En 2016, todos los fabricantes del sector comenzaron a optimizar los frontales de sus teléfonos mediante una reducción generalizada de los marcos que tradicionalmente han flanqueado las pantallas. Sin embargo, en esa particular carrera, las cámaras fotográficas siempre han supuesto un gran obstáculo, lo que ha dado lugar a soluciones ingeniosas como el 'notch', las pantallas perforadas o los sistemas retráctiles –que ocultan el sensor fotográfico y otros elementos asociados cuando no son necesarios–.

No obstante, ninguna de las soluciones anteriormente mencionadas resuelve por completo el problema. El 'notch' y las perforaciones sobre la pantalla restan parte del frontal del dispositivo, y las cámaras retráctiles, al hacer uso de piezas móviles, son más susceptibles a sufrir daños en caso de impacto.

La única forma de resolver esta coyuntura con eficacia, por lo tanto, es esconder la cámara frontal bajo la pantalla del dispositivo, tal y como ya se hace con los lectores de huella dactilar. Sin embargo, esto supone un reto mayúsculo tanto en desarrollo de tecnología como en capacidad producción, de ahí que no veamos este tipo de soluciones en el mercado.

Por suerte, Xiaomi y Oppo, dos de los mayores fabricantes del mundo, ya tienen prototipos bastante avanzados y funcionales de esta tecnología, lo que augura un desembarco muy cercano en productos comercialmente disponibles. Ambas compañías, de hecho, han publicado vídeos en redes sociales como Twitter y Weibo demostrando el funcionamiento de estos sistemas.

La llegada de estas tecnologías a productos comercialmente disponibles es, por el momento, una incógnita. Hasta entonces, Xiaomi, Oppo y el resto de fabricantes continuarán lanzando dispositivos con 'notch', pantallas perforadas o sistemas retráctiles.

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