Seguramente te ocurre cada año. Terminada la gran celebración nocturna por Navidad comienza una de las tradiciones más populares para la que nadie tiene una explicación real: ponernos cómodos para disfrutar de nuestras películas favoritas de la fecha. ¿Lo más curioso? Que con toda seguridad la mayoría tienen poca o ninguna relación con los pinos decorados, las buenas intenciones o el Belén iluminado, lo que hace que el hábito sea más entretenido. Hagamos un repaso de los films no precisamente navideños pero que se vuelven especialmente populares por las fechas:

*Die Hard o Jungla de Cristal* (John McTiernan — 1988)

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Cuando John McClane decidió visitar a su esposa Holly en Los Ángeles no sospechaba que su visita al Nakatomi Plaza le convertiría en el héroe de acción de toda una generación. Con su extraña combinación de Heist movie y film de acción a toda regla, las peripecias de este antihéroe en camiseta y pies descalzos se ha convertido en las favoritas de buena parte de la colección de películas navideñas de varias generaciones.

Aunque no exista otro motivo a no ser que John llega a la mitad de la lujosa celebración corporativa de Joe Takagi por las señaladas fechas, el film continúa siendo el favorito para disfrutar después de la cena navideña o la mañana siguiente después de la celebración familiar.

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Cristal Oscuro (Jim Henson, Frank Oz — 1982)

Con su aire un poco siniestro pero sin duda conmovedor, el gran clásico de los ochenta es también una de las películas para Navidad, aunque no haya el menor indicio del motivo el cual las aventuras del gelfling Jen, en su heroico recorrido por cumplir las profecías que pesan sobre sus hombros y reparar el cristal oscuro. Como la obra de culto que es, la película conserva todo el aire artesanal y misterioso que la convirtió en un clásico, por lo que es más que probable que sea la nostalgia la que la convierta en favorita navideña.

E.T. the Extra-Terrestrial (Steven Spielberg — 1982)

Si ya rebasaste la tercera década de vida seguramente derramaste más de una lágrima con la historia del alienígena perdido que entabla una amistad entrañable con un niño encantador.

Convertida en clásico de culto, es también una de las grandes películas navideñas que tienen poco o nada que ver con la fecha. Con su combinación de ternura, asombro y ese espléndido aire de fantasía deslumbrante —todo puede ocurrir en los suburbios norteamericanos— es quizás una de las películas que mejor simbolizan una época de inocencia y buenas intenciones.

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La Princesa prometida (Rob Reiner — 1987)

william goldman
'La princesa prometida' (1987) - Fox

Este cuento de hadas extraordinario tiene todos los elementos para ser una de las mejores películas para ver en cualquier ocasión: desde combates a espadas, una Princesa que solo desea ser libre, milagros y un personaje de antología que pronuncia una de las grandes frases del cine pop moderno: “Hola, me llamo Íñigo Montoya, tú mataste a mi padre, prepárate a morir”.

No tiene la menor relación con la Navidad y tampoco la necesita: las buenas historias siempre son bienvenidas en cualquier época del año.

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La Historia Interminable (Wolfgang Petersen -1984)

La historia de fantasía por excelencia, quizás la más famosa, querida e icónica es también un clásico navideño involuntario. La ya clásica batalla de Atreyu en contra de la Nada para salvar a la Emperatriz, con la ayuda de un asombrado Bastian Baltazar Bux, es quizás una de las obras cumbres del género infantil y también, de las que solemos disfrutar con mayor alegría durante las fechas más familiares del año.

Y aunque a Michael Ende, autor de la obra original, no le agradó la película —y te recomendamos leer el libro para entender el motivo— “La Historia Interminable” sigue siendo un recorrido sincero, emotivo y sobre todo, extraordinario por una aventura que con toda seguridad, atesoras con especial cariño y a la cual, siempre te agradará volver.

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Jumanji ( Joe Johnston — 1995)

Con su aire un poco excesivo y pasado de moda — los efectos especiales no han envejecido del todo bien — es sin duda, una de las películas más populares de las fechas navideñas, aunque la única mención a la Navidad sea en su primera y última escena. No obstante, esta mezcla acertadísima de negrísimo sentido del humor, emoción y sin duda una aventura alucinante, seguirá formando parte de la colección nostálgica de buena parte de una generación. O quizás más de una.

