Actualmente, la ciencia se encuentra en plena carrera para la obtención de nuevas armas en nuestra lucha contra la COVID-19.No solo se pretende obtener una vacuna, también se busca cualquier fármaco que sirva para minimizar las complicaciones en la medida de lo posible. Primero fueron los antivirales. Sin embargo, cada paso que se da para conocer mejor al SARS-CoV-2 permite desarrollar tratamientos mejor dirigidos a esos puntos que lo hacen tan peligroso. Es aquí donde entran en juego otras alternativas, como las células madre contra el coronavirus.
En realidad, estas células no se dirigen como tal contra el virus, sino que modulan el sistema inmunitario de los enfermos, para evitar que se den reacciones desmesuradas. Y eso, dado todo lo que sabemos hasta ahora sobre la enfermedad, es un buen método para intentar combatirla.
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Coronavirus y sistema inmunitario
En la gran mayoría de casos, el SARS-CoV-2 solo provoca una sintomatología leve en las personas infectadas. En un inicio se pensó que era similar a la de la gripe, con predominancia de tos, fiebre y también dificultad para respirar. Sin embargo, con el tiempo se han ido sumando otros síntomas a la lista, como cefaleas, diarrea o incluso pérdida de los sentidos del olfato y el gusto.
Sean los que sean, en muchos casos no llegan a entrañar gravedad y cursan sin problema, resolviéndose sin necesidad de tratamiento pasados unos días. Por desgracia, no siempre es así.
Si bien en las primeras etapas de la pandemia se pensó que solo suponía un problema para personas mayores, inmunodeprimidas o con patologías previas, hoy sabemos que también se han dado casos de personas jóvenes, sin otros trastornos, que han enfermado gravemente, o incluso han muerto. Es cierto que no es lo más frecuente, pero ocurre mucho más de lo que se pensó con anterioridad.
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Entre otros motivos, esto se debe a un fenómeno conocido como tormenta de citoquinas. Estas son un conjunto de proteínas que actúan como reguladores de la inflamación. Se activan tras la liberación de algunas células inmunitarias, como los neutrófilos o los macrófagos. Es algo que ocurre normalmente como respuesta a patógenos, sin entrañar problemas, pero que puede llegar a complicarse. Este problema llega si, por alguna razón, estas células inmunitarias se generan en abundancia. Como resultado, se desencadenaría una inflamación extrema, que puede acabar con la vida del organismo en el que se produce. Además, si ocurre en los pulmones, el exceso de células inmunitarias puede llegar a producir una obstrucción de las vías respiratorias.
Coronavirus y tormenta de citoquinas
La tormenta de citoquinas se ha asociado a la mortalidad de otras grandes pandemias, como la de la gripe española, de 1918.
Sin embargo, no es un fenómeno puntual, que se dé únicamente en estos periodos. Por ejemplo, se ha documentado en numerosas ocasiones en pacientes afectados por enfermedades como el lupus eritematoso sistémico, en el que se da un funcionamiento anormal del sistema inmunitario. Si bien tener un sistema inmunitario fuerte es esencial para combatir tanto la COVID-19 como otras enfermedades, una reacción excesiva del mismo puede traernos muchos problemas. Por eso, en casos en los que se dé esta situación, es necesario recurrir a tratamientos que actúen como inmunomoduladores.
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La investigación de enfermedades reumáticas, como el antes mencionado lupus, lleva mucho más camino recorrido que la del SARS-CoV-2 y a lo largo de este trayecto se ha reconocido la eficacia del uso de células madre mesenquimales para paliar estas complicaciones. ¿Pero se puede decir que sean también eficaces estas células madre contra el coronavirus?
Lo que nos ofrecen las células madre contra el coronavirus
Las células madre mesenquimales son células pluripotentes, por lo que tienen la capacidad de diferenciarse en varios tipos de células diferentes. Se pueden extraer principalmente de tres fuentes: el cordón umbilical, la médula ósea y las células adiposas.
Al tener la capacidad de generar otros tipos celulares, su investigación está muy extendida en medicina regenerativa. No obstante, también son muy conocidas por su acción inmunomoduladora.
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Lo explicaba el pasado 18 de mayo el doctor José María Moraleda, Jefe del Servicio de Hematología y Hemoterapia del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca, en un vídeo publicado por la Fundación del Instituo Roche.
En él, hablaba de ellas como una prometedora opción terapéutica para combatir la COVID-19, por su capacidad para modular la acción de células inmunitarias, como los linfocitos T, las natural killers o las células dendríticas. Por otro lado, señalaba que actúan también sobre la liberación de citoquinas, por lo que pueden evitar que se generen respuestas inflamatorias peligrosas.
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Se han realizado ya numerosos ensayos in vitro e in vivo, con animales, en los que se ha demostrado la eficacia de estas células madre contra el coronavirus. Además, ya se han llevado a cabo algunos pequeños ensayos con humanos. Por ejemplo, el doctor Moraleda menciona uno, desarrollado en China, en el que se realizó a siete pacientes una infusión de células madre mesenquimales, procedentes de cordón umbilical. De las fuentes de obtención posibles, esta es especialmente interesante, ya que se ha comprobado que no tienen receptores ACE2, conocidos por ser la puerta de entrada del SARS-CoV-2.
Todos los participantes, con sintomatologías de la enfermedad de moderada a grave, respondieron bien al tratamiento y evolucionaron favorablemente, tanto en los parámetros respiratorios, como en los radiológicos.
Numerosos ensayos clínicos
Ese ensayo clínico chino mostró que, efectivamente, era plausible usar estas células madre contra el coronavirus. Sin embargo, el número de pacientes que participaron era muy pequeño.
Por eso, actualmente hay en el mundo otros ensayos clínicos, programados o iniciados, para investigar en este ámbito, con una participación mayor de enfermos. Cinco de ellos se están realizando en España, donde se ha comenzado a reclutar a 286 pacientes, desde 23 centros del Sistema Nacional de Salud.
De momento, los primeros resultados, en aquellos que están más avanzados, apuntan a que, efectivamente, el uso de células madre contra el coronavirus puede ser una buena terapia, especialmente para pacientes en los que la gravedad de la patología requiera su intubación.
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No obstante, el tratamiento se debe llevar a cabo lo antes posible, preferiblemente antes del intubado, o inmediatamente después, ya que ha sido en estos casos en los que se han registrado unos efectos más positivos.
Aún queda mucha investigación por delante, eso está claro. Muchos expertos sostienen que, a pesar de los esfuerzos y el interés depositados en la vacuna, es posible que la ciencia llegue antes hasta tratamientos eficaces. Hasta que se pueda prevenir la enfermedad con la vacuna, si al menos se puede mejorar la evolución de quienes enferman, estaremos ganando tiempo.
Esa es la principal tarea de la ciencia en estos momentos, darnos un tiempo que, por supuesto, nosotros debemos saber aprovechar, poniendo también de nuestra parte para evitar repuntes. Nuestro papel es seguir las normas recomendadas. El de los investigadores es buscar vacunas y tratamientos; entre los que, al parecer, el uso de células madre puede ser una muy buena opción.