SpaceX está a punto de hacer historia, si el tiempo u otros inconvenientes no se lo impiden, claro. Este mismo sábado 30 de mayo, la compañía de Elon Musk enviará a la Estación Espacial Internacional (EEI, por sus siglas) a dos astronautas de la NASA. Y se convertirá en la primera empresa privada en hacer este viaje. La hora prevista de partida son las 19:22 UTC (21:22, hora peninsular española y 14:22, hora de México) y el lugar desde el que se lanzará es Cabo Cañaveral, en Florida. Pero, después de este hito en la historia de SpaceX, ¿qué podemos esperar de la carrera comercial?
Llegar hasta aquí no ha sido fácil. Después del accidente del transbordador Columbia de 2003, Estados Unidos dejó de enviar naves hasta la EEI. Pero no dejó a sus astronautas fuera de juego sino que dependía completamente de las Soyuz rusas. En 2011 se hizo el último envío de astronautas desde suelo estadounidense y, curiosamente, también viajaba en ese equipo Doug Hurley. Desde entonces, la NASA ha gastado 3.500 millones de dólares en 52 viajes a la EEI realizados por Roscosmos, según cuentan en Bloomberg.
Ahora, por primera vez en casi una década, volverá a salir de suelo estadounidense un cohete con destino a la EEI. Gracias a que la NASA ha invertido en proyectos privados como los de SpaceX o de su competidor directo, Boeing, ahora se abre un universo de posibilidades.
SpaceX no es, por tanto, la única empresa privada que se ha estado preparando para este momento. Boeing, de hecho, llevaba la delantera hasta que en el pasado mes de diciembre un problema con el software de sus naves los dejó fuera de juego. Aunque lo han seguido intentando, por supuesto, pero ese fallo les condenó a ser los segundos en esta carrera espacial privada.
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Después de SpaceX
¿Qué supone para la NASA que SpaceX u otras empresas privadas se hagan cargo del transporte? Lo principal es que se abaratan costes. Mientras antes la agencia estadounidense tenía que diseñar y construir de cero la nave, ahora tan solo es un cliente más. Pagan por un asiento, como si de un viaje en avión se tratase.
Sin embargo, esto va más allá del abaratamiento de costes, que es importante. Con ese dinero que no gastan en construir las naves, pueden ser más ambiciosos. ¿Qué quiere la humanidad en el futuro? ¿Volver a la Luna? ¿Viajar hasta Marte? ¿Aterrizar en un asteroide? ¿Enviar sondas para investigar el espacio profundo? Sí, todo eso son cosas que queremos hacer y de las que se puede encargar la NASA sin necesidad de gastar dinero extra por el camino. Al final es un servicio que les proporciona una empresa externa mientras ellos se encargan de la parte más importante: entrenar a los astronautas, investigar, diseñar satélites, observar...
No obstante, esto también implica que ahora hay más presión para las futuras misiones que desarrolle la NASA. Pero, aún así, sigue externalizando ciertas necesidades. Por ejemplo, ¿necesitamos un aterrizador para posarnos en la Luna otra vez? Pues que lo haga una empresa privada. Y en ello está, por ejemplo, Blue Origin, compañía de Jeff Bezos, dueño de Amazon. Mientras que, por ejemplo, SpaceX recibe también fondos para seguir desarrollando Starship, la nave con la que quiere llevar humanos a la Luna y después a Marte.
Pero más allá del abaratamiento de los costes, esto también implica que las empresas como SpaceX, Blue Origin o Boeing, pueden ser contratadas por otras agencias o países para que lancen sus satélites. Es más, España envió su primer satélite, Paz, a la órbita comprándole un viaje a SpaceX. Así que el mercado no es solo a nivel estadounidense sino que estos vuelos se pueden comprar a nivel internacional.
Y esto abre una posibilidad muy interesante para el turismo espacial. Hasta ahora, solo las personas mejor preparadas podían ir al espacio, a la EEI. Sin embargo, la entrada de las empresas privadas en este mercado puede suponer que se vendan billetes a personas que tengan el dinero suficiente para pagar el asiento.
¿No sería fascinante poder observar la Tierra desde el espacio? Casi cualquier niño ha soñado con ello, por eso el mercado se amplía aún más. Las estaciones espaciales privadas pueden ser una realidad en poco tiempo, quizás haya hoteles o restaurantes orbitando alrededor del Sol o, cuando tengamos una base en la Luna, quizás podamos visitarla también. La NASA quiere estar en la Luna para 2024 y SpaceX calcula que para 2030 podíamos estar ya pisando Marte.
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SpaceX, además de lanzar satélites y su red Starlink, ya tiene contratados dos viajes, según ha anunciado la empresa, según recoge New York Times. Llevará a turistas a la EEI y hará un viaje en órbita elíptica alrededor de la Tierra. Hasta se baraja la opción de enviar a Tom Cruise a grabar alguna película a la estación espacial, según apuntan desde The Verge. Las opciones son infinitas para quien tenga el dinero suficiente para pagarse un pasaje.
El vuelo de SpaceX de este sábado puede ser el principio de una realidad que antes solo podíamos imaginar en novelas y películas de ciencia ficción. Comienza una nueva era de los vuelos espaciales en Estados Unidos, pero seguro que pronto vemos más empresas que se dedican a esto. Solo hay que esperar un poco.