Empezamos comprando papel higiénico. Luego levadura para pasteles. Y entre medias empezamos a limpiar los armarios y descartar lo que ya no queremos. La cuarentena por el coronavirus ha pasado por diferentes fases, pero una de las prácticas más generalizadas entre la población confinada ha sido arreglar lo que normalmente no hacemos por falta de tiempo. Sacar la ropa de los armarios, valorar qué nos ponemos y qué no y, en las últimas semanas, guardar la ropa de invierno y sacar la de verano. Una moda que muchos han recuperado después del fenómeno mundial de Marie Kondo, la gurú del orden por excelencia. En esta espiral de renovación y descarte, el mercado de la ropa de segunda mano está viviendo un segundo aire durante la pandemia.
Vender o comprar ropa de segunda mano en España todavía es objeto de muchos prejuicios. "A saber quién se habrá puesto esto antes" y la desconfianza por los métodos de higiene son algunos de los argumentos de muchos consumidores para descartar esta forma de comprar. Sin embargo, la concienciación sobre el medio ambiente y la lucha contra la contaminación está calando cada vez más hondo entre los españoles, y esto se ha traduce en una oportunidad para el sector de la moda de segunda mano. Además, plataformas como Vinted y Wallapop han conseguido que esta tendencia cale más hondo en la sociedad.
Los datos hablan por sí solos. La industria textil es una de las más contaminantes del planeta, pero cada año se venden 80.000 millones de prendas nuevas en todo el mundo. En España, cada español tira de media 7 kilos de ropa y cada minuto se tiran 800.000 camisetas en una ciudad de 8.5 millones de habitantes, lo que corresponde al área metropolitana de Madrid. Y, para fabricar unos vaqueros, se necesitan 10.000 litros de agua, lo mismo que bebe una persona a lo largo de 15 años.
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La ropa de segunda mano, de la mano del medio ambiente
Micolet es una startup de compra venta online de este tipo de ropa que, en 2019, analizó el estado del sector. Entre sus compradores, el 90% afirmó que el factor del medio ambiente es importante para ellos, lo que ha venido acompañado de un aumento de la venta y compra. "Una mayoría de chicas entre 18 y 24 años ya compran ropa de segunda mano pero todavía hay un porcentaje muy grande que sigue tirando o donando lo que no utiliza", explicó a Hipertextual Olatz Elezcano, responsable de comunicación de Micolet.
Desde que empezó la cuarentena, la empresa está recibiendo cerca de 10.000 prendas diarias, el doble de lo que recibía antes de que llegara el coronavirus. Las compras, por el contrario, empezaron a bajar a partir de mediados de marzo y Micolet, como respuesta, ha implementado novedades en la página web como la opción de reservar la prenda y entregarla cuando la clienta lo decida.
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Por su parte, la empresa de e-commerce Percentil ha lanzado una campaña en la que quiere resaltar el "orgullo de vestir ropa de segunda mano" y, con el hashtag #DevuélveseloAlPlaneta, poner de manifiesto la sobreexplotación de los recursos naturales y el consumo sin control.
La necesidad de aumentar la concienciación de la sociedad en este sentido también se puso de manifiesto en la encuesta interna de la empresa, que arrojó que el 76% de los clientes reconoció que tiene ropa que compró pero que nunca llegó a estrenar.
Lo vintage está de moda
La misma encuesta expuso que, a pesar de que una mayoría de los consumidores decide comprar prendas de segunda mano por motivos económicos o por temas relacionados con el medio ambiente, un 9% lo hace también por la moda vintage. La tendencia está en auge en España y también muchas partes de Europa, lo que ha fomentado la apertura de tiendas en los centros de las ciudades con prendas que han viajado en el tiempo: hombreras, vaqueros altos Levi’s y blusas con estampados setenteros.
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Este mercado es diferente al de la ropa de segunda mano que se vende por internet, que responde más a las tendencias actuales y al fast fashion de compañías como Inditex. Pero este negocio también tener un lugar en las calles. Micolet abrió el pasado febrero su primera tienda física en Bilbao y la startup afirma que tiene nicho y que podría convivir la moda diaria de segunda mano a pie de calle. "Fue una prueba para romper barreras porque es verdad que la moda de segunda mano todavía tiene algunos prejuicios. Queríamos romperlos y tuvo muy buena acogida", subrayó Olatz Elezcano.
Uno de estos prejuicios está basado en el temor a que las prendas no cuenten con los estándares de higiene adecuados. En un momento en el que la desinfección se ha convertido en un factor clave para evitar contagios de coronavirus, el miedo puede haber crecido para muchas personas. Sin embargo, desde Micolet afirmaron que las prendas pasan por diferentes fases en las que se aíslan las prendas una vez seleccionadas. "Las trabajadoras se desinfectan antes y después de evaluar cada prenda. Cuando se va a almacenar, se mete en una bolsa de plástico para evitar el contacto con otras prendas y se aísla", explicó Elezcano en entrevista con Hipertextual.
La ropa de segunda mano todavía está lejos del éxito rotundo
No obstante, todavía queda un largo camino por recorrer en España para que este sector se normalice entre toda la población. En la radiografía del armario español que hizo la startup, una mayoría de prendas son de primera mano y solamente el 2% es ropa reutilizada.
"Una chica se compra un bolso de segunda mano de Gucci porque no se puede permitir uno de primera mano. Pero luego la ropa más de diario sí la compra en tiendas de fast fashion".
El objetivo es llegar a las cifras de Reino Unido y Alemania, donde el 77% y el 86%, respectivamente, compran ropa en tiendas de segunda mano, según la encuesta de Micolet con clientes de estos países. En España estamos lejos de esta cifra, pero cada día más personas se interesan por este mercado porque cada vez son más conscientes del consumo desmesurado en ropa y en el coste que supone para el planeta.
"Tenemos la oportunidad perfecta para que la gente normalice el hecho de vender y comprar ropa de segunda mano", sentenció Elezcano. Además, después de la pandemia se espera una crisis económica, lo que también puede fomentar las compras de ropa de segunda mano por sus precios bajos. Comprar artículos de segunda mano ha adquirido una nueva dimensión gracias a aplicaciones como Wallapop y, a pesar de que por motivos de medio ambiente es recomendable para todo tipo de sectores, en el de la moda es especialmente importante para frenar una de las industrias más contaminantes en el mundo.