En Washington no ganan para disgustos. No es el estado más afectado por el coronavirus de todo el país. De hecho, se encuentra en la decimoctava posición en cuanto a número de infectados. No obstante, los “enemigos invisibles” no son los únicos a los que se exponen en esta zona. Ya el pasado mes de noviembre tuvieron que enfrentarse a una plaga de avispa velutina (Vespa velutina), conocida por los terribles efectos que causan sus picaduras a los seres humanos. Poco después, en enero, otra avispa, el avispón gigante asiático (Vespa mandarinia), llegó para causar el terror, pero esta vez no de las personas, sino de las abejas. Esta lucha encarnizada entre insectos voladores sigue aún patente, ahora entremezclada con una nueva plaga: la de la polilla gitana.

En realidad, estos insectos son unos viejos conocidos de los habitantes de esta zona del país, por los efectos devastadores que causan en bosques y cultivos. Sin embargo, parecía haberles dado un pequeño respiro, hasta que ahora, en este convulso 2020, ha vuelto a hacer acto de presencia, obligando al estado a tomar medidas desesperadas. Otra vez.

La preocupante dieta de la polilla gitana

Conocida también como lagarta peluda, la polilla gitana (Lymantria dispar) es un lepidóptero de origen eurásico, que se convirtió en invasor en los Estados Unidos a finales del siglo XIX.

Fue en la década de 1860 cuando un entomólogo aficionado francés, Étienne Léopold Trouvelo, la introdujo por primera vez en el país. Aún a día de hoy no se sabe por qué lo hizo. Posiblemente no tenía ni idea de los efectos que causaría su decisión durante los años próximos, y todavía más de un siglo después.

Este insecto no causa ningún daño a los seres humanos. No obstante, su presencia excesiva puede acabar con la defoliación casi completa de grandes extensiones de bosque, dado el gusto de sus orugas por devorar las hojas de los árboles. Sus favoritas son las de roble, aunque se conoce que afecta al menos a otras 500 especies.

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Según explicó recientemente a un medio local la portavoz del Departamenteo de Agricultura del Estado de Washington, Karla Salp, los árboles de hoja caduca son los que mejor resisten sus efectos. Sin embargo, varias defoliaciones muy seguidas pueden llegar a afectar incluso a estos. Y qué decir de los perennes, que no pueden reponer sus hojas con la misma facilidad.

Acciones contra la plaga

Al ser una plaga invasora, que se encuentra fuera de su hábitat natural, no cuentan con depredadores ni enfermedades nativas que puedan ayudar a regular su población.

Por eso, el antes citado Departamento de Agricultura cuenta con un programa de monitoreo y erradicación, dirigido a controlar que el número de ejemplares no alcance cifras que puedan afectar en gran medida a los bosques locales.

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La eliminación suele llevarse a cabo principalmente cuando se encuentran en fase de oruga o aún en los huevos. Los huevos pueden destruirse manualmente o mediante el control biológico, con la liberación de poblaciones de una avispa que los parasita (Ooencyrtus kuvanae).

En cuanto a las orugas, aparte de las trampas con feromonas, es habitual el uso de los biopesticidas a base de Bacillus thuringiensis kurstaki (btk). Esta es una bacteria que infecta a estos y otros lepidópteros, pero no afecta a las especies “no objetivo”, por lo que se rocía sobre los bosques para evitar la propagación de la polilla gitana.

Cuando la bacteria genera sus esporas libera una toxina cristalizada; que, una vez ingerida por las orugas, afecta a su sistema digestivo y termina provocándoles la muerte. La toxina solo se libera al pH de su intestino, de ahí que sea segura para humanos, mamíferos, aves y otros insectos beneficiosos.

Situación actual

Esta misma semana, el estado de Washington anunciaba que se llevaría a cabo la fumigación con Btk en algunas zonas en las que la población de polilla gitana ya se estaba descontrolando.

Si bien estos insectos se consideran frecuentes en esta parte de Estados Unidos, la situación actual es más complicada por la presencia de orugas de procedencia europea y asiática.

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La combinación de ambas promueve una mayor defoliación, que deja a los árboles y los arbustos susceptibles de contraer otras enfermedades. Por eso ha sido tan necesario tomar medidas.

En otros países, como España, la polilla gitana, concretamente la europea, es una vieja conocida de sus arboledas. En 2018, por ejemplo, un equipo de científicos de varios centros de investigación españoles llevó a cabo un estudio en el que se analizaban sus efectos sobre los bosques de pinos.

Por suerte, si bien este desgraciado 2020 nos ha traído algunos disgustos con la avispa velutina, la lagarta peluda no parece encontrarse fuera de control. Nos sobran las preocupaciones en estos momentos. Al menos, en lo que refiere a esta, podemos estar tranquilos.