El final del año nos ha dejado una de las adquisiciones del curso. A comienzos de mes Google anunciaba que había llegado a un acuerdo para la compra de Fitbit, referente de las pulseras deportivas, por una suma que ascendía a los 2.100 millones de dólares.
Google ha intentado en los últimos años rascar alguna cuota de mercado en el mundo del hardware. La mayor empresa de publicidad del planeta -más del 95% de la facturación de Alphabet sigue dependiendo de Google Ads- sigue lanzando sus teléfonos Pixel aunque estos solo tengan menos del 1% de la cuota de smartphones mundiales, según IDC. También sus Chromebooks, sus altavoces Google Home o sus Google Glass, ahora más enfocadas en el mundo profesional.
Su apuesta es parecida -aunque mucho mayor- a la de Facebook, el otro gran gigante en el manejo de plataformas, datos y publicidad, que en los últimos dos años ha invertido grandes cantidades de dinero en Oculus, sus gafas de realidad aumentada, y que desde hace unos meses comercializa Portal, su pantalla inteligente para el hogar como respuesta al alza de los altavoces inteligentes.
En ambas compañías su negocio en lo referente a los gadgets es aún ínfimo, principalmente porque este ya está copado por Apple y otros grandes fabricantes como Samsung o las marcas chinas. Más aún, la pregunta debería ser: ¿por qué Google sigue lanzando productos como sus Pixel cuando su sistema Android trabaja ya bajo firmas como Samsung o sus Chromebooks funcionan también bajo el paraguas de referentes del sector laptop como Lenovo?
Se abre la guerra del gadgets. O mejor dicho, de los asistentes virtuales y los datos
La respuesta, más allá de la posible diversificación de negocio que pueda otorgarles, está de nuevo en los datos y, sobre todo, afianzar un ecosistema de uso bajo sus software y sus sistemas de asistentes virtuales.
Como decíamos, los 266.000 millones de dólares que anualmente ingresa Apple sitúan a la compañía de Cupertino como líder solitaria en la colina. La gran diferencia con Google, Facebook o Amazon es que la empresa de la manzana se ha caracterizado siempre por hibridar su innovación tanto en hardware como en software.
Google, por su parte, es líder con Android en sistemas operativos de dispositivos móviles, pero no en ventas de dispositivos móviles. Es una gran diferencia, y mientras no cambie este juego, cada fabricante seguirá adaptando Android de la forma que mejor considere para sus dispositivos. La aspiración, por lo tanto, es ofrecer un sistema conjunto donde, como Apple, ellos controlen ambas caras de la moneda en busca de una mejor experiencia de usuario y de un mayor control final de todo el proceso. Carolina Milanesi, representante Creative Strategies, uno de los mayores centros de análisis de Silicon Valley, escribía al respecto de estas apuestas por los gadgets que “los dispositivos no son el producto final; sino la tecnología que hay en ellos”.
Alphabet ha intentado lidiar con el dominio de los Echo de Amazon en altavoces inteligentes desde el principio lanzando su alternativa, que se podría resumir en una lucha directa entre Alexa y Google Assistant. Un movimiento que fue a más con el renombramiento y los cambios que realizó en Nest, una de las compañías de domótica con mejor reputación en el mercado y que fue adquirida por la empresa del buscador en 2014, aunque esto trajera las dudas de sus usuarios, que vieron cómo sus datos migraban ahora a los servidores de Google.
Google volatiliza el ecosistema Nest: cómo te afecta y qué hay detrás de ello
A estos entornos que van desde la domótica hasta nuestro móvil, todo bajo el entorno de su asistente, Google lo ha llamado desde hace un tiempo 'computación ambiental'. El jefe de hardware de Google, Rick Osterloh, lo describió de esta manera: “Nuestra visión para la computación ambiental es crear una experiencia única y consistente en el hogar, en el trabajo o en el camino, cuando el usuario lo necesite”.
Como ejemplo, que tu altavoz te diga la mejor ruta para llegar a tu destino antes de salir de casa, que tu teléfono te la indique mientras estás en marcha, y que al llegar puedas ver con tu pulsera cuántos pasos has dado, antes de abrir Gmail o cualquier aplicación de su entorno.
Así ha crecido la adopción de altavoces inteligentes en los Estados Unidos
En ese mismo camino se enmarca la compra de Fitbit, el principal actor de las muñecas deportivas y el trampolín que puede llevar a Google a competir con los Apple Watch. Cabe recordar que Google lleva años ya trabajando su propio sistema operativo para estos dispositivos: Wear OS. Actualmente el mercado de este wereable se encuentra comandado por Apple con un 47% de la cuota de venta. El resto se reparten de un 13 a un 5% entre Fitbit, Samsung y Garmin, con otros actores con un papel menor. La oportunidad de entrar estaba ahí, y costaba 2.000 millones de dólares, una suma a la que no llegó Facebook, que después del anuncio de la compra también se supo que pujó por la empresa de pulseras de San Francisco.
Por qué Google superó a Facebook en la compra de Fitbit
Pero hay un apunte más, y no es menor. Con Fitbit Google tendrá acceso a los datos de salud y biométricos de millones de usuarios, que el gigante podría aprovechar para mejorar su ingente base de conocimiento y entrar en el lucrativo mercado de los seguros de salud. Como recuerdan desde Fortune, Google tiene entre sus muchos proyectos menos visibles el llamado 'Project Baseline', un plan ambicioso entre Alphabet Verily en conjunto con las escuelas de medicina de Stanford y Duke, así como con la American Heart Association (AHA). El estudio de varios años tiene como objetivo reunir datos de salud, con la ayuda de dispositivos portátiles, para crear un mapa de referencia de la salud humana.
Facebook y Amazon: otros actores importantes
Facebook, como decíamos, también pujó por Fitbit -y sus datos- sin éxito, en su estrategia por encontrar un gadget en el crear cierto nicho de consumo. Zuckerberg ha manifestado en varias presentaciones que su empresa matriz quiere posicionarse de cara a la era post-smartphone, esa que ya ha empezado con un montón de dispositivos satélite como son los propios altavoces, los smartwatchs, o las gafas tanto de realidad virtual como aumentada, un mercado para que el que Facebook también tiene un prototipo.
Amazon, por su parte, ha basado su estrategia en los últimos años en lanzar tantos gadgets como le sea posible con el fin único de expandir Alexa. La gama Echo de altavoces le ha salido bien hasta dominar casi el 70% de la cuota de ventas, pero en sus últimos lanzamientos se vieron productos tan llamativos como un anillo o unas gafas comunes salvo porque cuentan con pequeños micrófonos conectados a su asistente. Tras su tránsito aún por explorar con la gama Fire -fracaso estrepitoso con su smartphone, pero no tanto con sus tabletas lowcost- o la solidez de los Kindle, está claro que Amazon se une al trío junto con Google y Facebook por empezar a rascar algo de mercado a los grandes dominadores del hardware.