El nuevo coronavirus causante del COVID-19 está obligando a cada vez más países a tomar medidas severas para evitar su contagio. En España, Italia, Francia, Corea del Sur o el Estado de California se ha ordenado el confinamiento de la población, con el cierre de cualquier actividad no necesaria. Y ese cierre, lógicamente, afecta a las salas de cine, lo que ha pillado de forma inesperada los planes de exhibición de numerosas producciones.

Películas que apuntaban a ser alguno de los estrenos del año se han retrasado. La primera No time to die, a la que siguió Fast & Furious 9 o Black Widow, cuyo anuncio de retraso ahondó aún más las acciones de Disney en bolsa, ya de por sí a la baja por las consecuencias económicas del virus.

Multitud de rodajes y post-producciones también se han detenido. Desde The Batman, hasta Patria, la primera gran apuesta española de HBO, pasando por las secuelas de Avatar.

Sin embargo, el mayor varapalo se lo han llevado aquellas cintas que estaban actualmente en exhibición. Bloodshot, la primera apuesta de superhéroes del universo Valiant, distribuida por Sony con Vin Diesel como protagonista, apenas ha podido recaudar 25 millones de dólares sobre un presupuesto de 45. El hombre invisible, seguramente el primer gran estreno del año, también ha visto cortadas sus alas.

Las películas que han retrasado su estreno a causa del coronavirus, hasta ahora

El cierre de salas por el coronavirus y el descenso de actividad en los países que aún no presentan grandes problemas ha sido un colapso total para la industria. En términos generales, el último fin de semana antes de la gran expansión por Europa y Norteamérica del virus, el primero del mes de marzo, la recaudación en salas ya fue solo de 55 millones de dólares en Estados Unidos, la cifra más baja en dos décadas.

La solución: eliminar reportes de taquilla y directos a baja demanda

Ante esta situación, estudios como Disney y Universal ya han anunciado desde el pasado jueves que dejarán de hacer públicas sus cifras de recaudación en taquilla. Con la mayoría del mercado europeo y norteamericano parado, y China aún en recuperación muy leve de los estragos del virus, la decisión se ha visto como un método para frenar la herida de pesimismo en torno a las pérdidas.

“Dado el gran número actual de cierres de teatros en todo el mundo, Disney suspenderá los informes mundiales de fin de semana por el momento. Deseándoles a usted y a sus familias lo mejor durante estos tiempos de cuarentena y, por favor, estén seguros ", dijo Disney en un comunicado.

La otra 'solución', muy entre comillas, ha sido lanzar la mayoría de producciones directas a vídeo bajo demanda (VOD) o negociar la venta con plataformas de streaming. Todo se ha producido en el plazo de una semana. El lunes, Universal Pictures anunciaba que Trolls 2: World Tour de DreamWorks se lanzaría directamente a alquiler por TV y no pasaría por cines.

El estudio también dijo que aceleraría la disponibilidad de películas que había lanzado recientemente en las salas — como la citada Invisible Man, Emma o The Hunt—.

Warner Bros. sigue la estela de Disney y Universal: lanzará sus películas en ‘streaming’ antes

Y eso fue solo el comienzo. Sony Pictures anunció dos días después de el Bloodshot de Vin Diesel llegaría al vídeo bajo demanda 15 días después de su estreno, cuando lo habitual en el mercado es esperar 90 días una vez que la película ha dejado de exhibirse en cines. Luego fue el turno de Disney. La compañía de entretenimiento más grande del mundo dijo que el último lanzamiento de Pixar, Onward, estará disponible para alquilar la próxima semana y en su servicio de transmisión Disney + a principios del próximo mes, apenas un mes después de su presentación en el cine. Warner Bros. se sumó a esta ola al permitir que los usuarios desde sus casas compren títulos como The Way Back de Ben Affleck o la malograda -ya antes del COVID- Birds of Prey. Hablamos como máximo de estrenos que empezaron en los cines hace solo mes y medio.

Ya se habla de un 30% menos de taquilla este año

Algunos de los primeros informes que han puesto cifras sobre cómo puede afectar esto a la industria y a Hollywood en particular no son nada halagüeños. El grupo de análisis de audiencias Moffett Nathanson expuso en un primer avance que el escenario del COVID-19 podría dejar sin ingresos a las productoras hasta mayo, lo que por sí ya supondría un descenso del 30% en taquilla con respecto al año pasado.

Es cierto que 2019 fue un año especialmente bueno, con Disney llevándose la palma con estrenos como Avengers: Endgame o la última entrega de Star Wars, por no hablar de sorpresas como Joker, pero este cambio de ingresos puede hacer que muchas productoras de corte medio se vean seriamente afectadas.

El condicionante es claro: con un precio de alquiler que puede rondar los 10 euros en Europa o los 15 dólares en Estados Unidos, una película necesitaría que de media 10 millones de hogares pagaran por verla para recaudar 100 millones, lo que supone el estándar mínimo de recaudación en las películas de grandes estudios. La cuenta se vuelve mucho más perversa para una cinta independiente o de fuera de Estados Unidos.

Todo ello hace que algunos análisis empiecen a puntar a los efectos del nuevo coronavirus como un impulsor más en la actual carrera que ahora existe entre cine y plataformas de streaming. Este año, dos de las nominadas a mejor película en los Oscar habían sido estrenadas en Netflix, y el COVID-19 ha hecho que se desmonte -por causa obligatoria, eso sí- esa vaca sagrada que significaba que todas las películas pasaran por las salas antes que por otras plataformas.

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