¿Qué significa que un paciente es asintomático? ¿Que no tiene síntomas o que él cree que no los tiene? Esta puede parecer una pregunta demasiado obvia, o quizás con cierto tinte filosófico, pero lo cierto es que es algo que se debe tener en cuenta, tanto a la hora de realizar diagnósticos como en el diseño de todos esos estudios epidemiológicos que están empezando a llevarse a cabo.
Prácticamente desde el inicio de la epidemia se sabe de la existencia de estos pacientes, que dan un resultado positivo en los test, a pesar de no haber llegado a manifestar síntomas de la enfermedad. Aunque ya en China se documentaron algunos casos, uno de los primeros lugares en los que se observó que había una cantidad considerable de personas que no llegaban a reportar síntomas fue el Diamond Princess. El pasado 4 de febrero, el crucero fue puesto en cuarentena en aguas japonesas después de que diez de sus pasajeros dieran positivo de COVID-19. Durante el tiempo que el barco permaneció atracado se detectaron hasta 712 personas enfermas por coronavirus, 13 de las cuales terminaron falleciendo. Pero no todos esos pasajeros mostraron síntomas. De hecho, en las primeras estimaciones realizadas se determinó que aproximadamente un 17’9% de los contagiados eran asintomáticos, aunque más tarde un análisis de sensibilidad concluyó que este grupo de enfermos podría alcanzar hasta casi un 40%.
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Aunque no fue un experimento diseñado para ello, esta situación fue única para comprender mejor la cara asintomática de la pandemia. Lo fue cuando el barco permanecía en cuarentena y lo sigue siendo dos meses después, gracias a algunos investigadores que se han dedicado a estudiar la situación a posteriori. Es el caso de un grupo de científicos japoneses, que ha analizado las pruebas radiológicas realizadas a un grupo de aquellos pasajeros enfermos del Diamond Princess, llegando a unas conclusiones que apoyan las observaciones ya tomadas por otros muchos expertos.
La delgada línea entre ser asintomático y creerlo
En este estudio participaron 104 pasajeros de los 712 que se diagnosticaron con coronavirus en el Diamond Princess, 76 asintomáticos y 28 asintomáticos.
Todos ellos se sometieron a una tomografía computarizada de tórax, con el fin de comprobar si el virus había generado daños en sus pulmones. Habría cabido esperar que en el grupo de asintomáticos no fuera así; pero, curiosamente, sí que se observaron lesiones.
Concretamente, el 54% de ellos tenían opacidades pulmonares en las imágenes de rayos X. Se trata de una proporción más baja que la de los sintomáticos, para los que se encontraron este tipo de anomalías en un 79% de casos. No obstante, resulta llamativo que, sin haber experimentado síntomas, sus pulmones sí que se hayan visto afectados.
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En el estudio, publicado recientemente en Radiology: Cardiothoracic Imaging, se describe que fueron clasificados como asintomáticos aquellos que no reportaron los síntomas típicos de la enfermedad: fiebre por encima de 37’5ºC, tos, disnea (dificultad para respirar) y fatiga.
¿Cómo podía ser que no hubiesen manifestado problemas respiratorios, pero su pulmón tuviese las “cicatrices” de haber pasado por ellos?
Este es un hallazgo que corrobora lo que muchos profesionales ya venían avisando. Por ejemplo, en declaraciones a Next el pasado 22 de abril, el anestesiólogo italiano Luciano Gattinoni explicaba que muchos pacientes de COVID-19 llegan al hospital con saturaciones de oxígeno muy bajas, pero sin exteriorizarlo a través de sensación de ahogo. Explicaba que esto se debe a que los pacientes pierden su capacidad de regular y enviar a la sangre el oxígeno necesario, dando lugar a un fenómeno conocido como hipoxemia. Por lo general, cuando esto ocurre, el cerebro percibe una falta de aire y se empiezan a realizar respiraciones más profundas. Sin embargo, estos pacientes cuentan con la peculiaridad de que los alveolos, a través de los que se produce la ventilación, no están afectados, por lo que no ocurre eso. El resultado es una respiración forzada e inconsciente, que poco a poco va dañando los pulmones. Ahora bien, ¿qué puede hacerse para evitarlo?
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En esta entrevista, Gattinoni habló de la necesidad de sedar e intubar a los pacientes, para evitar que se produzcan esas respiraciones tan dañinas.
Además, se ha recomendado que en lugares con pacientes de riesgo, como las residencias de ancianos, se hagan mediciones frecuentes de la saturación de oxígeno, con el fin de detectar un posible deterioro antes de que este sea demasiado elevado.
Finalmente, este estudio lleva a volver a plantear la pregunta con la que se inicia este artículo. ¿Qué es exactamente ser asintomático? Como todo lo que tiene que ver con este virus, este concepto parece empezar a hacerse también obsoleto bajo los criterios que se han tenido en cuenta hasta el momento. Una cosa es no tener síntomas y otra que el paciente crea que no los tiene. Ser conscientes de esta diferencia nos hace estar más cerca de entenderlo; aunque, por desgracia, aún son muchas las incógnitas que nos quedan por resolver.