Apple ha puesto a punto el iMac 5k con los nuevos procesadores de Intel, una rebaja en el precio y mayores opciones de personalización que, junto con su hoja de especificaciones y su pantalla 5K, hacen que siga siendo el equipo más competente para poner en el escritorio tanto dentro como fuera del ecosistema de Apple.Han pasado cuatro año desde que revisamos el primer iMac 5k que lanzó Apple en su versión de entrada (core i5, Fusion Drive…). Pese a que retrospectiva pueda parece que las cosas han cambiado en exceso, lo cierto es que los usos y costumbres a la hora de trabajar con un equipo de escritorio apenas han cambiado. Dispositivos como el iPad (e iPad Pro) y el propio iPhone han ido desplazando algunas de las tareas básicas que hasta ahora estaban destinadas a equipos portátiles o de escritorio, y en términos generales, el consumo de contenidos -que no tanto su generación- han encontrado en estos sustitutos la plataforma perfecta tanto en conveniencia como en inmediatez.

A día de hoy, y a la espera de ver lo que nos augura iOS 13 y sus posibilidades respecto al iPad, lo cierto es que equipos como el iMac han quedado relegados a tareas algo más complejas que a día de hoy o bien no son posibles en el iPad o bien las posibilidades que ofrecen este tipo de dispositivos no son tan cómodas como el clásico trabajo con equipo de escritorio. Y hablamos de posibilidades en tanto la evolución del hardware de Apple para iPad no dista mucho en términos de potencia respecto a equipos como el iMac.

En este punto, parece más que claro que los equipos de escritorio están poco a poco relegados a un nicho de mercado que parece inmutable al común de los usuarios, por ello algo más complejo analizar un equipo de estas características cuando parte del consumo de contenidos lo hemos desplazado a otros dispositivos y cuando, en parte, el grueso del mercado -el público general- va relegando los equipos de escritorio un papel mucho más secundario.

https://hipertextual.com/analisis/imac-5k-27-pulgadasDecíamos al principio que habían pasado cuatro años desde la llegada del iMac Retina, y lo cierto es que ,a pesar de que puedan parecer mucho tiempo para el frenético mercado tecnológico, las cosas no han cambiado mucho desde el punto de vista del consumidor. O al menos ya lo han hecho al mismo ritmo al que estábamos acostumbrados antes de que equipos como el iPhone XS/XR o el iPad Pro fueran una realidad diaria en el bolsillo de muchos usuarios.

No vamos a descubrir el dorado diciendo que el nuevo iMac de 2019 es mucho más rápido que el modelo anterior o que es el mejor iMac que ha llevado Apple a las manos del consumidor en los 21 años que línea de escritorio lleva con nosotros (a excepción del iMac Pro). Y así tiene que ser, naturalmente.

Sí, el iMac de 2019 es más rápido, se calienta menos y es más silencioso que sus antecesores. Hace gala de una potencia sin precedentes, y más si tenemos en cuenta que nuestro modelo es el más potente de los ofrece Apple fuera de la gama Pro. Su pantalla sigue siendo sobresaliente y todos los farragosos números de los benchmarks arrojan cifras ganadoras. Pero también es justo decir que Apple lleva ya un tiempo fuera de la carrera de los números, y si se nos permite, apostaría a que tanto el usuario como el resto del mercado también:

Aunque siempre hay un nicho acostumbrado a los números, a los cores del procesador y a las especificaciones de la memoria, lo cierto es que de un tiempo a esta parte se respira en el ambiente que no dejan de ser vacías, y que puestas por delante de las sensaciones no aportan absolutamente nada. En la próxima generación de iMac importarán mucho menos. Sí, de nuevo para el mercado profesional puede ser algo relevante -e incluso determinante-.

Echando la vista atrás, está claro que si hablamos de lo que realmente importa -como se comporta el iMac y qué puedes hacer con él-, el empeño de Apple de mantener el Fusion Drive era el mayor lastre del equipo, y el hecho de que la gama de entrada lo siga incluyendo no habla muy bien de sus posibilidades. Por ello contrasta con la eficiencia del SSD de 512GB nuestra unidad de prueba que, literalmente, vuela en todas pruebas y resulta de algo trasparente en el día a día. Paradójicamente, ha sido lo que más nos ha sorprendido respecto a nuestro análisis de 2015, pese a que ya en aquel año el SSD estaba disponible como opción de compra.

Está claro que a ese nivel de precio -el de entrada-, los 512GB de SSD no pueden ser la opción por defecto, pero quizás una opción más reducida sí, máxime en un equipo de escritorio, al que puede colocársele almacenamiento externo de forma tremendamente sencilla y transparente. Al fin y al cabo, en eso consiste un buen hardware, en que sea trasparente en su uso y que no haga sombra a la experiencia de usuario, algo que el Fusion Drive, sin duda, generaba.

Por ello, incluso cuatro años después de su lanzamiento, choca que Apple coloque un almacenamiento tan mediocre debajo de la genial pantalla 5K del iMac, que sigue siendo lo más espectacular del equipo, y a día de hoy es el mayor atractivo para vender equipos de este tipo que tiene la compañía. No hay un solo dispositivo de escritorio en el mercado que combine un hardware como el del iMac con una pantalla de estas características, pero tampoco lo había hace cuatro años. Lógicamente, el precio a pagar por un equipo con esta lista de especificaciones también está fuera del mercado general y de las líneas de entrada de los diferentes fabricantes. En este punto, Apple sigue cuatro años por delante de la competencia en lo que a unión del hardware y software se refiere, y fuera de los gustos personales, también en el impacto de la eficiencia del diseño y de la conjunción de todos los factores del propio iMac.

