De forma cíclica, en el mundo de los emprendedores emerge un escándalo en forma de estafa. Ya sea porque las cuentas de la compañía no acompañan a los fastuosos titulares, porque el objetivo de la misma ha engordado como una burbuja o, el más preocupante de todos, porque el fin de la compañía no existe. Ahora, la polémica vuelve a ponerse en primer plano con la publicación, a partir de hoy, de la versión en español de Mala Sangre: secretos y mentiras en una startup de Silicon Valley –Bad Blood: Secrets and Lies in a Silicon Valley Startup en su versión en inglés–. Investigación que, además, motivó el documental de HBO The Inventor.
Hace algunos años, concretamente en 2015, la burbuja de una de las compañías más populares de Silicon Valley estallaba por los aires. La niña bonita del emprendimiento, hecha a sí misma como los grandes del sector –se declara fan incondicional de Steve Jobs– y considerada por Forbes en 2014 como una de las mujeres más influyentes, resultaba ser una de las mayores estafas del siglo XXI. Seguidores, inversores y emprendedores asistieron al espectáculo del auge y caída de Theranos y su fundadora Elisabeth Holmes. Los 9.000 millones de valoración y los 900 empleados de la compañía quedaron en la nada absoluta. Theranos finalmente cerraba en 2016.
La caída en desgracia de Theranos: así se gestó el timo de los análisis de sangre
En The Wall Street Journal, "Las dificultades de una empresa respetada" de John Carreyrou, exponía la investigación que hacía saltar todo por los aires. Con sus tremendas dificultadas para la publicación del texto que podría ser determinante para el futuro de la tecnológica, Rupert Murdoch era inversor en Theranos y propietario del diario–cuestión que intentó explotar la fundadora para secuestrar la publicación–, el periodista conseguía destapar la realidad de una compañía que estaba jugando con la salud de sus clientes. Meses de presiones sobre los empleados sometidos al control para evitar que contasen lo que sabían sobre la empresa y su estafa se resolvían tras la investigación del periodista.
Tras varias entrevistas con empleados y expertos en la materia, Carreyrou ponía de manifiesto que el objetivo de Theranos se basaba en una mentira. Hacer más de 200 test de enfermedades con su máquina Edison, entre las que se encontraba el cáncer de mama o dolencias latentes, a partir de una simple gota de sangre. Theranos le declaraba la guerra a las agujas, que consideraban una tortura de la Edad Media. Finalmente, y según la investigación del periodista, resultó que Edison no funcionaba, por lo que para salir de paso con las peticiones, la compañía recurría a máquinas comerciales de Siemens. Problema: para obtener los datos, estos sistemas necesitan algo más que una gota de sangre. Theranos lo resolvió diluyendo la sangre, la única gota disponible, en agua. Con ello simplemente reducían la capacidad de estudio del sistema, el cual podía dar datos erróneos.
Ya no estaban jugando con el dinero de los inversores, era una cuestión de salud pública. Por este motivo, y aún pendiente de juicio, Holmes se enfrenta a 11 cargos penales y 20 años de prisión.
El caso de Theranos ha sido, sin lugar a dudas, la cumbre de las estafas de los emprendedores –después de todo, en juego estaba la vida de las personas–, pero no ha sido la única en los largos años en los Silicon Valley ocupa la cumbre de las tecnológicas. Ni allí, ni en ningún lugar el mundo.
El exprimidor de zumos millonario que no servía para nada
Lo tenía todo para triunfar o caer en picado. Pasó lo segundo. ¿Qué podía salir mal con un exprimidor de zumo de 700 dólares con Wi-Fi? Aprovechando el auge del Internet de las Cosas sin mesura, Juicero levantaba 120 millones de dólares en un exprimidor de zumo, con sus propias bolsas de zumo, pero que no era necesario para sacar el jugo.
Es decir, a los únicos que se les sacó el jugo fueron a los varios inversores que confiaron en esta compañía. Un total de 118,5 millones de dólares y 17 inversores que entraron en el juego de las nuevas modas de alimentación. Hasta un grupo de restaurantes compraron unas cuantas de estas máquinas de zumos. Finalmente, la startup fue destapada también por una periodista. En este caso de Bloomberg con un simple vídeo exprimiendo bolsas de zumo, las cuales teóricamente solo podían ser vertidas con un peso de 7.000 kg.
Fundada por Doug Evans, otro declarado fan de Steve Jobs, el destape del escándalo terminó con el consecuente cierre de la empresa y la búsqueda de un comprador para una tecnología con cero uso.
Juicero: de 100 a 0 en cuestión de segundos
GoWex, Wi-Fi gratis cotizando en bolsa
Uno de los casos más sonados en el panorama emprendedor español, allá por 2014, cuando aún no existía un ecosistema estable en el país. Una estafa que vivió durante 10 años a ojos de todo el mundo.
Gowex tenía un cometido sencillo: ofrecer Wi-Fi gratis y aún así sacar beneficio de ello. Fundada por Jenaro García, de un día para otro, la compañía que cotizaba en el MAB y ofrecía servicios a instituciones públicas pasó de valer millones a tener acciones con ningún valor.
Un informe de Gotham City Research, firma independiente de análisis financiero publicaba un texto en el que aseguraba que tanto el objetivo de la empresa, como sus cuentas, eran falsas. Contratos con los gobiernos de Madrid, París e incluso Nueva York o Dubai, más algunos inventados, maquillaron una cuentas que buscaban sacar el dinero de los inversores.
7 días tardó la compañía en asumir su parte en la estafa y, por consiguiente, echar el cierre. Ahora, 5 años después y aún pendiente de sentencia, Anticorrupción pide 18 años de cárcel para Jenaro y un pago de 25 millones de euros.
La bellota caída
Es curioso como muchos de los caídos tienen a Apple como uno de sus iconos. También con origen en España, concretamente en Extremadura, Unai Nieto quiso crear un imperio de smartphones que terminó en un chiringuito desmantelado. Un engaño tan simple, como mal elaborado.
El engaño Zetta y el mundo de fantasía de Unai Nieto
Supuestamente ensamblados en Extremadura, Zetta(con una marca de bellota) compraba móviles de Xiaomi a bajo precio para después ponerles una pegatina con su logo.
Alabado por muchos por su empresa y su figura como emprendedor, Nieto tuvo sus 15 minutos de gloria en uno de los programas de Antena 3. De ahí, todo fue de mal en peor; detrás de él, medio Forocoches llevaba meses intentando destapar el fraude. De nuevo, un grupo de expertos y periodistas lograron destapar el timo.
La compañía que se declaraba honesta, pero no lo era
Cuando los engaños afectan a la imagen de un perfil público, la magnitud del drama se vuelve aún mayor.
The Hones Company, fundada por la actriz Jessica Alba en 2011, entraba en un sector muy en auge ahora mismo: los artículos naturales y saludables, es decir, sin químicos. En este caso productos para el hogar y de belleza.
Con un total de 490 millones de dólares, en 2017 fue encontrada falsificando las etiquetas de algunos productos que comercializaban. Los estudios demostraron que los productos sí contaban con químicos. Y lo que es peor, que estos no aparecían en los ingredientes.
Aunque la compañía negó todo, tuvieron que volver a etiquetar sus productos y pagar 7,3 millones de dólares por una demanda colectiva.