir el dolor y el resto de síntomas asociados a este trastorno.
“La dieta debe ser individualizada para cada paciente”, explica la nutricionista consultada por este medio. “A grandes rasgos, lo que se hace es pautar una dieta antiinflamatoria”.
Esta está compuesta principalmente por frutos secos, pescados ricos en omega 3, como el salmón o las sardinas, verduras, frutas y legumbres. Por el contrario, se deben evitar las carnes rojas, los lácteos, a excepción del yogur, el café, o los cereales refinados, que se deberán sustituir por opciones integrales.
¿Por qué los lácteos?
Sin duda, los lácteos son alimentos controvertidos. Hay quien dice que, por ser los seres humanos los únicos que seguimos consumiendo leche tras el destete, no es algo “natural” y que, por lo tanto, puede sentarnos mal.
Lo cierto es que, salvo que se tenga una intolerancia a la lactosa, no hay ningún problema con su consumo. Eso sí, en determinadas condiciones, los lácteos pueden ser alimentos poco recomendados.
Es el caso de la endometriosis, pero no precisamente por la lactosa, sino por la grasa. “La grasa que contiene la leche es de fácil almacenamiento, especialmente en el abdomen”, narra la doctora Arranz. “Esto por un lado aumenta la capacidad inflamatoria y, por otro, facilita la producción de estrógenos”.
Este problema puede solucionarse fácilmente, optando por leches desnatadas. Sin embargo, la recomendación de la experta es recurrir a bebidas vegetales, especialmente la de avena. De este modo, no solo se reduce el aporte de grasas, sino que también se obtienen nutrientes muy beneficiosos de cara a paliar los síntomas gastrointestinales de la endometriosis.
Aunque ella recomienda la de avena, es posible elegir otras, pero nunca la de soja, ya que esta contiene fitoestrógenos (estrógenos procedentes de plantas) que empeorarían la evolución de este trastorno.
No todos los lácteos van en el mismo saco
Aunque una de las premisas que se debe tener en cuenta al relacionar dieta y endometriosis es reducir el consumo de lácteos, no se hace referencia a todos ellos.
La excepción de la regla en este caso son los yogures. “Aunque tengan algo de grasa, es muy poca, y se compensa con la presencia de fermentos vivos”.
Estos fermentos son muy positivos a nivel gastrointestinal, pero no solo eso. “Se ha comprobado que el fortalecimiento de la microbiota intestinal también es muy positivo para el de la vagina”.
En definitiva, si se refuerza el “ejército de miroorganismos beneficiosos” del intestino, el batallón bacteriano ubicado en la vagina también se fortalecerá.
¿Y qué pasa con las personas que no tienen endometriosis?
Con todo esto, parece claro que la selección de una dieta adecuada puede ayudar a reducir el dolor sufrido por pacientes con endometriosis.
No obstante, hay muchas personas menstruadoras que también experimentan mucho dolor durante sus periodos, sin tener diagnóstico de este trastorno. Por supuesto, lo primero que deben hacer es acudir a un ginecólogo que valore el origen del dolor. Cabe destacar que la endometriosis tarda de media 7 años en diagnosticarse, entre otros motivos, porque la normalización del dolor lleva a que se tarde en pedir ayuda.
Si una así el diagnóstico es negativo, los cambios en la dieta siguen siendo una buena opción.
“Hay menos estudios al respecto”, aclara la nutricionista. “Sin embargo, lo que va bien para una cosa puede ir bien para la otra”.
En general, la reducción del consumo de azúcares y el aumento en la ingesta de productos ricos en omega 3 o antioxidantes es algo positivo para muchos aspectos de la salud. Posiblemente también para paliar este dolor.
Y lo mejor es que los efectos no tardan en manifestarse. Al menos en mujeres con endometriosis, Laura Arranz cuenta que los resultados empiezan a observarse ya en el primer mes. “Los primeros en mejorar son los síntomas intestinales y poco a poco sigue mejorando el resto”.
Es una forma sencilla de paliar ese dolor que tanto ha normalizado la sociedad. El primer paso es comprender que, por mucho que nos lo hayan dicho, la regla no debe doler. Después, ginecólogos y nutricionistas pueden darnos una buena solución.