Quizás este es el punto más arbitrario del iMac; en general, de todos los iMac. Si las fortalezas del modelo 5K siguen siendo las mismas que ya lo eran en su lanzamiento, también lo son sus debilidades: el diseño general del equipo era sobresaliente en 2015, pero a día de hoy los marcos de la pantalla, aunque en el día a día pasen desapercibidos, sí que se antojan más grandes de lo que nos gustaría. Lo mismo con la distribución de los puertos: siguen en el mismo sitio que desde la llega del iMac G5, y en según que entorno dificulta enormemente una tarea sencilla como conectar un USB o una tarjeta de memoria. Esto no es ni bueno ni malo, es algo implícito al diseño del equipo, y ya que estamos ante una renovación de especificaciones y no un salto generacional, es bastante asumible, por mucho que sea de esas pequeñas cosas que uno esperaría que Apple mejorase en este tiempo extra.

Y es que aunque que se trate de un diseño continuista o de una renovación silenciosa, si que hay algunos aspectos que siguen sin solucionarse tras estos años (contando con la puesta a punto de 2017): la cámara FaceTime sigue haciendo sombra a la calidad general del equipo y a la magistral calidad de su pantalla, y el sonido, en un equipo de estas características, tampoco ha dado un salto cualitativo propio del que se espera de un equipo de este precio, más si tenemos en cuenta las mejoras que Apple ha sido capaz de acuñar en un dispositivo de reducidas dimensiones como el iPad o iPhone, en los que cada milímetro de hardware cuenta.

El resto de quejas no tienen tanto que ver con nuestra unidad de análisis sino con lo que ofrece el modelo de entrada: 8Gb de RAM no pueden seguir siendo el estándar, como tampoco lo puede ser el Fusion Drive. Porque aunque los números brutos no importen, sí que empañan la experiencia. Lógicamente, el trabajo con un Core i9, 16GB de RAM, 512 SSD y la Radeon Pro Vega 48 dista mucho del modelo básico del iMac de entrada, pero el día a día, desde el punto de vista del usuario general, no es muy diferente de lo que ya nos aportaba la primera y segunda generación del iMac 5K.

Las grandes diferencias que dan valor a este iMac de 2019 las apreciarán aquellos que hacen de la realidad virtual, del desarrollo o de la edición de vídeo y foto su día a día, situaciones en las que el desempeño que ofrecen los nuevos procesadores es sobresaliente, y la conjunción con los nuevos gráficos Radeon Pro Vega 48 hacen del iMac 5K la mejor alternativa para aquellos que no pueden permitirse un iMac Pro pero quieren un equipo de escritorio de Apple con pantalla Retina. Así ha sido en todas nuestras pruebas, en la que el iMac es ganador tanto si lo comparamos con los actuales equipos profesionales portátiles de Apple, como con las generaciones anteriores.

Al final, el equipo brilla en todos los aspectos como nos tiene acostumbrado las compañía, y lo hace aún más en tareas específicas como la exportación en 4K o conversión de grandes cantidades de vídeo. Por ello, según las necesidades personales, cada cuál uno tendrá que ver si le compensa respecto a lo que ya tiene y si encaja en sus necesidades, más si tenemos en cuenta que la línea que separa nuestro equipo de pruebas con el iMac Pro más básico es más que reducida, y la sombra del nuevo Mac Pro está cada vez más cerca. Por estos dos puntos hemos querido centrar más nuestras pruebas en la parte no profesional del espectro al que apela este equipo de escritorio de Apple, pero como decimos, también supone un salto para aquellos que quieran reemplazar su equipo de trabajo actual con la última hornada de procesadores de Intel y mantenerse dentro del ecosistema de Apple.

Sea como sea, el salto en esta renovación del iMac, tanto desde el punto de vista cuantitativa como cualitativo es obvio. Es el Mac más potente de Apple fuera de la línea Pro, su pantalla sigue sin tener rival en el mercado de los equipos de escritorio, teniendo en cuenta incluso el factor precio, y sigue siendo la máquina perfecta para aquellos que buscan excelencia, diseño comedido y potencia sin necesidad de pagar el precio de la gamas profesionales de Apple.

Conclusión

El iMac 5K sigue siendo uno de los equipos más competente de Apple tanto en precio como en especificaciones. La inclusión de nuevos procesadores y opciones de gráficos suponen un salto muy interesante respecto al modelo anterior, y la pantalla 5K del iMac sigue sin tener rival, ni dentro ni fuera de Apple.

Su diseño, en conjunto con lo que ofrecen los los procesadores de novena generación de Intel y los gráficos Pro Vega de AMD, hacen del iMac la mejor compra fuera de la gama profesional la compañía y, sin duda, el equipo más completo y de mayor calidad que podemos poner en nuestro escritorio dentro del ecosistema de Apple.

Pros

  • La pantalla sigue siendo sobresaliente.
  • Igual de silencioso y fresco que siempre, pero más potente.
  • Las nuevas opciones de gráficos supone un salto sin precedentes para la VR o la edición de vídeo.
  • Más opciones de configuración que nunca.

Contras

  • Lo limitado de sus especificaciones en la gama de entrada.
  • La cámara FaceTime HD sigue siendo un lastre.
  • Los marcos, demasiado abultados en los tiempos actuales.

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