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La Saga Harry Potter (Chris Columbus, Alfonso Cuarón y David Yates, 2001–2011)

Resultó inevitable que la saga literaria favorita de millones de niños en el mundo entero, saltara a la pantalla grande y se convirtiera en una franquicia millonaria. Y además, por supuesto, pasara a formar parte de las colecciones cinéfilas de muchos de los adultos que crecieron disfrutando de las aventuras de Harry Potter a la par que el héroe crecía en el mundo cinematográfico.

Por supuesto, no es una película navideña —Harry la pasa especialmente mal por las fechas— pero tiene un encanto inocente que sobrevive al cinismo y que la convierte en una experiencia disfrutable para esos buenos días de descanso navideño.

Mujercitas (Gillian Armstrong — 1994)

Antes que Greta Gerwig convirtiera al clásico de Louisa May Alcott en un profundo drama con tintes feministas, hubo una versión en la que Winona Ryder encarnó a una Jo March firme, fuerte y frágil.

Convertida en favorita para las fechas, es también, una especie de imagen nítida de nostalgia: con un jovencísimo Christian Bale como Laurie y Claire Danes como Beth, el film tiene todo el aire exquisito de una obra delicada y frágil, suspendida en el tiempo.

The Sound of Music (Robert Wise -1965)

El clásico entre los clásicos: todos los motivos son buenos para disfrutar de la vida idílica de los Von Tramp cantando canciones pegadizas en familia, mientras el espectro de la guerra se acerca poco a poco al verde prado que les rodea.

Con el encanto de las grandes superproducciones hollywoodenses, una magnífica y adorable Julie Andrews en el que quizás es el papel que definió su carrera, Christopher Plummer asombrando con su planta extraordinaria y ese grupo de hijos encantadores de hermosa voz, siempre es una experiencia grata que no decepciona. Mucho más en Navidad, aunque nadie parezca muy interesado en celebrarla en la película.

While You Were Sleeping (Jon Turteltaub — 1995)

Antes de viajar por el espacio, adoptar a un chico afroamericano, ganar un Oscar y recorrer los rápidos de un río con una venda sobre los ojos, Sandra Bullock era la reina de las comedias románticas. Y esta es quizás la más cursi, extraña y entrañable de todas.

La actriz interpreta a una solitaria que se enamora platónicamente de un guapo desconocido, a quien luego salva de morir arrollado bajo las ruedas del metro de la ciudad. A partir de allí, todo se tuerce, cuando la casi víctima cae en coma profundo y la familia entera — y el desconfiado hermano del comatoso — se enamora de Sandra. En esta ocasión si hay una gran escena navideña, pero en realidad, lo más agradable es el ambiente cálido, cotidiano y sin pretensiones de una amable película sin otra intención que enternecer.

Gremlins (Joe Dante -1984)

Sí, lo sabemos, en realidad sí es una película navideña… pero a la vez no lo es. Porque cuando los monstruos caóticos llegados casi por accidente a la Norteamérica profunda deciden que es momento de hacer saltar todo por los aires, la película se convierte en una crítica extraña al consumismo, con aires de comedia salvaje y gamberra, que incluso tiene su propia historia tétrica para navidad.

De modo que más que tradición, incluir a Gremlins en la selección de las grandes películas para las navidades, es una forma de encontrar el reverso perverso al candor de la celebración.

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The Last Unicorn (Arthur Rankin Jr., Jules Bass -1982)

Esta pequeña joya de la animación estadounidense, tiene todos los elementos para celebrar quizás el espíritu navideño sin hacer la menor mención a las fechas: el candor, la esperanza y la melancolía se mezclan en un aire de leyenda extraordinario. Cuando un unicornio descubre que es la última superviviente de su raza, emprenderá una aventura en busca de su identidad, historia y quizás, una forma de leyenda. Si no la has visto aún — suele pasar desapercibida entre los catálogos llenos de animación japonesa — Navidad es un buen momento para hacerlo.