Si bien ya habías tres personas diagnosticadas con coronavirus en Italia desde hace semanas, la situación en este país se ha visto seriamente complicada en los últimos días, después de que la cifra se haya elevado hasta 157 pacientes, de los cuales ya han muerto cuatro.

COVID-19: cronología de la enfermedad que tiene en vilo al mundo entero

Al parecer, este nuevo repunte empezó con un hombre de 38 años, hospitalizado el pasado miércoles, con síntomas similares a los de COVID-19, pero sin indicios que lo relacionaran con la enfermedad. Sin embargo, cuando unos días más tarde la enfermedad empeoró y se hizo necesario pasarlo a la unidad de cuidados intensivos, una entrevista más exhaustiva a su esposa reveló que a principios de febrero había estado en contacto con un amigo, que había regresado unos días atrás de China. Al realizarle las pruebas, tanto a él como a la mujer, embarazada de 8 meses, ambos dieron positivo. Sin embargo, su amigo, el que al parecer trajo el virus desde China, no había llegado a manifestar síntomas en ningún momento, aun habiendo pasado de sobra incluso las cifras más elevadas de tiempo de incubación. Esto lleva a pensar que puede tratarse de un paciente asintomático. Hay sobradas sospechas de la existencia de varias personas en esa situación, tanto en China como en otros países. De hecho, en el crucero Diamond Princess dieron positivo 621 personas, pero 322 de ellas no parecían mostrar síntomas. Sin embargo, ninguno de estos casos se había investigado a fondo hasta que, recientemente, un equipo de científicos chinos ha documentado en un estudio, publicado en JAMA, el caso de una paciente joven que contagió a cinco miembros de su familia, sin llegar en ningún momento a manifestar ninguno de los signos típicos del coronavirus.

Cuando el virus se hace invisible

La paciente en cuestión, de 20 años, vive en Wuhan, pero contagió a sus familiares en Anyang, a donde viajó con ellos para visitar a otro miembro de la familia, que se encontraba ingresado en el hospital por causas ajenas al coronavirus.

Pocos días después, sus cinco familiares, un hombre y cuatro mujeres con edades comprendidas entre los 42 y los 57 años, comenzaron a experimentar fiebre, dolor de garganta y otros síntomas relacionados con COVID-19. La mayoría mostraron un cuadro leve, pero dos de ellos sí que llegaron a desarrollar neumonía.

Al dar positiva la prueba de coronavirus en todos ellos, se procedió a desandar sus pasos, en busca del origen de la enfermedad. El Hospital del Distrito de Anyang, en el que visitaron a su familiar, no cuenta con informes de pacientes infectados, por lo que no parecía ser el origen. Solo quedaba la opción de que se tratase de la joven de Wuhan, puesto que esta es la ciudad en la que se originó la epidemia y, además, la que más pacientes enfermos alberga.

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No mostraba ningún síntoma, pero, aun así, se procedió a realizarle las pruebas. El 26 de enero dieron negativas, pero se decidió repetirlas dos días más tarde, el día 28. Entonces sí que se obtuvo un resultado positivo. No obstante, la mujer no tenía fiebre ni ningún otro síntoma relacionado con la enfermedad. Además, al repetir el procedimiento el 5 de febrero, volvió a obtenerse un test negativo y lo mismo ocurrió cuando se comprobaron los resultados el 8 de febrero. Nunca llegó a manifestar que estaba enferma, a pesar de que durante unos pocos días mostró evidencias de que el coronavirus se encontraba en su organismo.

Se demuestra así que, efectivamente, existen los pacientes asintomáticos para COVID-19 y que, además, pueden contagiar la enfermedad. Este es un factor importante a la hora de intentar contener una epidemia, pues en casos como este la enfermedad se vuelve invisible y puede ser más difícil ponerle freno. De cualquier modo, no es algo nuevo, pues se da también en otros virus mucho más comunes, como la gripe. Las estrategias desarrolladas por los países afectados, así como aquellos que mantengan contacto con ellos, también tienen en cuenta esta posibilidad, por lo que es un hallazgo que no debe conducir al miedo. Lo llevamos diciendo desde que comenzó el brote: la cautela y la higiene sí pueden evitar infecciones, pero el pánico nunca lleva a ningún sitio.