Los vecinos de Hawkins se ha convertido en parte de la historia de la televisión y también, en un referente inmediato de lo que el público desea ver en pantalla. No solo se trata de un inteligente ejercicio de nostalgia, sino una brillante concepción sobre la ciencia ficción, la fantasía y el terror envuelta en la inofensiva pátina de un clásico inmediato. Con un pulso que asombra por su precisión, los Duffer logran en Stranger Things el perfecto equilibrio entre la referencia básica —esa asombrosa decisión de retrotraer la forma y el fondo con una batería interminable de detalles visuales que convierten a la serie en una colección de imágenes melancólicas— y también, esa concepción del producto que se sustenta sobre su capacidad para innovar. Como elemento novísimo de la cultura pop, es algo más que una serie construida para evocar una época y homenajear a una década: en realidad se trata de una celebración a los hijos de una generación nacida entre las bicicletas, walkie talkies, televisores de tubo, radios, miedos y terrores casi inofensivos. Una generación anterior a la hiper contextualización y comunicación. A la inocencia en estado puro que los Duffer logran recrear con un maravilloso sentido de la oportunidad y el buen gusto.

La cuarta temporada de ‘Stranger Things’ se desarrollaría fuera de Hawkins

Amazon Prime (que hasta ahora, ha tenido buenos resultados con las adaptaciones) toma el testigo y tratará de encontrar su propio mundo a la medida: con guión de Stephany Folsom (coautora de la recién estrenada Toy Story 4, el conocido cómic Paper Girls de Brian K. Vaughan y el artista Cliff Chiang llega como la nada disimulada intención no solo de emular el éxito de Stranger Things, además reflexionar sobre el impacto de historias que apelan a todo tipo de referencias cinematográficas y de época. O eso parece sugerir los paralelismos entre ambas historias.

Como Stranger Things, pero con chicas

Pero la serie es mucho más que eso. Producida por Legendary TV y Plan B, Paper Girls forma parte del ambicioso plan de Amazon Prime por incluir en su catálogo las que sin duda son una colección de ambiciosas adaptaciones: desde Good Omens de Neil Gaiman a la esperada El Señor de los Anillos, el canal por suscripción tiene la evidente intención de enfrentarse a Netflix en su terreno. Pero también se trata de un giro mucho más arriesgado fórmula Stranger Things y quizás, esa es la mayor fortaleza de Paper Girls como historia.

La serie narrará la misma historia del cómic, aunque todavía no se ha especificado cuales libros y volúmenes se adaptarán a la pantalla chica. La historia de Brian K. Vaughan cuenta las aventuras de un grupo de cuatro niñas que reparten periódicos en la Ohio de 1988 y que deberán enfrentar a lo desconocido en medio de una serie de peripecias temporales, para intentar salvar el futuro de la humanidad.

¿Suena tópico? Sin duda lo es, pero la obra de Vaughan es mucho más que una serie de aventuras adolescentes, aunque lo parezca. El cómic se toma muy en serio su evidente origen como obra derivada de la ciencia ficción y comienza, con una fecha emblemática para el género: el 50 aniversario la transmisión de la Guerra de los Mundos de Orson Welles. También es el día de Halloween y desde los primeros capítulos, la historia deja muy claro que la combinación de fantasía, elementos de terror y contexto paranormal son algo más que homenajes casuales a un mundo más amplio. De modo que, mientras Stranger Things es un notorio ejercicio de nostalgia aderezado con una narración tramposa sobre el amor y las relaciones interpersonales, Paper Girls está más preocupada por crear una versión de la realidad que puedan sostener sus enrevesados giros de trama y la percepción general de un nuevo tipo de recombinación de géneros.

Uno de los elementos más interesantes en el argumento de Paper Girls es su capacidad para sorprender: la historia de Vaughan tiene todo tipo situaciones extravagantes, que juntas crean un entretenimiento de primer nivel que no olvida su origen como narración juvenil. De modo que mientras las heroínas encuentran una nave espacial en un sótano, se encuentran con guerreros que cabalgan a lomos de dinosaurios y gritan a las mujeres que serán en el futuro, la historia tiene la suficiente solidez como para sostenerse y resultar simplemente divertida. A la vez, sus personajes maduran, crecen y se benefician del cuidadoso guión de Vaughan para hacerse cada vez más fuertes. A diferencia de Stranger Things— que ha perdido algo de su encanto en favor de la profundización de los personajes —Paper Girl es una amplia travesía por lo insólito que incorpora la idea de las relaciones emocionales con una inteligente sutileza.

Vaughan tienen un talento enorme para las series de misterio y es por eso, que es muy probable que la versión televisiva de una de sus trabajos más singulares, sea algo más que un suceso que busque imitar a Stranger Things aunque sin duda, tenga todas las características para hacerlo. El cómic tiene una complejidad subyacente al misterio, que Vaughan usa para jugar con la narración hasta crear un inusitado recorrido por todo de extremos sobre los temas que plantea. Paper Girls se nutre de su propia rareza y al contrario de la serie de Netflix, no necesita ser obvia para analizar su versión de la realidad.

Regreso a los ´80

¿Ambientada en los ‘80? Puede parecer que Amazon Prime intenta encontrar su propia gallina de los huevos de oro nostálgica, pero en Paper Girls la época es un punto de inicio y no la atmósfera de la narración. A diferencia de Stranger Things, el cómic de Vaughan es muy pesimista y realista: la década que refleja es una colección de infortunios y dolores culturales que sostienen a los personajes y su interacción con la realidad. La aniquilación nuclear es un temor que les acompaña en todas partes, así como un cierto dolor cultural que se adivina en cada página y que sin duda será lo más notorio en la narración en la pantalla chica.

Paper Girls cuenta con cinco volúmenes —y una sexta en camino— que alimentan un universo tan complejo como bien elaborado. Con sus dos premios Eisners a cuestas y dos nominaciones al premio Hugo, la historia es algo más que una excusa para capitalizar el éxito icónico de Netflix y Amazon Prime, parece saberlo. Por ahora, sólo resta aguardar su adaptación en pantalla y esperar tenga la misma calidad —y extraña vitalidad— que su versión en papel.

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