Las agencias espaciales internacionales quieren poner una base en la Luna. Dicho así suena muy fácil, pero la realidad es distinta. Los astronautas que comiencen a hacer dicha base van a tener que utilizar muchos recursos in situ (ISRU) y esto incluye, también, su propia orina. Pero, ¿para qué la van a usar exactamente?

La orina de los astronautas puede ser un material clave para la construcción de la propia base lunar, según ha publicado la Agencia Espacial Europea (ESA) en un comunicado de prensa. La orina es útil para obtener un tipo de hormigón que es muy maleable y especialmente resistente, ya que "mantenía su forma soportando pesos encima hasta diez veces superiores al suyo", explican.

Estas son las conclusiones de un estudio publicado en la revista científica Journal of Cleaner Production y que tiene la colaboración de la ESA. "Los investigadores descubrieron que la urea, añadida a la mezcla de geopolímero lunar (un material de construcción similar al hormigón), funcionaba mejor que otros plastificantes comunes, como el naftaleno o el policarboxilato, a la hora de reducir la necesidad de agua", comentan desde la agencia espacial.

"La comunidad científica está especialmente impresionada por la gran resistencia de esta nueva receta en comparación con otras mezclas. Además, también le atrae la idea de que permita utilizar material ya disponible en la Luna", explica en el comunicado Marlies Arnhof, iniciadora y coautora del estudio del Equipo de Conceptos Avanzados (ACT) de la ESA.

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Por qué usar orina

La orina tiene urea, que es barata y en el espacio estará fácilmente disponible gracias a los astronautas. Pero no es el único componente interesante. El calcio que incluye ayuda "al proceso de fraguado". La idea de los investigadores es tener que hacer el mínimo envío posible de materiales para poder construir la base lunar.

Además, tal y como ilustran desde la ESA, este nuevo material con orina de astronauta puede aguantar las condiciones adversas de la Luna. Es decir, es capaz de soportar el vacío y las temperaturas extremas: "Todas las muestras se sometieron a ciclos de vacío y de congelación-descongelación para simular los drásticos cambios de temperatura que se dan del día a la noche, con variaciones de -171 °C a 114 °C. Las muestras resistieron temperaturas de 114 °C a -80 °C, un buen indicador de cómo se comportaría el material a temperaturas aún más bajas".

Por tanto, la orina de los astronautas parece ser un material clave para la construcción de la base lunar que todas las agencias quieren poner en nuestro satélite. Todavía no sabemos bien cuándo será esto, pero sí tenemos claro que las investigaciones parecen acercarnos cada vez más a esta posible nueva realidad.

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